“En CCU tenemos la política de que los gerentes nos retiramos a los 60 años”, decía Patricio Jottar a La Segunda en 2012. “Me proyecto hasta los 60 años como ejecutivo”, repetía en El Mercurio en 2016.
El 6 de septiembre pasado, Patricio Jottar Nasrallah cumplió 60. Se marcaba la edad que había fijado hace prácticamente una década. No era una cifra antojadiza, CCU -controlado por el grupo Luksic y Heineken- tienen una política que justamente apunta a que a esa edad los ejecutivos deben dar un paso al costado. Existe la opción de prorrogar ese límite anualmente, de manera excepcional, por un máximo de cinco años: hasta los 65... pero sólo en casos puntuales. Así lo hicieron ver públicamente en 2014 cuando la matriz Quiñenco justificó de esa manera la salida del ex fiscal Manuel José Noguera, “cuyo alejamiento responde a la norma de la compañía de establecer el retiro de sus ejecutivos a los 60 años y, en casos excepcionales, a los 65, como ocurrió con Noguera”, decía la firma en un comunicado.
Hoy, desde Quiñenco aseguran que esa política ya no corre para la matriz. Su gerente general, Francisco Pérez Mackenna, acaba de cumplir 65 años la semana pasada, por lo que de aplicarse, debería dar un paso al costado. Pero aquello no ocurriría. Para su filial CCU, no obstante, esa norma continúa. Y de manera bastante estricta.
El objetivo es que las planas gerenciales se vayan renovando en línea con los desafíos de los nuevos tiempos, ha explicado la firma públicamente.
Al interior de CCU es un secreto a voces que su principal ejecutivo no seguirá por mucho tiempo más en calidad de gerente general. Lo visualizan en alguna posición directiva aguas arriba, situación que se ha repetido con otros ejecutivos de renombre.
El 13 de mayo de 1998, hace justo 25 años, el directorio nombró a Patricio Jottar como gerente general de su compañía de cervezas y bebidas. Asumió en julio de ese año y reemplazaba en el cargo a quien había sido su profesor en Ingeniería Comercial de la Universidad Católica -y de quien fue luego su ayudante- Francisco Pérez Mackenna. Este último pasó entonces a liderar la gerencia general de Quiñenco.
Jottar tomó una empresa que vendía $ 280 mil millones, casi US$ 600 millones de entonces. Hoy CCU factura diez veces más en pesos, lo que equivale a más de US$ 3 mil millones. Estaba sólo en tres mercados: Argentina, Chile y Perú; hoy está en siete. Y su centro eran el área cervecera, las bebidas no alcohólicas y el vino; una industria que Jottar desconocía. Su trayectoria era financiera: había pasado por Citicorp, luego por el grupo Santander: fue gerente comercial de Compañía de Seguros de Vida Santander y luego gerente general de Bansander AFP.
“Desde la perspectiva de gestión, el financiero y el de gran consumo son idénticos en lo esencial y diferentes en lo accesorio. Lo esencial es alcanzar entre todos los objetivos marcados; lo accesorio es que el financiero se hace atendiendo las necesidades financieras de los consumidores, en tanto que en el de gran consumo se atiende a las fisiológicas”, diría Jottar en una entrevista a la revista del IESE Business School en 2011. “Ambos son interesantes, pero obligado a escoger, me quedo con el sector real (de gran consumo), por el atractivo de producir ‘físicamente’ un producto”, añadiría.
Una de sus primeras tareas fue diseñar el plan estratégico para 1999-2021. Profundizar sinergias, nuevos mercados y reducción de costos fueron la base. En ese minuto también creó el área de recursos humanos, con el foco en buscar y retener talentos.
Quienes conocen a Jottar lo describen como una persona templada, trabajadora, atenta a las cifras y muy exigente en cuanto a resultados. “Delega, pero de todas formas está al tanto de todas las áreas”, señala un ex ejecutivo. Otros ponen el acento en su amabilidad: “Patricio es muy cercano a su equipo. Te puede cuestionar ciertas cosas, pero siempre de una manera muy amable. Y guiarte así a alcanzar las metas, lo que te hace respetarlo como líder aún más”.
