El duodécimo Reporte de Insolvencia de Chile (RIC), trabajo conjunto de Fix Partners Advisors y Castañeda, Chadwick & Pino Abogados, que aborda el primer trimestre de 2024, develó que la deuda reestructurada de empresas en insolvencia en el país alcanzó su mayor registro desde 2014.
Entre enero y marzo de este año, la deuda reestructurada ascendió a US$ 718 millones, mientras que en igual periodo del año anterior fue de US$178 millones. Los principales sectores que registraron acuerdos de reorganización judicial fueron: entretenimiento, agricultura y minería.
El CEO de Fix Partners Advisors, Ernesto Solís, explicó a Pulso La Tercera que “en el primer trimestre de 2024 tuvimos otro caso emblemático de alto monto de deuda reestructurada, que fue el de Enjoy, con una deuda de $321 mil millones. Este caso es interesante, puesto que es la segunda vez que esta empresa entra en un proceso de reorganización judicial (ambas en Chile). Claramente, no se cumplieron las hipótesis que se plantearon en el primer plan de pago de Enjoy (en el año 2020). Siempre queda la duda de si el plan de pago que se planteó estaba muy apretado, de manera que se logra aprobar en el proceso de salida del Acuerdo de Reorganización Judicial (ARJ), pero tiene una baja probabilidad de cumplirse en el mediano plazo”.
“Los otros casos de este período, consistentemente, están asociados a tres industrias muy golpeadas por los desequilibrios macroeconómicos de los últimos años: sector agrícola (Chisa S.A.), sector construcción (Inmobiliaria Arbolda) y el sector comercio (Chile SeaFoods)”, explicó.
“Los principales sectores afectados siguen siendo construcción, agrícola y comercio/retail. Además, tuvimos un caso en el sector entretenimiento (Enjoy) y otro en minería (Sierra Atacama)”, añadió.
En tanto, Luis Felipe Castañeda, socio de Castañeda & Pino Abogados, planteó que “algunas cifras macroeconómicas han mostrado una leve mejoría, lo que ha llevado a algunas autoridades a proclamar la solidez de nuestra economía. La verdad es que se trata de datos positivos pero aislados, que no permiten extraer conclusiones definitivas a mediano y largo plazo”.
De hecho, manifestó que “a partir de lo anterior es posible concluir que, como ha venido ocurriendo, el número de empresas que pudieran entrar a Procedimientos de Reorganización Concursal se incremente. Sin embargo, ello no necesariamente va a verse reflejado en las estadísticas, toda vez que se advierte una tendencia a intentar desjudicializar las reestructuraciones financieras por parte de algunos acreedores del sector financiero. Finalmente, estimamos que las dificultades financieras afectarán en forma transversal a todos los sectores productivos, aunque siempre con especial atención a la construcción, empresas ligadas a algunas actividades primarias y relacionadas con la tecnología”, agregó.
Recomendaciones
Ernesto Solís advirtió que “sigue siendo preocupante que los casos de ARJ en Chile sean de medianas/grandes empresas (medido por el monto de deuda reestructurada). Con la modificación de la Ley 20.720 (Ley 21.563) se crearon condiciones para que empresas de menor tamaño pudiesen acogerse a procesos judiciales de reestructuración. Tal vez se podría esperar que firmas de menor tamaño empiecen a considerar a la ARJ como una herramienta válida de reestructuración”.
En ese sentido, indicó que “las condiciones macroeconómicas han mejorado, pero hay que recordar que los procesos de insolvencia son graduales y dependen mucho de condiciones internas de las empresas. En Chile tenemos un problema endémico de innovación y productividad. Por ejemplo, uno podría discutir que el caso Huachipato se debió a una distorsión en los precios de venta, o en la baja capacidad de innovación de la empresa. Existen varias alertas de pérdida de competitividad que han salido recientemente en la prensa y están bien documentadas; sector forestal, minero, manufacturero y agrícola. Si a eso se suma la mediocridad que existe en el mundo político, donde no hay una mirada de largo plazo del país para desarrollar políticas públicas que incentiven el crecimiento, es probable que muchas empresas de estos sectores lleguen a situaciones de insolvencia”.
“Siempre es fundamental tener visibilidad y control de los flujos de caja de la empresa. Los empresarios tienen que entender cómo la compañía convierte las ventas en la caja y cómo es la estructura de egresos de caja (proveedores, remuneraciones, etc.). No basta con una mirada contable de la empresa. Tiene que saber mirar al futuro forward looking, de manera de anticiparse a posibles déficits de flujo de caja, y tomar acciones preventivas con tiempo”, acotó.
“Por el lado del financiamiento, cada vez más hay oferta privada para financiar y reestructurar los créditos. Los bancos son instituciones muy reguladas y poco flexibles en procesos de reestructuración. Está apareciendo una interesante oferta de fondos privados de deuda, que permiten mayor flexibilidad y velocidad (pero a un mayor costo), en una situación de insolvencia. Pueden ser una excelente alternativa, pero se recomienda validar las credenciales de estos fondos, de manera de evitar posibles riesgos”, concluyó.