Rodrigo Hinzpeter ha tenido tres vidas en una. Ejerció el desempeño liberal de su profesión de abogado, sobre todo en asuntos de negocio; intervino activamente en la actividad política y llegó a ser ministro del Interior y Defensa del primer gobierno de Sebastián Piñera, y desde abril de 2014 está empleado en el grupo Luksic como gerente legal de Quiñenco. “Cada una de ellas, siendo distintas, ha permitido ir formando mi actual personalidad. Las tres han sido muy buenas experiencias”, resume sobre esas tres vidas. Sus dos jefes, Sebastián Piñera y Andrónico Luksic, presidente de Quiñenco, han sido exigentes y demandantes. “Me siento muy cómodo y contento trabajando en el grupo Luksic”, agrega.
Retirado de la política -”no está entre mis planes volver”, responde rápidamente-, Hinzpeter es también uno de los cinco consejeros de la Sofofa que el grupo Luksic tiene entre los 60 integrantes electivos del gremio de los industriales. “No hay ninguna aspiración a controlar nada, sólo el deseo de aportar trabajo al gremio”, responde sobre la alta presencia del conglomerado que tiene cinco empresas socias de Sofofa: Quiñenco, CSAV, SAAM, TechPack y CCU. Obtuvo esta semana 108 votos y fue la sexta mayoría entre los 52 candidatos. Ingresó hace cuatro años en el Consejo General y ahora se reeligió por otro cuatrienio. Por años, entre 2011 y 2019, el propio Andrónico Luksic fue consejero. Dejó de postular, afirma Hinzpeter, “porque llegó al límite de reelecciones al que uno puede postular y no ha querido volver porque siente que cumplió un ciclo. Hoy la familia está representada en la Sofofa por Nicolás Luksic”.
Hinzpeter resume así sus tres mensajes. Uno, Chile enfrenta enormes desafíos. Dos, “tenemos una actividad política muy, muy, muy deteriorada y eso produce enormes problemas para resolver esos desafíos”. Y tercero, que, más allá de la pandemia, Chile y el mundo no están tan mal. “No solo no están tan mal, están mejor que nunca. Eso no quiere decir que no haya muchos desafíos y precariedades pendientes ¿Qué concluyo? Que una visión refundacional es un grave error”.
¿Y hoy se está imponiendo una visión refundacional?
Se ha impuesto una visión desinformadamente crítica, instalada deliberadamente por sectores de extrema izquierda que quieren el desarrollo de la odiosidad, la lucha de clases, instalar que los ricos son los malos y los buenos son los pobres. Hemos instalado a partir de esa visión la sensación que tenemos que hacer cambios que son prácticamente refundacionales. Y eso es un grave error. Entrar con ese aroma a una discusión constituyente es un piso enormemente resbaladizo en el cual la posibilidad de una caída es muy grande. Es necesario un esfuerzo de sensatez y sabiduría para mirar los hechos, las cifras, los datos, y partir corrigiendo a partir de evidencias y no de suposiciones, de eslóganes, frases, declaraciones que no tienen evidencia.
¿Qué predomina en usted?, ¿el optimismo o el pesimismo?
Para mí es muy importante dejar claro que un análisis tranquilo permite advertir que en 2019 el país estaba bien y avanzando bien. No quiere decir eso que yo crea que el 2019 no había problemas, precariedades, sufrimiento e injusticias. Pero para corregirlas es importante posicionarse en la verdad en la que estábamos. Siento que hoy son muy pocos los que están dispuestos a plantar árboles para que den frutos a la próxima generación. Si nos damos cuenta que tenemos que construir las soluciones a partir de evidencia y que a veces hay un tiempo que los países deben tomarse para ver esos resultados, entonces soy optimista. Pero si vamos a partir de una visión desdeñosa, exagerada, sobredramatizada del penumbroso estado de nuestra nación y vamos a creer que, además, por escribir una Constitución en prosa linda vamos a resolver el problema en una semana, entonces mi visión es pesimista.
¿Cuál debe ser prioridad número uno del próximo presidente de la Sofofa?
Chile necesita urgentemente crecimiento económico, recuperación social y cordura en la política, particularmente en el debate constitucional que se avecina. Los primeros dos desafíos deben ser prioritarios para la Sofofa y, si se puede ayudar en el tercero, excelente. Para este último tercer desafío es importante que compartamos ciertos hechos que cuentan, con evidencia demostrable, que el país está mejor que hace 15 años y mucho mejor que hace 30. ¿Cómo se pueden resolver los problemas pendientes, que existen muchos, si estamos equivocados sobre los hechos o las cifras? Un par de ejemplos de desarrollo humano, no económico: el año 1960 la mortalidad infantil en Chile era de un 16%, hoy es de un 1% o un poco menos. El año 1990, las muertes por consumo de agua insalubre eran de 0,26%, hoy es menos de 0,1%.