Uno de sus lemas es: “Aquello que no se puede medir, no se puede gestionar, y sin gestión no hay crecimiento”.
La multicategoría fue su primer gran desafío. El grupo Luksic tenía como uno de sus fines generar una compañía diversificaba, condición para poder competir, lo mismo que proyectaba en Quiñenco. Y Jottar la impulsó activamente.
En el año 2000, CCU sumó el 50% de Cerveza Austral, luego llegaría Kunstmann; en 2003 entraron al negocio del pisco; en 2004, al de alimentos listos para su consumo con la compra de Calaf y Natur -luego se lo venderían a Carozzi-; y en 2008 con NutraBien, de la que también se desprendieron. En 2008 también sumaron Viña Tarapacá. En 2006, agregan el 50% de Watts. Y en 2010, suman la sidra al portafolio, para incorporar bebidas en polvo en 2015. Se constituyó como la primera empresa multicategoría del país; años después ese camino lo seguiría la multinacional Coca-Cola.
Tal transformación presentó un desafío no menor -cuentan exejecutivos-: capacitar a la fuerza de ventas para comercializar todo el portafolio. “Hoy uno de los grades activos de CCU es su equipo de ventas y comercialización”, dice un directivo. Su fuerza de ventas sólo en Chile supera las 900 personas. Y tiene 113.713 puntos de comercialización. A nivel global, estos crecen a 401.036.
Y con una competencia importante. En cervezas, CCU ha competido con el primer actor mundial: AB InBev, y han seguido liderando en Chile. En 2003, cuando ingresaron al rubro pisquero, dice un ejecutivo de la industria, Capel tenía del orden del 70% de participación. Hoy la firma de los Luksic tiene la mitad del mercado. “Patricio tiene la vocación de competir con los líderes”, dice un exgerente. La deuda -sostienen en el rubro- ha estado en bebidas: Pepsi, comercializada por CCU, no ha logrado destronar ni de cerca a Coca-Cola.
A toda esta expansión se sumó la llegada a Uruguay, Bolivia, Paraguay, y en 2016, a Colombia. Este último fue uno de los proyectos emblemáticos de Jottar. Varios confirman que tenía ese mercado “entre ceja y ceja”, hasta que logró sellar la alianza con el grupo Postobón y armar Central Cervecera de Colombia.
Su meta es seguir internacionalizando la compañía. Actualmente, del orden de un 30% de sus ingresos vienen de afuera.
El cambio de estilo
Uno de los momentos más complejos de su gestión fue la muerte del presidente de Quiñenco y de CCU, Guillermo Luksic, en 2013. Luego Andrónico Luksic llegó a ambos cargos. “Removió mucho, porque Guillermo era quien siempre había liderado esa área, y conocía muy bien el negocio, además de ser muy cercano a Patricio”, dice una fuente. “Andrónico llegó exigiendo eficiencias de manera muy clara. Y se involucró muy profundamente en todo, un estilo diferente”, subraya la misma persona. Y de hecho, una de las primeras decisiones que tomó fue impulsar el traslado de las oficinas corporativas desde Vitacura a la planta cervecera de Quilicura, para estar más cerca de su core, uno que había ido perdiendo rentabilidad con los años. Finalmente, el traslado nunca se concretó.
Y si bien la política de que los gerentes debían retirarse a los 60 años venía desde hace más de una década, Andrónico Luksic fue el primero en aplicarla de manera estricta. En CCU salieron 12 ejecutivos de manera anticipada. “A Andrónico le gusta esta renovación, es una política que le acomoda”, dice un cercano.
Si bien en un minuto fue complejo, Jottar y Luksic han podido navegar cómodamente. Se entienden muy bien, confirma un exejecutivo de la empresa de bebidas.
