Un arbitraje, dos juicios en tribunales civiles y hasta un desalojo de oficinas enfrentan desde este año a dos hermanos que hasta hace poco caminaban juntos: Fernando Benjamín y Myriam Pamela Fischmann Torres. El primero es el creador y fundador de Crystal Lagoons, una empresa que nació de una innovación tecnológica que ha tenido alcance global, las lagunas artificiales, y cuyo proyecto inicial e icónico fue San Alfonso del Mar, en Algarrobo.
Ingeniero bioquímico, Fernando Fischmann (67 años) fue siempre el rostro público de Crystal Lagoons. Y su principal socio. Pero desde hace casi dos décadas compartió sociedad con su hermana Myriam, quien es 14 meses mayor que su hermano. Los dos fueron socios en la sociedad que desarrolló San Alfonso del Mar, Inmobiliaria El Plomo, una sociedad constituida en 1984. Ella fue la administradora durante más de una década y oficiaba como gerente general de San Alfonso.
Pero todo se rompió este año.
Ambos son hijos de Isaac Fischmann Gelfenstein y Julia del Carmen Torres, quienes tuvieron otra hija, Patricia, la mayor de los Fischman Torres, de 70 años, quien no forma parte de los negocios ni conflictos de sus dos hermanos menores. Los dos hermanos son socios en Inmobiliaria El Plomo SpA. Desde 2004, Fernando Fischmann tiene el 80%, y su hermana Myriam, el restante 20%, a través de Inmobiliaria El Plomo Dos, de la que es dueña del 99%.
Hasta febrero de este año, ella fue la representante de ambas sociedades. En esa fecha le fue retirada la representación de la sociedad. El inicio formal del conflicto es fechado por los abogados de Fernando Fischmann, el estudio Larraín y Asociados Abogados, en febrero. Ese mes, a través de diversas solicitudes sin respuesta, El Plomo SpA pidió a Myriam Fischman aclarar “una serie de irregularidades y actuaciones cometidas por ella” mientras fue la administradora de ambas firmas, dice uno de los escritos judiciales de los asesores de Fischmann, encabezados por Carlos Aravena.
Myriam Fischmann ocupó esos cargos desde 2004 hasta febrero de 2022, relatan. Bajo su administración, dice un texto legal en representación de Fernando Fischmann, El Plomo “sufrió una sorprendente e inexplicable pérdida patrimonial, disminución de activos y pérdida de liquidez, al punto de encontrarse actualmente en una situación casi ruinosa”. Más aún, acusan, la sociedad de Myriam Fischmann, El Plomo Dos, “experimentó un crecimiento patrimonial sorprendente y cuestionable desde diversos puntos de vista”.
Las hostilidades estallaron definitivamente en junio. A mediados de ese mes, El Plomo envió una carta a Myriam Fischmann pidiéndole abandonar las oficinas de todas las sociedades que compartían en el piso 10 del edificio Torre Alto Oriente, en Vitacura. Le dieron hasta el 31 de julio. Myriam Fischmann, entonces, presentó un recurso de protección que fue declarado inadmisible por los tribunales.
Días más tarde, las empresas del fundador de Crystal Lagoons llevaron el caso al Centro de Arbitraje y Mediación, CAM, de la Cámara de Comercio de Santiago. En julio se activó el proceso y fue designado como árbitro el abogado y exministro de Justicia y Educación de Sebastián Piñera, Felipe Bulnes. El primer comparendo entre las partes se realizó el 24 de agosto y ahí se estableció que Bulnes actuará como árbitro arbitrador o amable componedor, que el laudo tendrá una duración de un año, prorrogable por otro más, y que el procedimiento busca resolver las diferencias entre los dos hermanos, sus respectivas sociedades, los mandatos entregados por el fundador del negocio a su hermana, y los contratos relacionados a dos inmuebles en Argentina. El primero es una parcela de 50 hectáreas inscrita a nombre de Fernando Fischmann en Ingeniero Maschwitz; y la segunda es una fracción de campo de 538 hectáreas, inscrita a nombre de la sociedad de Myriam Fischmann, ambas en la provincia de Buenos Aires.
La disputa fraterna no se discute solamente hoy ante Felipe Bulnes. Casi en paralelo, Myriam Fischmann activó dos juicios que se ventilan en dos tribunales civiles.
El contraataque
Myriam Fischmann fichó para esta batalla al estudio Rodríguez Vergara & Cía. Abogados, bufete que encabeza Pablo Rodríguez. El socio Fernando Rabat dirige el caso, los juicios y el arbitraje.
Rabat ya ha interpuesto dos acciones legales.
La primera está radicada en el 13 Juzgado Civil de Santiago y es una demanda de cobro ejecutivo del 8 de julio. Myriam Fischmann exige el pago de $ 3.781 millones por una deuda que, en diciembre de 2019, El Plomo SpA habría reconocido con El Plomo Dos. Para ello presentó una escritura que lleva dos firmas: la de los dos hermanos Fischmann Torres. Los abogados de Fernando Fischmann, sin embargo, han cuestionado en tribunales el origen de la deuda, además de otros reparos que plantearon en un incidente que aún está en discusión. Además, dijeron que acreditarán en el juicio que la sociedad de Myriam Fischmann debe a la de Fernando Fischmann una suma muy superior al crédito que ella reclama y que El Plomo desconoce. Y más allá aún: hicieron reserva de “eventuales acciones penales relacionadas con el documento que se intenta hacer valer como título ejecutivo”. Si el caso llega a la sede penal, los abogados de Myriam Fischmann ya sumaron a un experimentado penalista al equipo: Hugo Rivera.