¿Los empresarios deben tener un rol protagónico en la discusión constitucional?
No le llamaría protagónico, el protagonismo lo deben tener los convencionales. En la discusión constitucional el gremio debería tener un rol comprometido en el debate de todos los temas que permitan el desarrollo de la empresa
¿Los empresarios han perdido influencia en el escenario público?
A mí no me parece que toque a los empresarios participar en esas cuestiones netamente políticas, como tampoco me parece que los políticos intenten, desde su púlpito, definir cómo se deben manejar las empresas. Cada cual tiene su rol, sus funciones, sus responsabilidades y las debe ejercer serena y sabiamente. Me gusta la estructura de empresarios y políticos profesionales. No me gustan los políticos que viven para la política, pero no de la política. Es una forma de plutocracia. Es importante que aquello a lo que te dediques sea el generador de tu fuente de ingresos. Es un funcionamiento correcto del sistema.
Años atrás, la Sofofa definía agendas Pro Crecimiento y los candidatos presidenciales les exponían sus programas.
Me parece enteramente inconveniente e improcedente que los empresarios participen en definiciones de candidatos. Pero a mí no me parece inconveniente que los gobiernos conversen con los gremios empresariales para avanzar en una agenda procrecimiento, como tampoco deben dejar de conversar con los sectores profesionales o del mundo del trabajo.
¿Es Richard von Appen el presidente para este momento?
No tengo una bola de cristal, pero creo que la Sofofa va a cumplir un rol importante y Richard tendrá una oportunidad de tener un rol importante. Pienso que lo va a hacer bien, por eso lo apoyamos.
¿Cómo evalúa en específico la gestión de Bernardo Larraín?
Bernardo ha sido un buen presidente de la Sofofa. Le dio mucha visibilidad, amplió su campo de trabajo, creo en síntesis que hizo una muy buena gestión.
¿Al ampliar ese campo de trabajo se acercó demasiado a la política?
Los presidentes están llamados a imprimir un sello, lo peor son los presidentes que no marcan un sello. El sello de Bernardo ha sido ampliar las fronteras de la Sofofa, incursionando en mundos donde tradicionalmente la Sofofa no tenía participación, cosa que me parece bien, correcta y legítima. Richard tiene una visión de mayor concentración en la actividad empresarial, que es una visión perfectamente legítima.
Ese debate se dio al interior de la Sofofa. ¿En qué posición se inscribe usted?
Pienso que la Sofofa debe abrirse a tener presencia en ámbitos que vayan más allá de lo netamente empresarial y tiene que participar en instancias comunitarias, de ciudadanos que no forman parte de las empresas, pero sí del país en el que esas empresas se desarrollan.
¿Hay un interés mayor de los grandes grupos por elevar su presencia en la actividad gremial? Ustedes, los Matte y los Angelini suman el 20% de los consejeros electivos.
Puedo interpretar eso, pero no tengo una respuesta. El país ha tenido en la última década un deterioro extremadamente significativo de su calidad política. Tenemos miembros de la Cámara de Diputados elegidos con muy pocos votos y con escasa formación para abordar los temas sobre los que deben legislar. Tenemos un conjunto, en el último tiempo, de iniciativas inconstitucionales y pienso que si las empresas y los grupos más grandes han terminado incrementando su participación refleja su preocupación por el devenir del país.
“A la caza de los ricos”
El año pasado dijo que faltaba liderazgo político y había desgobierno, a propósito del primer retiro del 10%. Esta semana se aprobó el tercer retiro. ¿No se ha resuelto esa carencia de liderazgo?
Al Presidente Piñera le ha tocado gobernar en tiempos muy difíciles, porque la calidad de la política está muy deteriorada. Hemos visto a una presidenta del Senado confesando que no tendría problemas en violar la Constitución, a un diputado llamando a rodear la futura asamblea constituyente, a parlamentarios promoviendo leyes fuera de la competencia que les asigna la Constitución. Si no se entra en cordura, si los políticos no atribuyen a su trabajo la dignidad y seriedad que tal función merece y demanda, es muy difícil el ejercicio de cualquier liderazgo. Gobernar en tiempos de pandemia, con una clase política muy poco serena y muy poco seria es muy difícil y eso es lo que está viviendo el Presidente Piñera.
