Un promedio sobre los US$20.000 millones en ingresos anuales registra la industria de distribución minorista de combustibles en Chile en los últimos cinco ejercicios. Un mercado dominado por tres actores, liderado por Copec y Enex -controladas por las familias Angelini y Luksic, respectivamente-, y en el que Aramco, la gigante petrolera saudita, pretende irrumpir tras la adquisición de Esmax Distribución SpA, firma que opera en Chile la licencia de la marca Petrobras. Una operación que requerirá del análisis habitual de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) para su aprobación, fase que en la península de Arabia esperan que concluya dentro del último trimestre de 2023.
La saudita ingresará a competir en la tercera posición. En 2022, Esmax representó un 13,4% de la participación de mercado. Lejos del 57,9% de Copec, cuya cuota aumentó al 59,22% a junio de 2023, según reportó a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF). Enex, en tanto, ronda una participación del 25,7%.
Sin embargo, dicha industria es mucho más que la comercialización de derivados del petróleo. Existen una serie de mercados y submercados de combustibles líquidos, que pasan por la importación, refinación, transporte, almacenamiento y distribución para la venta minorista de los carburantes.
En ese sentido, la última parte representa cerca de la mitad del total del volumen de ventas que realizan las compañías distribuidoras. Según cifras de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) a 2022, de los 18 millones de m3 en combustibles líquidos vendidos por el total de las compañías distribuidoras, el 49,2% fue al canal minorista, mientras que el 33,3% provino de ventas directas -correspondientes a tratos directos con empresas-, y el 10% fue a distintas empresas de transporte. En tanto, el 7,3% correspondió a las ventas realizadas en aeropuertos nacionales.
Otro aspecto relevante para el negocio pasa por el rol de la logística a lo largo de la cadena de abastecimiento. Esta se inicia con la disponibilidad de combustible desde buques tanques y/o oleoductos para los distintos terminales. De allí que el almacenaje juegue un rol clave. En esa línea, Esmax también refleja una menor participación, al contar con una capacidad de almacenaje total de 197 mil m3, distribuida en 10 plantas. En cambio, tanto Enex como Copec cuentan con 14 plantas. Eso sí, sus capacidades difieren notoriamente. Mientras la filial de Invexans -controlada en 100% por Quiñenco, el holding de inversiones de los Luksic- puede almacenar 200 mil m3, la compañía de los Angelini cuenta con 558 mil m3 de capacidad. Más del doble para el mismo número de plantas.
En transporte, en tanto, las cifras públicas son menos detalladas. Esmax declaró tener 113 camiones para la distribución de combustibles en 2022. Copec no reveló sus datos al mismo período, mientras que Enex se limitó a especificar que su flota de camiones recorre cerca de 2,3 millones de kilómetros al mes en promedio.
El rol de Enap
Pese a las capacidades propias con que cada uno de los tres principales actores de la industria cuenta en términos de almacenaje, en la disponibilidad de combustibles en el país la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) cumple un rol preponderante. La estatal tiene dos líneas de negocio, siendo la de refinación y comercialización (R&C), por lejos la más relevante.
Dado que Chile no cuenta con reservas relevantes de petróleo, el país importa la mayor parte de su consumo. Allí, la estatal es la protagonista a la hora de refinar casi todo el crudo que es traído al país. Por cada barril, se obtiene alrededor de un 28% de gasolinas, un 32% de diésel, 8% de kerosene y 12% de fuel oil. En tanto, del resto se obtiene gas licuado de petróleo, y otros derivados, como el propileno y varios más.
Luis González, experto en energía de Clapes UC, explica que la importación y refinación para la industria en Chile significan fases donde el margen de ganancia está ligado al precio de importación de la materia prima, además del costo del transporte, por lo que “la situación está prácticamente dada”.
Actualmente la capacidad de refinación está dada por las refinerías de Enap, ubicadas en Aconcagua y Biobío, y que “están cubriendo prácticamente todo el mercado”. Con todo, las distribuidoras también deben importar parte relevante de los combustibles ya refinados.
“Hay un mercado que está determinado por las señales de precio a mayoristas que da Enap, y después hay un margen de comercialización y distribución que traspasan a los consumidores cada uno de los actores, por sus puntos de estaciones de servicio. Esto depende de su ubicación geográfica”, comenta González.
Un informe realizado por la FNE en junio de 2020, recoge que este esquema, sumado al tamaño de la economía chilena, constituiría “una barrera natural a la entrada de competidores adicionales”.
Negocios anexos
Otro factor son las tiendas de conveniencia que cada distribuidor explota. La compra de Esmax por parte de Aramco le significará hacerse de 148 unidades de la marca Spacio1. Ello le significará obtener un 19% del total de este submercado -mayor a su participación en combustibles-. Copec, como en todo, lidera con 442 tiendas de conveniencia (301 tiendas Punto y 141 Pronto). En tanto, Enex cuenta con 208 unidades, entre las marcas upa!, upita y upa! Market.