En una elección donde las mujeres se llevaron una histórica mayoría de votos, la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA) de Chile renovó su directorio el mes pasado, eligiendo por unanimidad a Mónica Álvarez de Oro como la presidenta del gremio. Así, Álvarez logró ser la primera mujer en liderar la AOA, que agrupa más de 180 oficinas de arquitectura y que tiene a cargo cerca del 80% de los proyectos que se construyen en el país al año.
En los dos años que dura su mandato, la profesional dice que buscará que se materialicen políticas públicas que avancen hacia la construcción de una ciudad menos desigual y segregada. Además, espera que tome más protagonismo la importancia de la eficiencia energética y el cuidado del medioambiente en todas las etapas de construcción dentro de su rubro.
¿Cómo hará frente la AOA a la crisis sanitaria y social que vive el país?
-Hemos estado trabajando en varias instancias gubernamentales, presentando propuestas para enfrentar las problemáticas que tienen las ciudades. Ahora falta hacer las bajadas y que sean reales en el marco legal y de políticas públicas. Eso es lo más difícil y es el paso que queremos impulsar ahora.
¿Cree que estos temas se han posicionado durante las crisis?
-Son temas un poco velados, porque en esta crisis se destacan problemas que son mucho más visibles y que demandan soluciones más rápidas. Pero las demandas de mayor equidad e integración se pueden solucionar en gran parte con una ciudad bien resuelta.
¿Cómo cree que se han construido las ciudades en Chile?
-Son bien desiguales y súper segregadas. Por ejemplo, las comunas en Santiago tienen una propia miniciudad y se gobierna un poco por sí solas. No hay políticas públicas generales (o son muy básicas) que den ciertas directrices sobre cómo construir la ciudad. Entre comunas vecinas, a veces, tienen políticas muy opuestas en uso de suelos, densidades, alturas y no hay un relato central sobre cómo debe ser la ciudad en el global.
¿Cómo debe ser la ciudad, entonces?
-La ciudad es un organismo vivo, que crece y se mueve, donde a veces hay políticas públicas que se implementan, no resultan y hay que dar pie atrás. Tras esta crisis van a cambiar muchas cosas, como la forma en que vamos a ir trabajar o vamos a seguir viviendo. Hay que repensar muchos temas en la ciudad y para eso tiene que existir alguien que esté sobre los planos reguladores comunales y sobre las comunas para darles directrices.
¿Cuál es el mea culpa desde la AOA sobre su rol en la construcción de la ciudad?
-En ocasiones estamos solos en nuestras oficinas proyectando temas de edificación o de ciudad. Esa poca interacción entre nosotros nos llevaba a ser demasiados unitarios y estar viendo cosas muy puntuales, y nos falta tener esta visión más global y holística de lo que es la ciudad. Por lo tanto, es importante que nos agrupemos en asociaciones gremiales como la AOA o el Colegio de Arquitectos.
¿Cuál es el panorama para las oficinas de arquitectos en medio de la crisis económica que se proyecta?
-Súper complejo. La construcción en todas las crisis es la primera que se afecta. Esto es distinto a un terremoto, a un tsunami o un huracán, que pasan y se tiene que reconstruir. Ya hay un decrecimiento en la construcción, en las ventas inmobiliarias, que va a seguir bajando y no se sabe cuándo va a parar. Y los pocos particulares que todavía están presentando proyectos en las municipalidades, no los están dejando hacerlo de forma remota, pese a que hay una circular del Ministerio de Vivienda para agilizar este tipo de trámites. Pero no fue clara para estos casos en particular.
¿Y cómo se puede hacer frente a este panorama?
-Es difícil preverlo. Algunas de las herramientas pueden ser incrementar y hacer más trámites en línea. Además, estamos en conversaciones con el Ministerio de Hacienda para ver cómo podemos enfrentar este panorama y de cara a tener nuevos proyectos (tras la crisis sanitaria). Esto, en todo lo que se refiere a permisos, para que sea más fácil de impulsar el sector y que no se pongan cortapisos. Tratar de remar para el mismo lado para salir lo más rápido posible de la crisis. Esperamos que tras la crisis no se pare la construcción ni los proyectos inmobiliarios, pese a que el Estado dice que va a seguir con sus proyectos. Sin embargo, hay un montón de recursos que se están yendo para otros lados. En ese sentido, también hay una incertidumbre total.