El 14 de agosto de 2020, Chile estaba prácticamente cerrado. La pandemia del Covid-19 arreciaba y aún se veía lejana la posibilidad de una vacuna que permitiera la vuelta a la normalidad. Un escenario apocalíptico, pero real, y que tenía a negocios que hasta marzo de ese año operaban sin problemas, con las puertas selladas. Entre ellos, los casinos de juegos. Y pese al sombrío panorama, había una empresa de este rubro cuyos ejecutivos ese día celebraban: Enjoy.
La compañía, que administra casinos en Viña del Mar, Pucón y Coquimbo, entre otros, había tenido que cerrar por orden de la superintendencia el 16 de marzo de 2020, producto de la crisis sanitaria, y el 24 de abril había pedido su reorganización judicial. Ese 14 de agosto, a sólo cinco meses del cierre, casi el 100% de sus acreedores aprobó su propuesta de reorganización, la que, supuestamente, le daba viabilidad financiera. Por eso celebraban, quizás por zoom.
Pero ese plan, que oficialmente culminó recién el 14 de marzo de 2022, estuvo lejos de cumplir con las expectativas. Sólo pasaron 686 días para que el pasado lunes 29 de enero Enjoy informara a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) que había vuelto a solicitar al mismo 8° Juzgado Civil de Santiago aprobar un plan de reorganización concursal que le permita eludir por segunda vez la bancarrota. Y de paso, que renunciaba su gerente general, Eliseo Gracia. Lo reemplazó quien fuera su mano derecha, el exgerente de Finanzas Esteban Rigo-Righi, ingeniero civil industrial de la UC con un MBA en el Instituto Tecnológico de Monterrey.
Si en el proceso pasado la familia Martínez, controladora histórica de la compañía, debió asumir la pérdida de su empresa a manos de sus acreedores, ahora son éstos los que puedan tener que responder con su patrimonio accionario ante los que confiaron en que Enjoy se recuperaría y lo financiaron para salir de su primer proceso.
Hoy los principales accionistas de Enjoy son quienes en el primer proceso eran sus mayores acreedores: el grupo Euroamerica y su compañía de seguros de vida, que concentran un 21,9% de la propiedad; Penta Vida, con 11,66%; y las corredoras de bolsa Banchile, Santander y Consorcio, con 9,88%, 7,86% y 6,11%, respectivamente, según información de la CMF. A ellas les siguen las también corredoras Renta 4, Bice, Tanner, Bci e Itaú.
Los pasivos totales de Enjoy alcanzan a los $321.360 millones (US$345,5 millones), según el certificado de deudas del perito Juan Pablo Tejerina que se adjuntó a la petición al tribunal.
Y sus mayores acreedores, que representan el 98,5% del total del pasivo sin sus empresas relacionadas, son tenedores de bonos internacionales, nacionales y un banco local. El 62,7% del total del pasivo, unos US$216 millones, corresponde a los tenedores de un bono a siete años que emitió en 2020 en Estados Unidos y que representa UMB Bank de Kansas City. El 13% es un bono nacional de pago bullet al 2030 por $41.967 millones (US$45 millones), que representa el Banco de Chile, donde entre sus principales tenedores están dos accionistas: Euroamerica Seguros de Vida y Penta Vida, con un 26,7% y 14,6% del bono, cada uno. Y el 5% del pasivo son tres préstamos del Banco Internacional, controlado por la Cámara Chilena de la Construcción, que suman $16.131 millones (US$17 millones).
El restante 1,5% de acreedores son proveedores, entre ellos abogados y directores de la propia compañía. Según cercanos, la firma les paga a los proveedores a 60 o 90 días, por lo que estas cuentas por cobrar sólo corresponden a boletas de honorarios acumuladas en el periodo.
La culpa aún es del Covid
La gran pregunta que se hace el mercado, los clientes, el público e incluso su competencia, es cómo Enjoy llegó a esta situación. En su hecho esencial del lunes, la firma la justifica en las consecuencias de la pandemia y la posterior inflación que golpeó la economía local. Pero sus dos principales rivales, Dreams -con la que intentó una fallida fusión- y Marina del Sol, han sufrido esas mismas condiciones y gozan de una relativa buena salud: ambas han presentado utilidades en los dos últimos años y cuentan con caja suficiente como para pagar sus deudas.
En una carta del jueves a El Mercurio, el exsuperintendente de Casinos, Francisco Javier Leiva, que no firmó con su cargo actual de gerente de Desarrollo de Marina del Sol, puso el dedo en la llaga al señalar que la explicación del mal momento se debe, en particular, a “las ofertas temerarias e inviables realizadas por las filiales de Enjoy para adjudicarse los permisos de los llamados casinos municipales en las comunas de Coquimbo, Viña del Mar y Pucón”. Según Leiva, el pago de estas ofertas le significa a Enjoy reducir su Ebitda (flujo de caja operacional) en $25 mil millones anuales por los próximos 15 años, lo que la hace inviable.
La empresa oficialmente no ha respondido a este juicio. Pero consultadas fuentes cercanas a la compañía matizaron los dichos de Leiva, aunque no los descartaron de frentón. No admiten, eso sí, que sus ofertas hayan sido inviables, pero sí que “pueden haber sido altas”. Por eso, estas fuentes insisten en que el problema de liquidez de Enjoy se debe a dos factores esenciales: la pandemia y la inflación.
