En momentos en que Kamala Harris confirma semana tras semana su leve ventaja en las encuestas sobre el republicano Donald Trump, el mercado comienza a focalizar su atención en las propuestas económicas de la carta presidencial demócrata. Los resultados de los sondeos ilustran el giro que ha tenido la campaña presidencial desde que el actual Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de 81 años, abandonó su tambaleante carrera a la Casa Blanca hace un mes y medio.

Empoderada, Harris ha comenzado lentamente a ajustar, renovar y también profundizar las propuestas económicas progresistas centradas en la clase media que ya había lanzado Biden de cara a los comicios de noviembre próximo en Estados Unidos. Presionado por las encuestas, su contendor, el republicano Donald Trump, ha iniciado también una arriesgada estrategia de ataques personales en contra de Harris y ha reafirmado su propuesta de bajar los impuestos corporativos y aumentar los aranceles, especialmente a las importaciones chinas.

Kamala Harris, abogada de 59 años y actual vicepresidenta de Estados Unidos, anunció hace un par de semanas un paquete de medidas económicas que prioriza a la clase media y apoya la intervención estatal en los mercados. El plan busca subir los impuestos a las empresas (de 21% a 28%) y a los hogares de altos ingresos, dar exenciones fiscales para empresas que luchen contra el calentamiento global y que construyan viviendas asequibles, y restaurar el crédito tributario por hijos que se introdujo durante la pandemia, el que permite acceder a una desgravación fiscal de hasta US$ 6 mil por cada nuevo hijo, durante el primer año. Adicionalmente, se comprometió a entregar hasta US$25.000 en ayudas al pago inicial a cada comprador de primera vivienda durante cuatro años.

“En lugar del aumento de impuestos de Trump, aprobaremos un recorte de impuestos a la clase media que beneficiará a más de 100 millones de estadounidenses”, dijo hace dos semanas la candidata, tras aceptar la candidatura presidencial demócrata.

Especulación y socialismo

Sin embargo, la medida que más controversia ha generado en el mercado es la que apunta a terminar con lo que denomina la especulación en los precios de los alimentos en Estados Unidos. En medio de los duros efectos de la alta inflación durante los últimos años en el consumo de la familia estadounidense, Harris ha propuesto una prohibición federal a la especulación de precios de los alimentos y sanciones para castigar a las empresas que aumentan injustamente los valores de estos productos.

“Kamala Harris cree mucho más en un Estado fuerte, con un amplio rol en la economía, a diferencia de Donald Trump que tiene una visión más favorable al mercado como mecanismo de asignación de los recursos (... ) Lo más polémico que se ha mencionado hasta ahora es la idea de intervenir en la libre determinación de los precios. Es una medida que va muy en contra de la cultura estadounidense, muy propia de países subdesarrollados o en vías de desarrollo, y que tiene efectos negativos sobre la inversión y la producción en los mercados que son objeto de este tipo de regulaciones”, afirma el coordinador macroeconómico de Clapes UC, Hermann González, quien cree que, desde el punto de vista de los mercados, tampoco es visto “con buenos ojos” el aumento de los impuestos y de la regulación que propone la candidata demócrata.

Sin embargo, destaca la actitud más proclive de Harris a la apertura comercial, así como también una mejor disposición a la inmigración y un mayor respeto por las instituciones.

“Con todo, se debe tener en cuenta que se espera que ninguno de los dos candidatos tenga mayoría en las dos cámaras del Congreso, por lo que esta institución actuará como contrapeso a quien resulte electo”, indica el economista de Clapes UC.

Priscila Robledo, economista jefe de Fintual, destaca que ambos candidatos están muy enfocados en solucionar problemas económicos de la familia norteamericana como los altos precios de los alimentos y la vivienda. Recuerda, además, que a Harris se le endosa un grado de culpa por las alzas de los precios de los productos y la inmigración durante los últimos años.

