Exdirector del Sernac y anuncios pro consumidor del gobierno: "Es una agenda incompleta"
José Roa agregó que "hoy si un consumidor se roba un chocolate en un supermercado tiene una respuesta por parte del Estado infinitamente superior que el de aquella empresa que le mete la mano al bolsillo a los consumidores sin su permiso".
Un crítico análisis de las medidas proconsumidor realizó el exdirector del Sernac José Roa (2004-2010) desde la perspectiva que no aborda el cumplimiento real de las normas en el tema.
¿Cómo evalúa la agenda en la arista proconsumidor?
-Diría que es una agenda sin dientes y que rasca donde no pica. Si usted mira las temáticas de protección al consumidor, existe un déficit de enforcement, es decir, del conjunto de reglas, incentivos y desincentivos para el cumplimiento de la normativa. En la última reforma al Sernac, el Tribunal Constitucional eliminó la facultad sancionatoria y la interpretativa obligatoria para las empresas, que ocasionó este déficit de enforcement para asegurar el cumplimiento de la ley.
¿Y cuáles son los principales déficit que tiene la agenda?
-Hay problemas de cobros abusivos, de contratos abusivos y en el ejercicio de la garantía legal. Entonces, si usted analiza esta agenda uno ve que es insuficiente, porque si bien teóricamente pueden ser correctas las medidas para los consumidores, lo relevante es que la ley se cumpla en la vida concreta de la gente y eso no ocurre.
¿Cómo se podría mejorar?
-El Tribunal Constitucional eliminó la facultad que obligaba a las empresas a cumplir la interpretación del Sernac de las garantías legales y la facultad sancionatoria. Este déficit no es repuesto por esta agenda, porque no devuelve las facultades perdidas en el TC ni tampoco entrega alternativas que se hagan cargo de eso.
¿Qué alternativas?
-Por ejemplo, regular los delitos de cuello y corbata en contra de los consumidores. Hoy si un consumidor se roba un chocolate en un supermercado tiene una respuesta por parte del Estado infinitamente superior que el de aquella empresa que le mete la mano al bolsillo a los consumidores sin su permiso. Por lo tanto, es una agenda incompleta, y por lo tanto, perfectible.
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