Fitch dice que estallidos sociales en la región "resaltan debilidades institucionales de larga data"
La agencia estimó que América Latina seguirá siendo la región de mercado emergente con el crecimiento más débil en 2020 y destacó la desaceleración de Chile y Perú.
Fitch Ratings dijo este lunes que las presiones bajistas para las notas soberanas de América Latina persistirán en 2020, ya que los riesgos fiscales, políticos y de gobernabilidad seguirán desafiando las perspectivas económicas y de calificaciones.
Según la agencia, los desafíos externos siguen siendo significativos. La desaceleración económica global seguirá restringiendo la proyectada modesta recuperación para el próximo año y muchos países de la región se verán expuestos a una eventual escalada en la disputa comercial entre Washington y Pekín.
"En particular, economías de rápido crecimiento previo, como Chile y Perú, también se han desacelerado. Se pronostica que América Latina seguirá siendo la región de mercado emergente con el crecimiento más débil en 2020", dijo Fitch.
Los gobiernos de la región ha tenido complicaciones para reducir los déficit y estabilizar la deuda pública en medio del modesto entorno de crecimiento y las rigideces presupuestarias, según la agencia, que destacó además que los recientes estallidos sociales en varios países sólo aumentarán las presiones de gastos y restricciones políticas.
"Los estallidos resaltan las debilidades institucionales de larga data, amplia inequidad de ingresos, limitada creación de empleos y una percibida falta de acción política de los gobiernos para abordar estos problemas", aseguró Fitch.
"La medida en que tales disturbios podrían afectar las calificaciones dependerá de factores específicos de los países", agregó.
Para la agencia, el panorama política de Bolivia se mantiene también muy incierto tras la salida del expresidente Evo Morales, además el próximo gobierno de Uruguay heredará un enorme déficit fiscal y una creciente carga de deuda.
También el nuevo gobierno de Argentina enfrenta profundos desafíos macroeconómicos estructurales y una senda compleja de reestructuración de su deuda y renegociación de su acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
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