“Fue una semana triste. Tengo una historia de más de 35 años en esta empresa donde hay esfuerzo, sacrificio, peleas, alegrías; hay descendencia, y ascendencia”. El lunes a las seis de la mañana, el empresario Hernán Abumohor Lolas (60 años, 3 hijos y 4 nietos) recibió un whatsapp. Su gerente general, el exejecutivo de D&S José Pedro Varela, le comunicaba que las instalaciones de Grupo Revex -su planta y casa matriz- en Quilicura habían sufrido un incendio. Unos 15 mil metros cuadrados de galpón, 2.000 de oficinas, y el inventario de dos meses y medio se destruyeron por completo. Abumohor dirá que sólo quedaron intactas unas cerámicas que se guardaban en el exterior, además -extrañamente- del árbol de Pascua y el pesebre que se habían instalado cinco días antes. Todo lo demás, son hoy cenizas.
Abumohor es el presidente de Gruporevex, compañía que opera las marcas de revestimientos de pisos y muros Etersol, Wiener, Ibéricas y cerámicas Casablanca. Tiene un 50% de la propiedad, y el grupo Ebema -ligado a Rodrigo Oyanedel y Eduardo Chadwick- tienen el porcentaje restante.
Desde el lunes ha tenido reuniones con las compañías de seguros y se han activado las pólizas que recaen sobre el edificio, inventario, maquinaria, además de perjuicios por paralización. Todavía no hay un informe de bomberos ni de Carabineros. Se está en eso. El acceso a la propiedad está limitado. Y hoy no existe claridad de lo que puede haber sucedido. Sí saben que mañana vuelven a operar. “No tengo ninguna duda que nos vamos a levantar y nos vamos a levantar con más fuerza”, dice Abumohor. “El lunes estaremos operando y facturando”.
De Maisa a Wiener y a Revex
Gruporevex no se llamaba así años atrás. Tampoco Etersol. “Es una historia bastante larga”, parte el empresario. “Vengo de una familia de ascendencia palestina y como buen palestino y buen paisano, siempre dedicado al rubro textil”.
Hernán Abumohor es hijo del fallecido empresario Carlos Abumohor Touma, y sobrino de Nicolás y René Abumohor Touma. Su negocio industrial es Gruporevex y además, dice sin entrar en detalles, tiene inversiones inmobiliarias, tanto de construcción de departamentos como de renta, participaciones en el sector financiero, e incluso una plantación de avellanas. “Revex tiene un equipo humano y un equipo gerencial de primera línea, ellos son lo que están en el día a día. Yo soy presidente del directorio, tenemos reuniones mensuales, y contacto permanente con José Pedro, pero estoy en muchas otras cosas”, dice.
El 1985, la familia tenía la hilandería Maisa, que entre sus líneas de producción tenía justamente una de hilados de alfombras. “En ese tiempo había poco alfombrero en Chile. Eran 100 toneladas al mes de hilados de alfombras y si no las exportabas, no tenías a quién vendérselas”, recuerda.
Ante ese panorama se asociaron en partes iguales con la familia Valech y Empresas Pizarreño. Y entre los tres compraron Alfombras Wiener, de Alejandro Wiener. Cada socio asumió una función en esta nueva empresa: los Abumohor aportarían la materia prima; los Valech, la administración, y Empresas Pizarreño se encargaría de la venta, a través del surgimiento de Etersol: el canal de distribución.
Abumohor recuerda que esta alianza duró entre cinco y siete años. Pizarreño decidió separar aguas, y llevarse a Etersol. La familia Abumohor adquirió ese 33%, Pizarreño montó su fábrica en Maipú y empezó a competirles en el negocio de las alfombras. A mediados de los 90, los Abumohor compraron la parte de la familia Valech.
