Datos de la última Casen detallan el nuevo mapa de la pobreza en el país

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24/08/2020 GENTE EN EL PASEO AHUMADA Mario Tellez / La Tercera CORONAVIRUS - COVID 19 - PANDEMIA - EMERGENCIA SANITARIA - PLAN PASO A PASO - DESCONFINAMIENTO - COMUNAS - SANTIAGO - GENTE - CAMINANDO - TRANSITANDO - AGLOMERACIONES

Entre la información adicional que muestra el sondeo, se verifica más pobreza en menores, en adultos jóvenes y también en los trabajadores menos calificados, lo que da cuenta del efecto de la crisis de empleo. Entre los inmigrantes, los más pobres vienen de Haití y Bolivia.


La crisis de la pandemia del Covid elevó la pobreza por primera vez en Chile en dos décadas y golpeó con más fuerza a los jóvenes, las mujeres, los trabajadores con menor calificación y los inmigrantes.

Así lo muestra una revisión en detalle de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen), divulgada esta semana: el porcentaje de personas en condición de pobreza pasó del 8,6% de la población en 2017 al 10,8% en la versión actual, lo que afecta a 2.112.185 personas.

La mala noticia fue menos mala que en otros países de la región, donde la cifra ha saltado mucho más. Y menos mala de lo que podría haber sido: según estimaciones de la Cepal, sin las ayudas estatales, la cifra podría haber subido al 13,7%. La encuesta liberó nuevos antecedentes y una base de datos -revisada por Pulso- que permite distinguir dónde y cómo estaban distribuidas las personas en condición de pobreza en el país.

Considerando el total de pobres en el país, la distribución se asimila a la de la población por región, aunque no exactamente, concentrando la mayor cantidad en la Región Metropolitana -donde vive más gente- con el 34,7% del total de pobres (con el 41,8% de la población), seguida por Valparaíso, con el 10,6%, y Biobío, con el 10,4%.

Si se revisa el porcentaje de personas bajo la línea de la pobreza por cada región, nuevamente el nivel más alto lo registró La Araucanía, con un 17,4%, y la que más aumentó en relación a 2017 fue Tarapacá, que pasó del 6,4% y ser la duodécima entre las con mayor pobreza al 14%, siendo ahora la tercera más alta.

Mirando las regiones por sexo, la mayor diferencia en la tasa de pobreza entre hombres y mujeres está en Atacama: afecta al 8,1% de los hombres de esa región, frente al 10,7% de las mujeres.

También se ven diferencias en la distribución del ingreso entre las regiones por decil de ingreso autónomo, lo que refleja también la composición de la comunidad en cada zona. Por ejemplo, en La Araucanía el 16,6% de los hogares pertenece al primer decil -según los promedios nacionales-, y solo el 4,7% está en el décimo decil, el que concentra los mayores recursos. Mientras, en la RMla situación es inversa: el 8,5% de sus habitantes está en el primer decil y el 15%, en el décimo (ver infografía).

El impacto del empleo

Al revisar más datos demográficos a nivel país, se registra que las tasas más altas de pobreza están en los menores de edad. Entre 0 y 17 años el porcentaje llega al 15,6% de esa población, el que sube al 17,1% si se considera solo a los niños y niñas entre 0 y 3 años.

A medida que se va a avanzando en bloques de edad la pobreza va disminuyendo, alcanzando su menor nivel entre las personas de 60 o más años, donde llega al 5,6%. En relación a los datos 2017, ese segmento también es el que vio crecer de forma más acotada la pobreza, con un alza de solo 1,1 punto porcentual (desde un 4,5%). Mientras en el grupo de adultos más jóvenes, entre 18 y 29 años, el alza fue de 3,5 puntos porcentuales, hasta un 12%.

El director del Centro deEncuestas UC, David Bravo, explica que “los jóvenes son el grupo que en términos porcentuales experimentó una mayor caída en el empleo en 2020. Si se compara con la situación prepandemia, el grupo menor de 25 años tuvo una reducción del 48% en el empleo en los datos del INE (entre febrero y julio de 2020), cuando, como se sabe, a nivel nacional la pérdida fue de 1,99 millones de empleos (que para el promedio representa una caída del 22%)”.

Esta falta de empleo también tuvo impacto en las personas con menores calificaciones laborales. En el grupo de entre quienes no tienen educación formal la pobreza llega al 17,4%, la que va disminuyendo a medida que se tienen mayores niveles de escolaridad. De hecho, entre los que tienen educación terciaria o profesional completa la pobreza solo alcanza al 1,6% y, entre quienes tienen posgrado, al 1,4%.

“La recuperación del empleo de aquellas personas con educación básica ha sido del 22%, y del 2% para quienes tienen media incompleta, en contraste con los de educación universitaria, quienes no solo recuperaron los empleos perdidos, sino que estos son superiores en el 7% al nivel prepandemia”, añade Bravo, puntualizando lo clave que fue el shock del mercado laboral en el alza de la pobreza.

Por su parte, la economista de LyD, Paulina Henoch, añade que, “por lo general, los hogares con integrantes jóvenes, donde están los niños, tienen más integrantes y son donde hay más personas que dependen del adulto que genera ingresos. Mientras que los hogares con adultos con más de 60 años son de menor tamaño y existe una política de pensiones muy importante que permite que exista una menor pobreza”.

Pobreza en inmigrantes

Otro de las datos que se publicaron durante la semana es el fuerte salto de la pobreza entre los inmigrantes, desde el 10,8% en 2017 al 17%, lo que equivale a 201.314 de los 1.185.272 contabilizados. Al ir al detalle, del total de inmigrantes bajo pobreza, el 27% corresponde a venezolanos, en línea con la mayor presencia de esa comunidad en el país, seguidos de peruanos (21,4%) y bolivianos (13,8%).

Por porcentaje de pobreza dentro de cada comunidad, la más pobre es la de Haití, con un 30,5% de su población en el país en esa condición, y subiendo 10 puntos respecto a 2017. Le sigue la de Bolivia, con un 30,3%, y Perú, con un 23,7%. Venezuela tiene un 11,3% bajo la línea de pobreza.

Patricia Rojas, presidenta de la Asociación de Venezolanos en Chile, indica que la crisis “es particularmente más dura con la población migrante, ya que tiene menos redes de apoyo que los nacionales. También es importante destacar los retrasos para los trámites de visados de residencia, lo que se traduce en que las personas que todavía no tienen RUN o lo tienen vencido esperando un nuevo visado, no han tenido acceso a las ayudas sociales disponibles, y si han perdido sus empleos es muy difícil acceder a nuevos con su documentación vencida”.

En este contexto, Patricia Rojas explica que la comunidad “más afectada es la venezolana, ya que es una comunidad que ha llegado a Chile de manera más reciente y, por lo tanto, sufre más por los retrasos”.

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