Varios contactados afirman que Jottar ha ido heredando “el espíritu general de los Luksic de adelantarse a las tendencias”. Ha creado un área muy fuerte de innovación, sacando marcas y formatos constantemente.
En esa línea, ha puesto énfasis en la continuidad operacional, lo que los hizo resistir de buena forma al terremoto de 2010 y a la pandemia, a pesar de las complicaciones logísticas, explican en su entorno. Agregan que tiene una gran capacidad de adaptación para responder a las crisis, modificar portafolios y reestructurar. “No le teme a los cambios; se adapta con facilidad”, señala una persona que ha trabajado con él.
“La compañía ha crecido de su mano. La tomó siendo un niño con las rodillas pelás, y hoy es un adulto impecable”, resume un exejecutivo.
La mejora permanente -añade la misma persona- es una de las bases de su éxito. De hecho, acaban de presentar el plan HerCCUles 2023 que básicamente busca recuperar rentabilidad. Y que se centra en seis ejes: mantener la escala de negocio; reforzar los esfuerzos de gestión de los ingresos; potenciar el programa Transformación de CCU para obtener mejoras de eficiencia en costes y gastos. Focalizar y optimizar el capex; centrarse en las marcas principales y en la innovación de márgenes de alto volumen.
El consumo responsable de alcohol ha sido otro de sus intereses. CCU participa activamente de la asociación Pro Consumo Responsable de Bebidas Espirituosas de Chile (Aprocor).
Y en paralelo, Jottar se ha abocado a lo gremial. Ha sido presidente de Icare y un consejero activo en Sofofa. Coincidentemente este año, termina su participación en el gremio de los fabriles. Cumple tres períodos consecutivos como consejero, justo los que permiten los estatutos. Doce años en total.
Los 62 años
Al interior de CCU no creen que Patricio Jottar se retire inmediatamente, pero sí prevén que sea en un plazo no superior a los dos años. Los 62 se han ido repitiendo en las últimas salidas. La exgerente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad, Marisol Bravo, se fue a esa edad. Y hace tres semanas renunció el gerente de Gestión de Cambio e Innovación, Martín Rodríguez, también a la misma edad. Este último aún no tiene reemplazante. Se va a fin de mes. A la fecha -aseguran adentro de la compañía- sus labores se han distribuido entre el gerente de Administración y Finanzas desde 2014, Felipe Dubernet (53 años), y el gerente de Planificación Estratégica y Nuevos Negocios de 2017, el ex-Quiñenco, Antonio Cruz (41 años).
Contactados concuerdan que CCU tiene personas capacitadas para asumir el desafío de gerenciar la firma. Han ido ascendiendo ejecutivos durante los últimos años que justamente buscan generar esa base, explican.
En la plana ejecutiva, además, de Cruz y Dubernet, está Domingo Jiménez (43 años) a cargo de la Compañía Pisquera de Chile; María Gabriela Ugalde (57 años) como gerente de recursos humanos; Felipe Benavides (47 años) que lidera el área de asuntos legales; Pedro Herane (52 años), que gerencia la Viña San Pedro Tarapacá; la gerenta de asuntos corporativos y sustentabilidad, Bárbara Wolff (47 años); Julio Freyre, a cargo de CCU Argentina; Juan Boned como contralor general; Juan Martín Vannicola, en la gerencia corporativa de procesos industriales, y Sebastián Landi, en negocios internacionales.
A ellos se suma el único ejecutivo de la primera línea que está desde que Jottar asumió: el gerente general de CCU Chile, Francisco Diharasarri, quien tiene 62 años y, por ende, podría ser uno de los que también deje la compañía próximamente.
Los conocimientos y la trayectoria de Jottar, sin embargo, no se aislarían completamente del grupo. Actualmente, está en prácticamente todas las mesas de las filiales. Y varios contactados precisan que es altamente probable que en el minuto en que salga de la gerencia, lo espere un cargo directivo, ya sea en la misma CCU o, incluso, en la matriz. “Patricio no se va a ir nunca del grupo, salvo que él quiera”, dice un director de una de las empresas del grupo.