“El año 99, los páter familia, que son mi tío Nicolás, mi papá y mi tío René, deciden separar aguas en las cosas que de alguna manera teníamos 100%. Yo ya llevaba 10 años trabajando acá”, cuenta. En ese momento, el grupo tenía la hilandería Maisa; desarrollaba las marcas Arrow, Niño Mori, Dior, Esprit y Osito, entre otras. Además de estar en el rubro financiero, vía Coval. Carlos se quedó con la hilandería Maisa y con la fábrica de alfombras Wiener. En ese momento, Hernán Abumohor Lolas asumió la gerencia general de ambas empresas.
En 2008, Carlos Abumohor distribuyó los negocios entre sus cuatro hijos. Hernán se mantuvo en la fábrica de alfombras y otra de tejidos que había impulsado en solitario. Su hermana Susana se hizo cargo de Maisa.
En 2011, el gerente general de Etersol lo contactó: Pizarreño quería vender la empresa. Inicialmente se negó y tras un segundo llamado decidió analizarlo. Se enteró de que Ebema, empresa de materiales de obra gruesa ligada a Rodrigo Oyanedel y Eduardo Chadwick, lo estaba analizando. Y los contactó para comprar en conjunto. En 2014, suman Etersol, y Ebema entra también a la propiedad de Wiener. Ya en ese entonces no sólo hacían alfombras, sumaron el piso laminado, el flex, etc. Al poco andar, adquirieron la empresa de piedra pizarra, Ibérica, y más adelante un 57% de la firma de pisos y cerámicas Casablanca. El resto sigue en manos del dueño original, Felipe Donoso. Y hace un par de años, consolidaron el holding en Gruporevex, abreviatura de Revestimientos de Excelencia.
Hoy, el 35% de su facturación proviene del negocio de alfombras, donde, dice Abumohor, son los líderes del mercado. Son 200.000 metros en ventas. “Es harto”, destaca. Ya, eso sí, no fabrican. Los altos costos hicieron que apagaran las máquinas en junio. Ahora, todo se importa para grandes clientes -como arquitectos, constructoras o ferreteros- y personas naturales.
Nuevo inventario e instalaciones
“A mí me ha tocado levantarme en la vida varias veces”, repetirá Abumohor en esta conversación. Conocido por haber subido el Everest en 2014 con Ignacio Cueto y Patricio Rojas, entre otros, su último gran cerro fue el Monte Elbrús en 2017, en Georgia; luego, en 2018 sufrió un cáncer del que -asegura- le costó salir; en abril de 2020 fue víctima de un asalto en el cual le dispararon en la pierna, ahora el incendio. “Y tengo siete similares para atrás”, señala.
Preliminarmente, el incendió se habría iniciado alrededor de las 4.30 de la madrugada. A las 5:00 llegaron los bomberos. Sólo estaba el guardia y el último trabajador se había retirado el sábado al mediodía... casi 40 horas antes. La nube de humo se divisó desde todo Santiago.
Hoy, los 105 empleados siguen trabajando, varios de ellos, desde la tienda show room que tienen en Nueva Costanera; tienen dos locales más en Viña del Mar y Temuco, y apuntan a seguir expandiéndose. Y si bien el inventario se quemó completo, ya hay 100 containers que llegarían en 30 días. Justo habían implementado un sistema computacional en la nube, que les permitió que la destrucción de los computadores no afectara la documentación y la parte administrativa. Se han movido rápido y ya el lunes parten en una nueva bodega en el sector.
Financieramente, sólo pedirán algo de tiempo. “Oxígeno”, dice Abumohor. Asegura que si bien sus números están récord de ventas -cerca de $ 2.000 millones al mes-, con un Ebitda positivo superior a lo proyectado, y del orden de $ 2.500 a $ 3.000 millones en cuentas por cobrar, sí estima que solicitarán a la banca algún período de gracia hasta que se rearmen.
“Después de la tristeza, el único sentimiento que he tenido es volver a pararme, sacar esta cuestión adelante por todos los trabajadores que han sido increíbles, por los proveedores, por los bancos, por toda la gente que nos ha apoyado y por mí mismo, por mis hijos, mostrarles una enseñanza a mis hijos. Por eso saldremos adelante”.