Bonos, acciones, depósitos a plazo, materias primas y propiedades aparecen como las primeras palabras que se mencionan como opciones para invertir, pero también existen activos no tan tradicionales donde las personas están interesadas en destinar su dinero y uno de ellos es el arte. Obras de renombrados artistas son adquiridas por millones de dólares, pero no solamente para adornar las casas o robustecer colecciones personales, sino como un activo financiero para obtener ganancias y/o diversificar las inversiones.

Ante esta tendencia, ligada a personas de importantes fortunas, es que los investigadores de Clapes UC, Arturo Cifuentes y Ventura Charlin, elaboraron un libro que busca ser una ayuda para los inversionistas en este exclusivo rubro y que está asociado a algo considerado tan subjetivo como el gusto. Esto, para saber identificar las distintas variables que influyen en la evaluación y evolución de estos activos ligados a grandes nombres del arte o promesas en esta actividad.

Arturo Cifuentes, tiene una larga trayectoria en la academia y finanzas y fue el único chileno que declaró ante el Senado norteamericano para la crisis subprime. Fue miembro del Comité de Inversiones que maneja los fondos soberanos del Estado de Chile e integrante del directorio de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales del California Institute of Technology (Caltech) por dos períodos y profesor del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile y la Universidad Adolfo Ibáñez.

Su nuevo libro, “El valor del arte: Herramientas financieras para los mercados del arte” se publicará a principios de agosto en su versión digital y en inglés, según Amazon, y busca convertirse en una lectura obligada para los inversionistas de este mercado. La idea del texto es entregar recomendaciones para estimar los retornos esperados para las obras de arte, estrategias de inversión, reflexiones sobre temas pertinentes a la industria y al coleccionismo, y riesgos, entre otros temas relacionados a este mercado.

“Detallan cómo aplicar a los mercados del arte las herramientas y técnicas financieras y estadísticas utilizadas para evaluar inversiones más tradicionales, como acciones, bonos y bienes inmuebles”, acota la reseña del libro en su oferta de preventa.

No hay receta mágica

No obstante, los autores también advierten que “no tenemos una ecuación mágica para predecir qué artistas estarán de moda el año que viene o si las Marilyns de Andy Warhol superarán al S&P 500 en los próximos cinco años. Pero creemos que las herramientas que hemos descrito pueden ser útiles para tomar mejores decisiones de inversión relacionadas con el arte, descubrir tendencias y relaciones interesantes entre el mérito artístico y los datos financieros”, dice el texto en sus páginas finales y al que obtuvo acceso Pulso antes de su lanzamiento oficial.

De esta forma, el texto considera que, para estimar el retorno de las obras, se debe considerar el método de las ventas repetidas (donde los clientes buscan los mismos artículos o servicios que habían comprado y consumido anteriormente) y el modelo hedónico (donde se estima el valor en base a factores objetivos y subjetivos), entre otros factores.

Sin embargo, el mismo libro también advierte que “en el mercado del arte, sólo podemos estimar la rentabilidad, no calcularla con precisión. De hecho, no existe la rentabilidad correcta”.

Ante ese problema, el texto también plantea la dificultad de los índices en relación al mundo del mercado del arte a la hora de seguir la rentabilidad que puedan tener el conjunto de obras de algún artista. Esto, ante la opacidad que existe en el rubro que solamente se puede conocer con certeza los valores de mercado de algún trabajo en subastas públicas y se desconocen los montos en transacciones reservadas o entre privados.

Entre los artistas nombrados dentro del documento que analiza el mercado del arte están: Joachim Anthonisz Wtewael, Vincent van Gogh, Salvador Dalí y Peter Paul Rubens, entre otros.

Además, el libro resalta que, al igual que en el mundo de coleccionismo, el mercado del arte se enfrenta a un escenario de escasa liquidez, elevados costes de transacción y gran volatilidad a la posibilidad de que cambien las tendencias dentro de los gustos.

Otro de los temas que explora son los préstamos respaldados por obras de arte y cómo evaluar el riesgo asociado desde la perspectiva del prestamista y el mundo de las subastas.

El color importa

Sobre las obras mismas, los autores establecen, entre uno de los factores, una relación del precio de la obra que también se vincula a las pinturas que utiliza y las paletas de color: “Los atributos relacionados con el color tienen una gran importancia y explican por qué las personas prefieren los azules a los rojizos y explican una parte importante de la variación de precios”.

Mientras que el libro también se dedica a hablar de la inversión en el arte y su relación con la tecnología. Esto, en base a la llegada de los token no fungible (NFT, por sus siglas en inglés). Así, los autores dialogan con la mirada donde se rechaza esa idea, de los más entusiastas por esta tecnología, que ven una ventaja en la poca regulación que tiene.

Claramente, lo que el mercado del arte necesita es una combinación de regulación inteligente, como una autoridad de cumplimiento global, más cierta estandarización en lo que respecta, por ejemplo, a la emisión o acuñación de tokens. Un conjunto fragmentado de blockchains en el que haya poca supervisión y la gente pueda acuñar NFT sin que ninguna autoridad competente examine la información parece el camino equivocado para mejorar la eficiencia del mercado del arte”, apuntan los autores.