Este miércoles, el Banco Central dio a conocer el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) correspondiente al segundo semestre de este año. El ente rector alertó que el sector inmobiliario residencial sigue rezagado respecto al resto de la economía, mientras las tasas siguen elevadas, y las ventas en niveles bajos. El endeudamiento de los hogares se mantuvo estable.

“Las tasas de financiamiento de largo plazo permanecen elevadas; las ventas continúan en niveles bajos; y el stock de viviendas terminadas sigue alto. Por otra parte, los precios de las viviendas se han mantenido estables en los últimos trimestres”, detalló el IEF.

Y luego agregó que “en el sector no residencial la situación de las oficinas permanece similar al Informe anterior, con alta vacancia y precios bajos en perspectiva histórica. El grado de interconexión de este sector con el resto de la economía y con el sector financiero, releva la importancia de continuar su monitoreo”.

Asimismo, el ente rector se refirió a la compleja situación en la que están las empresas inmobiliarias.

“El índice de cuota impaga de las empresas inmobiliarias alcanzó 1,7% de las colocaciones del sector, el valor más alto en los últimos quince años. Por su parte, las constructoras también han aumentado su impago bancario, ubicándose por debajo de su registro previo a la pandemia”, detalló el informe.

En cuanto a la situación financiera de los hogares, el ente rector detalló que sigue mejorando, aunque advierte que la posición financiera neta aún está debajo de los niveles prepandemia.

“En el segundo trimestre del año, el ingreso disponible bruto de los hogares aumentó 5,6% respecto del mismo periodo del año anterior. Esto, junto con una menor expansión del consumo, contribuyeron a un aumento del nivel del ahorro respecto del Informe anterior, llegando a 5% del PIB al cierre del segundo trimestre”, planteó.

Y luego señaló que “la tasa de desempleo se ha mantenido elevada, cercana a 9% desde mediados de 20239/ lo que constituye un riesgo para el dinamismo de los ingresos y capacidad de pago de los hogares”.

Por otro lado el endeudamiento de los hogares se mantuvo estable, y la carga financiera disminuyó, sobre todo en los hogares de menores ingresos.

“El endeudamiento agregado presentó una leve disminución desde el Informe anterior, situándose en 48% del PIB al cierre del segundo trimestre. En línea con los datos agregados y la trayectoria de la TPM, en los hogares de menores ingresos el endeudamiento (RDI) y la carga financiera, se redujeron desde el Informe anterior, asociado con la caída en la deuda y la menor tasa en los créditos de consumo”, sostuvo el IEF.

Con respecto a las empresas, el Informe detalló que “la evolución de los indicadores financieros de las empresas exhibe heterogeneidad, con una recuperación entre las empresas grandes, que contrasta con el rezago en las de menor tamaño y de sectores más vulnerables”.

Riesgos

El ente rector, indicó que el principal riesgo para la estabilidad financiera local, sigue siendo el escenario externo. Uno de los temas que mencionó en su informe son las tensiones geopolíticas.

“Una intensificación de conflictos geopolíticos podría afectar a instituciones bancarias y no bancarias, principalmente, a través del canal financiero. Esto podría ocurrir frente a mayores perspectivas de gasto público en defensa, un aumento en la incertidumbre o en la aversión al riesgo, resultando en condiciones financieras menos favorables”, sostuvo el informe.

Y por otra parte, señaló que “un escenario en que se estrechen las condiciones de financiamiento externo repercutiría sobre los agentes locales, aumentando el riesgo de incumplimiento de empresas y hogares, en particular de grupos identificados como más vulnerables. Con todo, los ejercicios de tensión para empresas y hogares indican que la deuda en riesgo de los usuarios de crédito se mantiene sin mayores cambios respecto del Informe anterior”.

Por último, en cuanto a las amenazas para la estabilidad financiera, se mencionó que haya cambios en las perspectivas macroeconómicas en EEUU.

“Cambios no anticipados en las perspectivas macroeconómicas en Estados Unidos podrían tener repercusiones negativas en los mercados financieros. En particular, una fortaleza de la demanda interna en EE. UU. mayor a la anticipada, junto con un mercado laboral que muestre un ajuste menor que lo previsto, podrían llevar a cambios en las perspectivas de política monetaria futura en Estados Unidos, lo que podría generar correcciones abruptas de precios de activos”, comentó.

Y además señaló que “si bien se dio inicio al ciclo de normalización de la política monetaria en EE. UU., se ha elevado la incertidumbre asociada a las tensiones geopolíticas a nivel global y al alcance e impacto de potenciales políticas económicas y comerciales en EE. UU”.