“Este 2023 se viene un año bien desafiante en políticas públicas. Se van discutir reformas muy profundas: la reforma tributaria, reforma de pensiones, proyecto de 40 horas, se va a redactar una nueva Constitución. Todo ello en medio de una desaceleración económica. El Banco Central dijo que la economía va a decrecer entre 0,7% y 1,7%. Entonces, desde Pivotes queremos aportar en este proceso, en este año que se ve intenso”.

Así resume la directora de Evidencia de Pivotes, Elisa Cabezón (29 años), los principales temas que coparán la agenda del país este año. La economista desembarcó este mes a tiempo completo en el laboratorio de políticas públicas fundado por Bernardo Larraín, dejando atrás su puesto como directora ejecutiva de Perspectivas, fundación vinculada a la Asociación de AFP.

En Pivotes, la ingeniera comercial de la Universidad Católica con mención en Economía y magíster en Economía, estará encargada de generar informes, estudios e incidencia en temas contingentes, enfocándose en áreas como pensiones e informalidad laboral, pero también ampliándose a otras temáticas relevantes, como por ejemplo, educación.

En julio de 2019 entregó su tesis del magíster en Economía en la Universidad Católica. En septiembre de ese año empezó a trabajar en la División de Estudios del Ministerio Secretaría General de la Presidencia (Segpres) durante el gobierno anterior, justo un mes antes del estallido social.

Ahí Cabezón estuvo hasta marzo de 2022, cuando cambió el gobierno. “Fue muy fuerte, pero un aprendizaje muy valioso. Ahí veía una sociedad que estaba muy dividida, y que había muy poca conexión entre diferentes grupos de la sociedad. Por eso cuando Bernardo Larraín me habló de este proyecto, pensé: esto es lo que falta”.

¿Por qué decidió estar en Pivotes a tiempo completo?

Pivotes siempre me llamó la atención, desde que Bernardo Larraín se contactó conmigo a fines de 2021 y me habló del proyecto. ¿Cómo veo a Pivotes? Veo que es un espacio en que los tres grupos de la sociedad pueden conversar entre ellos: los académicos y técnicos; los políticos que implementan y diseñan las políticas públicas; y la sociedad civil, que incluye al emprendimiento, las fundaciones, los empresarios, y trabajadores. Con el estallido social percibí que estos tres grupos estaban muy desconectados entre ellos. Eso también se vio muy claro con los retiros, cuando todos los técnicos explicaron por qué eran malas iniciativas, pero había mucha desconfianza de los políticos y la ciudadanía. Entonces, veo a Pivotes como un espacio en que estos tres grupos pueden hablar entre ellos y conectarse nuevamente.

¿Ve que la reforma previsional del gobierno apunta en la dirección correcta?

Tiene cosas que encuentro que van en la dirección correcta. Primero, al aumentar la tasa de cotización desde 10% a 16%. Eso es algo que se ha pospuesto en los últimos años, y que se sabe desde hace mucho tiempo que hay que hacerlo, pero no se ha concretado. También hay detalles que apuntan en la dirección correcta: los fondos generacionales, en principio, creo que pueden ser un avance en las inversiones, en que se pueda lograr mayor rentabilidad. Pero hay dos aspectos que son las columnas principales de la reforma, que veo que son innecesarias, que rascan donde no pican.

¿Cuáles?

La primera es que el 6% de cotización adicional se vaya a las cuentas nocionales, que se quiera hacer solidaridad a través de cuentas nocionales. No le veo ningún sentido. Las cuentas nocionales que se crearon en Europa, en Suecia, en Italia, en Polonia, se usaron para un fin muy distinto del que está planteando el gobierno. Este registro ficticio personal, que es dinero que en realidad no está en las cuentas de las personas, sino que va a un fondo común, y donde la pensión se va a determinar según una rentabilidad también ficticia, definida por un ente estatal, es algo que en Europa se usó para escapar del sistema de reparto con beneficio definido y transitar a sistemas de capitalización individual. Para eso se implementó en Europa, y no para realizar solidaridad entre los trabajadores. No es ese el fin para el que se crearon las cuentas nocionales. Pero en Chile quieren traer este mecanismo para hacer solidaridad entre los trabajadores. Creo que no es necesario crear estas cuentas, que son complejas, que son difíciles de explicar a la ciudadanía. No lo veo necesario.

¿Y cómo propone hacer solidaridad?

Si queremos implementar solidaridad, perfecto, digamos qué tipo de solidaridad queremos hacer: complemento por maternidad, por cuidado, para los actuales pensionados. Está bien. Definamos qué cobertura, a qué porcentaje de la población y qué monto. En el debate pongámonos de acuerdo respecto a qué solidaridad queremos tener, cuánto cuesta, y luego de ello, determinemos, de estos 6 puntos, cuánto es necesario para implementar esa solidaridad.

¿A su juicio cuánto es necesario?

Dado que tenemos la Pensión Garantizada Universal (PGU), creo que es una exageración que los 6 puntos se usen para solidaridad. De hecho, hice un cálculo rápido, en que este bono por maternidad y por cuidado, además del complemento por tablas de mortalidad, y estos beneficios definidos para actuales pensionados, no cuestan más de 2 puntos de los 6 puntos de cotización extra. Entonces, creo que todo el resto de los puntos que no van para solidaridad, es mucho más fácil que se vaya a cuentas individuales, y que renten en las cuentas de cada persona, así se va a tener un sistema mucho más transparente y más cercano a la población.

¿Pero, a su juicio, sí está bien que se destinen puntos de cotización para solidaridad y no necesariamente tiene que hacerse a través de impuestos generales?

Sí, estoy abierta a eso. Siempre hay que ir analizando más los datos, ir reflexionando y procesando la información, pero en un inicio no estoy cerrada a que se haga solidaridad a través de la cotización. No los 6 puntos, porque creo que es exagerado, pero sí 1 o 2 puntos que se depositen en una cuenta colectiva con la cual se pueda compensar a los grupos que la sociedad crea que haya que compensar, como las mujeres por maternidad, o como los actuales pensionados.

Dijo que eran dos cosas que hay en la reforma que no apuntan en el sentido correcto...

Sí. La segunda parte es el tema de la organización industrial. No estoy de acuerdo en separar la industria y que todo el soporte administrativo lo tenga un ente público, porque desconstruye algo que hemos construido en los últimos 40 años, tiempo en el cual las empresas privadas que administran los fondos, las AFP, han construido y han optimizado este soporte de administración de cuentas, y este soporte fue testeado de manera muy dura durante la pandemia, con los retiros. ¿Y qué ocurrió? La mayoría de las AFP cumplieron con la entrega de los retiros de manera rápida, en menos de un mes. Entonces, creo que derrumbar eso sería un retroceso.