En su segunda ofensiva en tribunales civiles, Myriam Fischmann pidió declarar la nulidad de un contrato de compraventa realizada en septiembre de 2012. La acción legal fue iniciada el 5 de agosto, un mes antes de que se cumplieran 10 años de la operación cuestionada, y está radicada en el Octavo Juzgado Civil de Santiago. En esa causa, ella cuenta el origen de la sociedad común. “Junto con mi hermano Fernando Fischmann Torres, hace varios años iniciamos el desarrollo de proyectos inmobiliarios cuya propuesta de valor consistía en la instalación de lagunas artificiales de considerable extensión en los espacios comunes del proyecto respectivo. El ejemplo más característico de estos desarrollos es el proyecto San Alfonso del Mar”, dice.
¿Qué cuestiona Myriam Fischmann? La venta de quizá uno de los principales activos de la sociedad chilena de Fernando Fischmann, la marca comercial Crystal Lagoons, registrada en distintas categorías en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi) y que ha servido para el desarrollo y ejecución de diversos proyectos inmobiliarios. “Bajo la administración de mi hermano Fernando Fischmann Torres, El Plomo vendió a un precio vil e irrisorio la referida marca comercial a la sociedad constituida en la Isla de Curaçao, denominada Crystal Lagoons (Curaçao) B.V.”, dice la demanda. La demandante acusa que esa operación le ocasionó un evidente perjuicio: ella era dueña del 20% de El Plomo, sociedad que se deshizo, acusa, de su mayor activo a un valor ficticio. El precio de la venta ascendió a US$ 830: unos $ 394 mil de la época.
Los abogados de Myriam Fischmann utilizaron en su demanda la propia información oficial que Fernando Fischmann ha divulgado durante años sobre su original creación. Para ello citan las páginas web de Crystal Lagoons y de su propio fundador. En ellas, Fischmann es presentado como un científico, innovador e influyente empresario con impacto mundial, cuya empresa participa en más de 1.000 lagunas artificiales en 60 países, con 2.000 patentes en 190 países y cuya propiedad intelectual está valorizada en US$ 4.100 millones, según la empresa Economics Partners LLC. “No obstante todos estos reconocimientos, en Chile El Plomo vendió la marca comercial en US$ 830 (…) Una verdadera expoliación y un evidente perjuicio económico para la sociedad vendedora, de la cual El Plomo Dos es titular de un 20%”, dicen los abogados de Myriam Fischmann.
Por lo mismo, piden que se declare la nulidad de la compraventa y exigen que Crystal Lagoons (Curaçao) restituya los intereses y frutos percibidos durante los últimos 10 años. Para ello, pidieron notificar a los abogados de Carey y Cía., quienes eran los representantes de la empresa extranjera en Chile a la fecha de la transacción y que habían trabajado durante años con Fernando Fischmann. Por ello, el socio principal del bufete, Jorge Carey Tagle, intervino en el litigio judicial: en septiembre acompañó un escrito afirmando que ni él ni los abogados de su estudio representaban a Crystal Lagoons y que, incluso, la empresa domiciliada en Curaçao dejó de existir en 2019, para lo cual acompañó un certificado del Registro Comercial de Curaçao. De aquello hicieron eco los actuales abogados de Fischmann, quienes iniciaron un incidente judicial que aún no concluye. Y en el que afirmaron, sobre la venta de las marcas comerciales, que Myriam Fischmann “no solo participó y estuvo de acuerdo, sino que ayudó a ejecutarlo en momentos en que era administradora de la sociedad vendedora a la que hoy demanda”.
Registros oficiales en Estados Unidos señalan que Crystal Lagoons Curaçao cambió de nombre y hoy es Crystal Lagoons Technologies Inc., una sociedad constituida en Delaware, Estados Unidos. Otra demanda que Fischmann inició en Estados Unidos contra una empresa a la que acusa de robar su tecnología refiere a otra sociedad ligada al grupo, constituida en la misma sede de Delaware: Crystal Lagoons US Corp.
Los abogados de Myriam Fischmann, sin embargo, sostuvieron en el tribunal que las marcas siguen estando registradas en el Inapi a nombre de la empresa de Curaçao. Y consiguieron, en la justicia chilena, el embargo de una decena de denominaciones Crystal Lagoons.
La disputa hoy está, así, radicada en dos tribunales civiles y ante un árbitro que, sostienen los abogados de Fernando Fischmann, debe resolver todas las divergencias. Myriam Fischmann dejó de ocupar las oficinas que antes compartía con su hermano. Y, Fernando Fischmann, según su propia página web personal, vive desde hace años en Estados Unidos, desde donde dirige un imperio que basa su negocio en vender y licenciar, para grandes proyectos inmobiliarios que requieren una laguna artificial en todo el mundo, un modelo tecnológico que nació en Algarrobo, Región de Valparaíso.