“Se logró un acuerdo con los acreedores en agosto de 2020, cuando recién empezaba la pandemia. Las últimas restricciones sanitarias se levantaron en octubre de 2022, por lo que cuando se terminó el primer proceso, todo esto recién estaba partiendo. Ese acuerdo con los acreedores incluía supuestos, como que la pandemia duraba entre tres y seis meses, y terminó durando un año y medio o más”, explica un conocedor. Esto significó que la curva de recuperación de ingresos se retrasara al menos un año.
Al 30 de septiembre de 2023, Enjoy, que tiene en torno al 40% del mercado chileno de casinos, acumulaba pérdidas por $69.218 millones. En todo el año 2022, registró un saldo adverso de $57.444 millones y en 2021, un resultado en rojo de $76.345 millones. O sea, sin contar el último trimestre del 2023, en sólo tres años acumula pérdidas por más de $203 mil millones (unos US$230 millones).
El pasado jueves, las clasificadoras de riesgo Fitch Ratings e ICR rebajaron a categoría default las notas crediticias de Enjoy: a “D” desde “CCC+” y a “C” desde “B-”, respectivamente, tras su solicitud de reorganización. Fitch argumentó que su falta de liquidez “no le permite ejecutar en su totalidad las inversiones requeridas, lo que podría poner en riesgo las licencias recientemente renovadas”. ICR, en tanto, manifestó su inquietud por “la significativa estructura de costos de algunas de sus plazas tras la renovación de las licencias bajo una oferta económica alta que debilita los márgenes y la liquidez”.
Ahora, la inflación que sufrió Chile, que acumuló un 20% en tres años, fue también un elemento que pesó sobre la estructura de costos de la compañía, porque tiene una carga anual fija en UF, equivalente a US$60 millones al año, que son precisamente las licencias por los casinos de Coquimbo, Pucón y Viña. En su momento, Enjoy ganó estos concursos al presentar ofertas económicas superiores a las de sus rivales, que ICR califica de altas y Leiva de “temerarias e inviables”. Y las tuvo que pagar incluso con sus casinos cerrados. “La gran diferencia con la competencia es que Enjoy tiene esa carga que ellos no tienen”, advierte una fuente. Como ejemplo, en enero de 2023, para pagar las licencias, tuvo que conseguir créditos del Banco Internacional, los que aparecen en su listado de acreencias.
Al evaluar estas tres polémicas licitaciones, una fuente cercana a la firma asegura que fueron procesos competitivos y cuyas propuestas se evaluaron entre 2015 y 2017, con un escenario sin estallido, ni pandemia ni inflación. “La oferta por Viña no fue tanto más alta que la de la competencia. En Pucón, fue más alta, pero proporcionalmente no tan relevante. La de Coquimbo, fue alta y tiene un desafío, se va a demorar más en que deje de ser tema”, admite.
Junto a Coquimbo, Viña y Pucón, Enjoy renovó en 2022 sus licencias en los casinos de Antofagasta, Rinconada de los Andes, San Antonio y Los Ángeles. La superintendencia les revocó la de Puerto Varas y hasta 2027 cuenta con la de Chiloé.
Dado que la empresa que pide la reorganización es el holding Enjoy S.A., sus filiales, que son los casinos y que tienen un rol distinto y consolidan en esa matriz, siguen operando y no han dejado de pagar sus obligaciones, aseguraron al interior de la firma.
La estrategia
A la espera de que la jueza Isabel Eyzaguirre decida si acepta su petición, en Enjoy tienen tres objetivos para su nueva reorganización: 1. Levantar fondos que otorguen mayor liquidez para sustentar el descalce que acumulan. 2. Invertir en los proyectos postergados por no tener dinero, como renovación de productos, automatización de procesos, construcción de restaurantes o ampliación de terrazas de fumadores -un tragamonedas en zona de fumadores genera el doble de ventas que en un área de no fumadores-. Y 3. Fortalecer el balance.
Para este último objetivo, en el último año y tras la fallida fusión con su rival Dreams dados los reparos de los organismos antimonopolios, la compañía estuvo buscando diversas opciones, como una eventual venta de activos o una asociación estratégica. De hecho, en septiembre Pulso publicó que el grupo mexicano Logrand Entertainment Group, con sede en Monterrey, era el principal interesado. En Enjoy pretenden seguir en la misma línea de presentar un plan concreto a los acreedores que incluya alianza, venta o sociedad estratégica. Cercanos a la empresa “no niegan” que estos mexicanos sean la respuesta.
Un elemento que podría hacer ruido en esta eventual negociación es la operación internacional, hoy representada por el hotel-casino de Punta del Este, cuyo 45% compró en 2012 y en 2017 adquirió el restante 55%. Pese a que fue puesto a la venta en julio pasado según DF, el ex Conrad ha mostrado resultados muy volátiles, con años muy buenos y otros muy malos, lo que podría ser un problema para un eventual comprador, salvo que tenga mayores espaldas y un mayor portafolio de operaciones. “Punta del Este, para este año, paga los intereses del bono internacional que se emitió para comprarlo”, explicó una fuente.
Ejecutivos de Enjoy se han reunido con algunos acreedores para conocer su opinión sobre el proceso y los eventuales planes, y han encontrado comprensión hasta ahora, pues “al menos”, dicen, “sus operaciones no se han detenido”. “Nadie está feliz, aunque creen que mantener a la compañía operando es factible”, sostienen.
Esto, en todo caso, se verá cuando ocurra la junta de acreedores, que en la empresa calculan que pueda ocurrir a fines de abril o inicios de mayo. Y quizás los ejecutivos podrían tener que verse las caras de nuevo con el mismo interventor anterior, Patricio Jamarme, quien encabeza la lista de candidatos del tribunal. Calculan que en unas dos semanas más se sabrá.