Equidad y empresa: un binomio en ciernes
Las empresas se encuentran en un momento de transición hacia modelos organizacionales que interactúan con entorno e instituciones complejos, inciertos e interdependientes. Por el otro extremo, emergen indicadores que evalúan procesos y resultados más allá del crecimiento de los países.
Paralelamente, la importancia de las personas en el desempeño empresarial avanza de la mano de conductas y comportamientos éticos exigentes que interesan a inversionistas, analistas, clientes, reguladores y ciudadanos que buscan reducir impactos y minimizar riesgos.
En este contexto, la equidad de género aparece como un comportamiento de imparcialidad en el trato en cuanto a la distribución de bienes y oportunidades. Por el otro lado, la igualdad de género, recogida en los objetivos del desarrollo sostenible concebida como un derecho humano y condición necesaria para lograr la paz y seguridad.
Las empresas, en tanto organización, requieren optar sobre cómo será su desempeño en los temas operacionales y con las personas que participan en la obtención de sus resultados finales.
El Global Gender Gap de 2017, posicionó a Chile en el lugar 63 en el índice global, ocupando el puesto 117 de 144 países del índice en asuntos relacionado con empoderamiento económico; el lugar 133 en equidad salarial y 37 en asuntos relacionados con el logro en educación, entre otros indicadores.
Mientras que, el estudio de la Ocde "Education at a Glance" reveló que las mujeres con mayor nivel educativo ganan 35% menos que los hombres. Esta información nos pone en una situación de alerta como país.
Otros indicadores ilustrativos son aquellos que emanan del Informe de Sostenibilidad "Chile y sus Regiones", elaborados por el Observatorio de la Facultad de Economía y Negocios que advierte que "en Chile para el año 2016 las mujeres obtenían 31,7% menos de salario que los hombres más de dos veces que el registrado por la Ocde en 2014 y superior que la brecha promedio de la Cepal.
No obstante, los 25,6% promedio menos de salario que reciben las mujeres respecto a los hombres en Latinoamérica y El Caribe son una muestra de que la igualdad de derechos entre personas de distinto género es un tema aún pendiente en toda la región".
A pesar de avances y nueva legislación, esta brecha salarial se ha mantenido constante en los últimos años, añade el informe. Si hacemos una mirada hacia las regiones del país se observa que Antofagasta, Atacama y la Región Metropolitana son las que tienen mayor brecha salarial respecto del promedio nacional mientras que las regiones del sur y sur austral las de menor brecha, siendo Magallanes la menor brecha respecto a este ítem.
Entonces podemos señalar que los datos y cifras nos manifiestan que la brecha es significativa y que podría verse aumentada si abrimos variables como pago por horas extras; aumento del cupo laboral en empresas de manera equitativa, permanencia en el sistema educativo o participación en la toma de decisiones cuestiones todas ellas originadas por una forma de producir excluyente de una parte de la población que alcanza casi el 52% de la población mundial.
No observar sus oportunidades es simplemente poner en riesgo la competitividad y la sostenibilidad de nuestra economía.
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