“Harris es percibida por algunos como demasiado de izquierda. Ella misma reconoce que la prohibición federal a la ‘especulación’ en los precios de los alimentos que quiere imponer sería la primera en la historia. El problema de fondo de los precios no es que haya actores malos que especulan, y verlo así puede llevar a soluciones no óptimas que traen otros problemas más graves. De hecho, la campaña de Trump se cuelga de esta propuesta para argumentar que Harris es una socialista radical, buscando desalentar a los votantes que están más en el centro del espectro político”, explica Robledo, quien reconoce que la medida más polémica es la propuesta de mayor regulación de precios.

“Esta es una medida bien poco ortodoxa, especialmente en Estados Unidos, donde el libre mercado está mucho más arraigado que en otros países”, complementa la economista de Fintual.

Robledo dice que no es sorpresivo que una candidata demócrata como Harris proponga un aumento del impuesto corporativo y asegura que es altamente posible que se avance en el próximo gobierno con el crédito tributario por hijos, ya que el equipo de Trump también ha propuesto una medida similar.

El economista y socio de Gemines, Alejandro Fernández, coincide en que la medida más controversial de Harris es la de controlar los precios de los alimentos, aunque destaca que es idea difícil de implementar en la práctica.

“Harris, en términos generales, va a continuar la política de Biden, favoreciendo el desarrollo de ciertas actividades y el proteccionismo (...) A mediano plazo, ambas propuestas (Trump y Harris) son malas y van a reducir el crecimiento y pueden aumentar la inflación un tanto”, añade el economista.

Fernández cree, eso sí, que Harris sería “más respetuosa” con la independencia del Banco Central de Estados Unidos (Reserva Federal), frente a un Donald Trump que ha cuestionado durante el último tiempo su autonomía en el manejo monetario.

El problema fiscal

Sergio Lehmann, economista jefe de Bci, tampoco se muestra sorprendido por el plan para subir impuestos de Harris, pero sí alerta por el interés de la candidata demócrata por incorporar controles de precios a los productos alimenticios.

Además, el especialista en mercados internacionales apunta a que las propuestas de Harris no apuntan a los principales desafíos que tiene la economía de EE.UU. hoy, como son el desequilibrio fiscal y el impulso de la productividad a través de nuevas tecnologías.

“El foco más bien lo pone en mayor gasto público, financiado con alzas de impuestos. Ello no llevará a reducir el elevado déficit fiscal y arriesga con quitar impulso a la economía. Donald Trump, al otro lado de la mesa, plantea bajas de impuestos, que tampoco contribuyen a ordenar las cuentas fiscales. Ciertamente, los planteamientos de Harris y Trump dan cuenta de marcadas diferencias ideológicas”, plantea Lehmann.

Repara, asimismo, que los mercados aún miran desde lejos la contienda electoral, aunque no por mucho tiempo. “Por lo pronto, los mercados financieros miran con alguna distancia la carrera y no muestran reacciones relevantes a los planteamientos que se han ido poniendo sobre la mesa. No es descartable, sin embargo, que a medida que nos vayamos acercando a noviembre se reconozca una mayor volatilidad y atención a temas claves, como son la situación fiscal, comercio internacional, industria, inmigración y rol geopolítico”, añade el economista de BCI.

Priscila Robledo, de Fintual, piensa similar y dice que tanto las propuestas de Trump como de Harris tienen algunas políticas cuestionables. “La completa ausencia de planes para limitar el crecimiento de la deuda pública de parte de ambos candidatos es un tema de preocupación, que cada tanto vuelve a la mente de los mercados (...) En general, ninguno de los dos candidatos tiene la intención de apretarse el cinturón en términos fiscales; ambos quieren impulsar políticas expansivas. Ambos candidatos dicen que su prioridad será controlar la inflación, y ambos seguramente tomarán una postura anti-China, en alguna medida”, afirma Robledo.

Con todo, Alejandro Fernández estima que ninguno de los dos candidatos llevará adelante su programa de manera integral, dada la dificultad para controlar en su totalidad ambas cámaras por parte de los partidos en carrera. “Dicho esto, ninguno de los dos candidatos tiene una propuesta para controlar el déficit fiscal y ambos aumentarían el gasto público en términos netos”, concluye el economista de Gemines.