El endeudamiento de Chile ha crecido de manera importante en los últimos años. De acuerdo a los datos de la Dirección de Presupuesto, la deuda pública del país está en un nivel histórico, ya por encima del 32% en relación al Producto Interno Bruto. Esto ha generado preocupación al calor del debate sobre el nivel de gasto del Estado para enfrentar las demandas sociales tras el estallido del 18 de octubre y también la crisis sanitaria derivada del coronavirus.
Este aumento no es baladí toda vez que tiene directa relación con las notas que ponen las agencias de clasificación y que finalmente se traducen en el costo que tiene para un país acceder a financiamiento en los mercados internacionales. Fitch, sin ir más lejos, recortó la nota de Chile hace algunos meses, advirtiendo una posición más debilitada en la capacidad de pago. Aun así, hay que señalar que el país sigue dentro del grupo de economías con grado de inversión, de acuerdo a todas las agencias clasificadoras.
Sin embargo, si uno compara a Chile frente a otros países, más y menos desarrollados, lo cierto es que está en una muy buena posición. Claro porque el 32% está a una distancia más que considerable del nivel de deuda que tienen Japón y, en general, los países del G7, que reúne a las economías más industrializadas del mundo. Y es precisamente esta holgura la que invita a muchos a que Chile tiene margen suficiente para endeudarse aún más.