El big data y la participación de la ciudadanía son para el arquitecto y urbanista colombiano, Gustavo Restrepo, una de las claves para mejorar las ciudades y sus entornos. “Debemos saber qué quiere la comunidad, cómo se imagina sus espacios públicos y dónde pondría sus esfuerzos. Esto, se logra cuando hay un gobierno que escucha a las personas y de ahí trabaja para fortalecer la calidad de los territorios. Tenemos que resaltar que los gobiernos tienen una enorme responsabilidad en la planificación de los territorios y con una ciudadanía que participa, seguramente vamos a tener mejores ciudades”, dice Restrepo, quien es considerado uno de los principales protagonistas del cambio urbano de Medellín, Colombia.

El arquitecto será uno de los oradores principales en la “9ª Conferencia Internacional de Ciudad: Cómo construir ciudad para todos en estos tiempos”, organizada por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC). Será parte de un panel de conversación en que estará el gerente de estudios de la CChC, Javier Hurtado, y la alcaldesa de la comuna de La Pintana, Claudia Pizarro, que se llevará a cabo durante el martes 7 de julio (más información en www.conferenciaciudad.cl).

¿Qué nos ha mostrado la crisis sanitaria respecto a cómo se construyen las ciudades?

-Que los estados están retrasados en hacer acciones concretas en los territorios que están marginados, desde lo social, económico y físico. Hay territorios muy sensibles cuando de vulnerabilidad se trata, por ejemplo, zonas que no tienen acceso al agua o alcantarillado, marginados en términos de una óptima accesibilidad al transporte público y falta de calidad del espacio público que no son solo da espacio a la violencia, sino que también a la pandemia.

¿Cómo se logra trabajar en la agenda de los cambios en la ciudad en medio de una crisis económica y sanitaria?

-Cada vez es más relevante tener información cuantitativa y cualitativa que nos permita poder conocer los territorios más a fondo. Si tenemos claro dónde están las debilidades de cada territorio, sabemos qué nos falta por implementar. Lo que nos ha demostrado el big data es que se puede usar esa información para planificar sin improvisar en el proceso y a través de herramientas que nos permite mostrar claramente dónde están los problemas. Así se podrá dar soluciones tanto sanitarias como económicas a la hora de planificar medidas como para impulsar el comercio al aire libre y tratar de garantizar el movimiento en las calles sin mayores riesgos.

¿Quién es el responsable o cómo se reparten las culpas cuando una ciudad presenta diversos problemas?

-Creo que el diagnóstico de quiénes son los culpables es el menos importante en estos momentos. Lo que está claro, es que hay grandes temas en los que deberíamos centrarnos. La voluntad política de avanzar en la materia y que los ciudadanos participen como actor relevante de las decisiones. Entonces, ahí pasamos al segundo tema, que es que el gobierno permita la participación y empodere al ciudadano para que exista un sentido de pertenencia y calidad sobre las obras y/o proyectos que se realizan y así perduren en el tiempo.

¿Cómo se planifica esto?

-Debemos tener políticas de planificación de largo plazo que no sean solo de cuatro o cinco años. Ojalá sean de largo aliento, como la educacional, y podamos revisar cada cierto tiempo. Esto, con la responsabilidad que debe tener tanto el gobierno en dirigir la planificación y la de los ciudadanos de participar. No solo los gobiernos deben trabajar en mejorar la calidad e infraestructura de los barrios, tenemos que hacer que por cada metro que hagamos de un espacio físico vaya acompañado de una tarea de educar y trabajar por generar un mejor ciudadano.

¿Pero cómo se trabaja en planificar la ciudad si ya pareciera que queda poco espacio donde construir?

-Debemos mirar los lugares donde hoy existen problemas de infraestructura de servicios y transporte para desarrollar una normativa adecuada para que estas zonas con problemas se puedan mejorar. Y lo segundo, es respetar la residencia de las personas, que, pese a que vivan en zonas con problemas de ubicación o salubridad, la solución no signifique ubicarlas en lugares donde no tenga sentido de pertenencia y pierdan sus redes con su comunidad, ya que aparecen problemas sociales y de seguridad cuando no se toma en cuenta este tema.