Un homenaje al legado del exministro de Hacienda Sergio de Castro y de los economistas que participaron en el proceso de modernización de la economía chilena durante el régimen militar, fue realizado este miércoles por Faro UDD.
En la ocasión se refirieron a De Castro los también extitulares de Hacienda de ese periodo, Hernán Büchi y Martín Costabal, además de la historiadora Patricia Arancibia, quien escribió un libro sobre él.
Entre los asistentes estuvieron, entre otros, Renato Peñafiel, presidente de Grupo Security; Arturo Tagle, presidente de Banco Internacional; el exministro y excandidato presidencial Joaquín Lavín; el exministro Cristián Larroulet: el exministro Juan Andrés Fontaine; y el exvicepresidente de Corfo durante el primer mandato de Sebastián Piñera, Hernán Cheyre.
De Castro, considerado el líder de los “Chicago Boys” locales y el arquitecto del modelo de libre mercado chileno, falleció el pasado 26 de abril a los 94 años. Fue ministro de Economía entre 1974 y 1976, y de Hacienda entre 1976 y 1982. De Castro nació el 25 de enero de 1930 en Santiago. Realizó sus estudios en el Colegio San Calixto de los Padres Jesuitas de La Paz (Bolivia) y en el Grange School de Santiago, ingresando luego a la UC, donde estudió Ingeniería Comercial. Además, fue decano de esa facultad entre 1965 y 1968.
Asimismo, fue uno de los primeros tres chilenos que estudió su postítulo de economista en la Universidad de Chicago, obteniendo un doctorado, con lo cual es el iniciador de los Chicago Boys en el país, y luego, junto a otros integrantes de ese grupo, en 1972-1973 sentaron las bases del nuevo sistema económico chileno que se plasmó en el documento conocido como “El Ladrillo”, el que fue adoptado posteriormente por el régimen militar.
Al respecto, Hernán Büchi subrayó que De Castro “fue fundamental para lo que Chile logró hacer”.
A su juicio, siempre tuvo ideas claras, característica que “hizo posible que lograra jugar el rol que jugó”, pero también apuntó que “para entender por qué es importante haber tenido esas características, hay que mirar hacia atrás. Chile era un país muy pobre, a la gente se le olvida”.
En ese sentido, sostuvo que “ (el expresidente Salvador) Allende decía ‘es tan distinto llegar a la casa y abrir una llave y tener agua, que tener que ir a buscar agua a otra parte’. Y la verdad es que una cosa es declarar esas cosas, y otra es lograr que se produzcan. El desafío era cambiar Chile, de poder hacer cosas tan simples como esa”.
Explicó que el país “no sólo era pobre, sino que cuando Sergio empieza a tener un rol en la política pública, además había una crisis tremenda causada por aquellos que creían que resolvían los problemas, pero los empeoraban”.
“Chile estaba en un estado catastrófico, provocado por quienes creían que iban a arreglar las cosas de esa manera”, recordó Büchi. Y añadió que “nunca he sabido, es una opinión mía, porque a lo mejor lo querían hacer de adrede. Si uno mira la historia, los países de Europa del Este cayeron uno tras otro después de un caos, bajo el eje comunista. Inflaciones altas, con desorden, siempre el método fue ese. No estábamos tan lejos a principios de los 70″.
“Las empresas no producían, el Fisco no sabía cómo llevar las cuentas, el Banco Central, que debía ser lo último que se conserva ordenado, había perdido todo sentido de orden. Ese era el punto de partida”, detalló el exministro.
“Y agrego que el desastre no sólo era económico, sino que político. Las desavenencias y conflicto político, social y de enemistad era enorme, no como el relato, que lo presenta de una sola manera”, dijo, para luego señalar que “me siento tremendamente contento (...) es cierto que el proceso fue complejo, (pero) a pesar de que hubo un bache relevante a comienzos de los 80, la suerte para Chile es que pudo salir de eso, y salió de eso gracias a lo que se había hecho antes. Es cierto que cada época construye sus propias cosas, pero si no hubiese existido esa base, sobre la cual Sergio de Castro fue importante, no habría podido seguir sucediendo lo que sucedió”.
Por su parte, Martín Costabal apuntó a tratar de desmitificar ciertos aspectos relativos a la influencia de Sergio de Castro. En esa línea, indicó que si bien se ha escrito de que gozaba de un importante peso en el gobierno, aseguró que eso se “fue construyendo” y que “esta autoridad necesitaba todo el tiempo ser renovada por el día a día”. Así, profundizó, “esa autoridad necesitaba ser renovada con argumentos ante la presidencia e integrantes de la junta de gobierno, que eran personas inquisitivas y que tenían sus propios asesores”.
A la vez, explicó que el segundo mito es que las grandes transformaciones impulsadas por De Castro prácticamente no fueron contrastadas con otros especialistas o la opinión pública, sobre lo cual planteó que “es muy exagerado”, pues “el sector económico estaba entregado a sectores civiles, por lo que cualquier crítica de la opinión pública, tanto de opositores como adherentes al régimen, circulaban por los medios con gran difusión”.