Hasta la comuna de Diego de Almagro, en la Región de Atacama, llegó este martes el ministro de Energía, Diego Pardow, para participar en la inauguración de la primera planta de almacenamiento de la canadiense Innergex, compañía que opera unidades con una capacidad instalada de 704 MW.
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Desde allí, Pardow analizó los desafíos que enfrenta el sector eléctrico para evitar mayores vertimientos de energía renovable, asegurar la rentabilidad de las empresas y al mismo tiempo gatillar bajas en las cuentas de la electricidad de los clientes regulados. Una labor que por estos días mantiene al secretario de Estado enfocado en el trabajo con la industria y los parlamentarios.
“Esta planta estamos inaugurándola hoy porque hace dos años, Innergex tomó de decisión de invertir de su propio bolsillo, en una decisión que nadie estaba tomando en ese momento, que era invertir en baterías para hacer más flexible un parque fotovoltaico. Cuando hablé con el gerente general de la empresa, me dice que Chile ha sido un gran socio comercial y que además tienen un tremendo equipo aquí”, reflexiona Pardow, quien resalta que la firma adoptó la decisión en la mitad de una elección presidencial y con un proceso constitucional abierto.
Hoy hay una nutrida cartera de proyectos de almacenamiento, pero el Coordinador ha alertado sobre la necesidad de contar con más capacidad. ¿Cómo pretende acelerar el gobierno el despliegue de este tipo de proyectos?
Efectivamente, sólo en la región de Atacama, en la subestación Nueva Cardones, lo que determinó un estudio reciente del Coordinador Eléctrico Nacional, se necesitan 200 MW por 8 horas, algo así como cuatro a cinco veces el tamaño de este parque fotovoltaico con almacenamiento. Y en el caso de la subestación Cumbre, estamos hablando de 400 MW por 6 horas, ocho a diez veces el tamaño de los 50 MW que están instalado aquí. El desafío es encontrar los mecanismos regulatorios que permitan acelerar el paso. Parte de ese camino ya lo hemos recorrido, trabajando en conjunto con el Sistema de Evaluación e Impacto Ambiental (SEIA), lo que nos permitió dar certezas de que, ya sea la hibridización de parques existentes, como la presentación de parques stand alone, o que se dediquen al arbitraje de precios por su propia cuenta, no van a tener una tipología de ingreso específica, lo que significa que -salvo que sean susceptibles de ingresar al SEIA por otras razones, como estar en un Parque Nacional- no van a necesitar ingresar al sistema para comenzar a operar. Estamos trabajando de manera acelerada, en conjunto con la industria, para presentar dentro de este año el nuevo reglamento de potencia; que empecemos a trabajar el nuevo reglamento de coordinación y operación; y esperamos que este año se materialice una nueva licitación de suministro a clientes regulados que contempla un premio específico para la flexibilidad, que por cierto incluye la posibilidad de incorporar baterías. Y seguimos trabajando en conjunto con la comisión de Minería y Energía del Senado, en un paquete de indicaciones que incluye precisamente la materia de almacenamiento.
¿Cuánto puede impactar esto en los precios que se pueden ofertar en los procesos de licitación, para materializar esa promesa de que la energía renovable hará bajar la cuenta de la luz?
Aquí hay que entender los fundamentales de la economía financiera de los proyectos renovables, y es que la energía limpia es más barata que la energía fósil, en cualquier dimensión. Si uno consigue establecer los mecanismos necesarios para apalancar las inversiones que hay que hacer en energía renovable, este salto tecnológico va a significar una reducción en las cuentas de las personas. Entiendo la dificultad de muchas personas que ven que las cuentas únicamente suben, pero eso es por una coyuntura bien específica que tiene que ver más bien con la economía fósil que está detrás de muchos de los mega wats que hoy día generamos. Todavía somos muy dependientes de la generación fósil, ya sea directamente o por los polinomios de indexación que están incorporados en los contratos, y por lo tanto seguimos expuestos a eso. La manera de salir de ahí es con más energía limpia, y por eso tenemos que redoblar nuestra apuesta por energía limpia. Ahora, parte del acuerdo con lo senadores es que esta inversión necesaria en nueva tecnología tiene que ser protegiendo a los consumidores y en eso estamos trabajando, en un mecanismo de licitación de sistemas de almacenamiento que, en caso que el mercado no sea capaz de acelerar su paso, permita suplir el remanente de una manera que proteja la exposición a mayores precios de energía a los consumidores.
¿Cómo conversa esto con la mesa de descarbonización que desarrollan con la industria, para revisar las metas a 2030, sin poner en riesgo al cliente final por el retiro de una energía más barata?
El precio del carbón se multiplicó por cuatro durante los últimos años, llegó estar incluso más arriba del gas natural. En un horizonte de largo plazo puede ser que efectivamente el combustible fósil sea más barato, pero hay que ver si esa condición se cumple o no. Históricamente lo había sido, pero durante un tiempo no lo fue. Sin perjuicio de eso, nuestra mesa para el retiro de centrales a carbón tiene un compromiso de que, sin perjuicio del precio efectivo del carbón, hay que avanzar en tecnologías limpias porque son más baratas. Son más limpias, más baratas y además dependen de lo que ocurre en Chile, no de lo que ocurra en otras partes del mundo. Tanto porque es más barata, como porque es más segura en el acceso al energético y como también es más limpia, tenemos un compromiso país para el retiro de las centrales carboneras. Ahora, esto tiene que hacerse de manera ordenada y eso supone poner el esfuerzo, tanto en las inversiones habilitantes -especialmente en materia de transmisión y también de almacenamiento- que hay que hacer, como también en las oportunidades tecnológicas que existen hoy día para reconvertir centrales termoeléctricas, lo que permite, a su vez, que no solamente retiremos emisiones globales como locales, sino que conservemos actividad económica en esas comunidades.