¿Deben los empresarios contribuir más a la distribución de la riqueza? Muchos anticipan que Chile y el mundo serán más desiguales tras la pandemia.
Aquí tenemos un claro ejemplo de visiones interesadas para crear falsas sensaciones de dramatismo. La pandemia generará efectos impredecibles aún, pero no creo equivocarme al decirle que el año 2019, es decir prepandemia, la desigualdad en el mundo era la menor de su historia. Pero le voy a responder con una pregunta: El año 1966, el 50% de la población mundial vivía en extrema pobreza; y, en el 2017 esa cifra era del 9%. ¿En 1966 éramos más iguales, pero diría usted que estábamos mejor?
¿El grupo Luksic está disponible a pagar un impuesto a los altos patrimonios?
Me parece que el impuesto a patrimonios altos es un muy mal impuesto. Donde ha existido o existe, ha demostrado que recauda poco, es difícil valorar los activos, grava rentas que ya han tributado, es decir las grava dos veces y podría seguir, pero para qué si los especialistas ya han dado a conocer casi unánimemente su opinión contraria. Volvemos a la política sin la evidencia empírica. Hoy la política está trabajando sin evidencia. Sin embargo, se insiste en forma majadera. ¿Por qué? Porque la gracia del impuesto al patrimonio es que nos divide entre buenos y malos. Entonces, al Partido Comunista le interesa que la sociedad esté dividida y tensionada entre buenos y malos, mucho más que recaudar impuestos. El impuesto que presentaron ni siquiera sabía distinguir lo que es un patrimonio. El patrimonio siempre es un conjunto de activos y pasivos. Aquí ha habido una intención deliberada de la extrema izquierda, encabezada por el PC, y es lamentable que otros actores políticos, tanto del centro como de la derecha, pisen ese palito en vez de ponerse a pensar si se está planteando una buena solución. Para recaudar más, antes que instalar nuevos impuestos, cabe eliminar exenciones existentes. Eso indica la cordura, la sensatez.
Más allá del reproche técnico, ¿no hay algo en el terreno de lo simbólico: que los que más tienen aporten más a la sociedad?
Ojo con la política de lo simbólico, porque podemos hacer muchos símbolos que terminan siendo dañinos. Cuando aplicas una tasa porcentual, por definición el que tiene más, paga más. Ojo con enarbolar la frase de que los que tienen más aporten más, porque los que tienen más ya están aportando más.
Al proyecto de los altos patrimonios se suma un nuevo royalty a la minería y ahora un alza al impuesto a las empresas, del 27% al 30%. ¿No es algo con lo que tendrá que convivir el sector empresarial?
En la nueva Constitución es muy importante que se busque la forma para que la iniciativa exclusiva en materia tributaria quede sólidamente anclada en las potestades del Presidente de la República. Si tenemos una Constitución donde cualquiera de los 155 diputados y los senadores puede generar un nuevo impuesto, eso crea una incertidumbre tributaria imposible de sostener para cualquier país. Siempre pueden aumentarse los impuestos cuando se hace de buena manera, a través de los procedimientos legislativos que se establecen en la Constitución y con base técnica. Tenemos niveles de carga tributaria importantes: el 27% en las empresas, el 40% a nivel personal, equivale, en el fondo, a cerca de un 45% de impuesto. Por lo tanto, la mitad de los ingresos, en las altas rentas, se pagan como impuestos al Fisco.
Después del estallido de 2019, Luksic dijo: “es evidente que hubo lentitud para atender necesidades que llevan largo tiempo esperando”. Para atender esas necesidades se requieren más recursos.
¿Pero por qué se requieren más recursos? Se requieren recursos, pero no es sinónimo de más impuestos. Obviamente que tenemos precariedades. Tenemos un Estado muy ineficiente, particularmente en el gasto público, que ayuda insuficientemente, lentamente y con mucha burocracia. Esta especie de sinonimia entre que se requieren recursos, ergo, tenemos que subir los impuestos, es un facilismo muy torpe y muy negligente.
¿Y no puede haber espacios? ¿El alza del cobre no permite un nuevo royalty?
Si hay que tener una discusión sobre el royalty, hay que tener una discusión bien planteada y la iniciativa hoy es inconstitucional. Estoy hablando a título personal, no de Antofagasta PLC. Segundo, no corresponde que se haga motivado por el cobre ha tenido una especie de nanociclo positivo. Aquí andamos a la caza de los patrimonios de los ricos y las empresas. ¿Y qué hacemos cuando el ciclo del cobre vaya a la baja? No se puede legislar así. Siempre se puede conversar de mayores contribuciones, mirando todas las variables.P