Jeff Bezos: el visionario de mente fría que conquistó internet

Jeff Bezos

La historia escribirá cómo Jeff Bezos y Amazon cambiaron la forma del consumo a nivel mundial. Con luces y sombras, el empresario que a fines de año deja la presidencia ejecutiva de la compañía, construye un legado comparable al de Andrew Carnegie, John D. Rockefeller, Steve Jobs y Bill Gates.


Desde el palco más alto que ha ganado con el título del hombre más rico del mundo, Jeff Bezos ha visto los cortejos fúnebres de un sinfín de empresas del retail físico. El comercio electrónico es presente y futuro, y su empresa, Amazon, está a la vanguardia de la revolución digital.

Su supremacía quedó reflejada con su desempeño en el “peor año de la historia”, como calificó la revista Time a 2020. Mientras el mundo se sumía en una gran recesión por efecto del coronavirus, la firma conseguía a fines de julio superar por primera vez el umbral de US$ 1 billón de capitalización bursátil, cifra que en la actualidad llega a los US$ 1.600 millones.

El distanciamiento social que dictaba la prevención contra la pandemia fue justamente lo que le permitió a Bezos dar por cerrado el año pasado en la más absoluta tranquilidad. Tanto así, que eligió la entrega del último informe financiero para anunciar que a fines de 2021 dejará de ser el CEO de Amazon.

Aunque el liderazgo de Bezos seguirá presente, dado que pasará a la presidencia ejecutiva del directorio, el hito permite hacer balances sobre su trayectoria que, con luces y sombras, ya deja capítulos para la historia.

“Bezos entrará al grupo compuesto por Andrew Carnegie, John D. Rockefeller, Steve Jobs, Bill Gates y otros iconos comerciales que han cambiado la forma en que vivimos hoy”, asegura Dan Ives, analista de tecnología de la consultora de Los Angeles, Wedbush. “El impacto de Amazon ha cambiado al consumidor moderno en torno al comercio electrónico y también ha creado la computación en la nube a nivel mundial. Los historiadores dentro de 100 años seguirán estudiando el impacto de Amazon en las sociedades futuras”, agrega.

Mirada de futuro

Hace poco más de dos décadas, en 1999, Jeff Bezos aseguraba que era “muy fácil predecir que va a haber muchas compañías exitosas que nacieron de internet”. Para ese entonces, Amazon tenía apenas cuatro años de vida, por lo que su fundador también reconocía que era difícil “predecir cuál de esas compañías van a ser (las exitosas)”.

Su mirada visionaria, siempre distante de los circuitos de cuello blanco y corbata, se cultivó en buena medida cuando antes de aventurarse en su propia empresa, trabajó en D. E. Shaw & Co., una administradora de fondos con énfasis en modelación matemática, con algoritmos muy sofisticados que involucraban data mining, que apuntaban al desarrollo de programas que detectaban y permitían explotar oportunidades de mercado.

De ahí salió con una convencida apuesta por un futuro digital, lo que más allá de Amazon quedó de manifiesto cuando en 1998 se convirtió en uno de los primeros inversionistas de Google. Bezos introdujo al naciente motor de búsqueda, que actualmente reina en esa industria, un total de US$ 250.000, los que se transformarían en 3,3 millones de acciones, equivalentes a US$ 280 millones con la salida a bolsa de la compañía.

“No había un plan de negocios… Tenían una visión. Fue un punto de vista centrado en el cliente”. Con esas palabras Bezos explicaba, años más tarde, su apuesta por Google, la que de hecho se alineaba perfectamente con la filosofía con la cual condujo Amazon desde su nacimiento.

En la misma entrevista a CNBC citada anteriormente, Bezos afirmaba que “si tú te enfocas con suficiente obsesión en la experiencia de clientes, selección, facilidad de uso, bajos precios, más información para hacer decisiones de compras (...) Si tienes todo eso, entonces tú tienes una buena oportunidad”.

También la tendrían sus inversionistas, después de todo, “en el largo plazo no hay ninguna desalineación entre los intereses del cliente y los intereses de los accionistas”, planteaba. Aunque estas declaraciones rápidamente se pondrían en duda en el marco de la explosión de la burbuja puntocom, el tiempo le daría la razón a Bezos en muchísimas de sus hipótesis.

Además de cumplirse su profecía del reinado de internet, en el que acompañan a Amazon y Google otras como Facebook, Netflix y Alibaba, acertó en sus pronósticos en favor de inversionistas que no paran de ganar. En el último reporte de la compañía, la utilidad por acción llegó a US$ 14,9, casi duplicando los US$ 7,23 por la que apostaba el mercado, el cual también quedó sorprendido positivamente con ingresos de US$ 125.560 millones, versus los US$ 119.700 millones que se pronosticaban.

Bajo escrutinio

Pero como se consignaba anteriormente, la historia de Bezos también tiene sus sombras. The New York Times lo describía en enero de 2018, cuando se convirtió en el hombre más rico del mundo, como “un titán corporativo brillante, pero misterioso y de sangre fría”, y es justamente con ese carácter que ha enfrentado los crecientes cuestionamientos sobre el modelo de negocios de su imperio.

“Cómo gana Amazon: aplastando a rivales y socios”, era el titular de un reportaje publicado en diciembre del año pasado por The Wall Street Journal, donde planteaban que Bezos maneja la empresa con “el impulso de una startup que intenta sobrevivir, hebra de su ADN corporativo que se está convirtiendo en un lastre”. Eso, debido al creciente escrutinio estatal que pesa sobre la compañía.

Según WSJ, para Amazon ninguna empresa es suficientemente pequeña como para no recibir una agresiva competencia suya. “Clonó una línea de trípodes de cámara que una pequeña empresa externa vendió en el sitio de Amazon, lo que afectó tanto las ventas del proveedor que ahora es una fracción de su tamaño original”, relatan en uno de varios ejemplos.

Pero no son solo las malas prácticas las que incomodan a las autoridades y reguladores estadounidenses. Además de la supremacía en el comercio electrónico, Amazon es la fundadora y soberana de la industria de la nube.

Con clientes de la talla de Airbnb, Disney, McDonald´s, Samsung, Siemens, el Departamento de Estado de Estados Unidos y el Ministerio de Justicia del Reino Unido, Amazon Web Services, o simplemente AWS, hoy día acapara más del 30% de ese mercado a nivel mundial, mientras que sus seguidores, Azure de Microsoft y Google Cloud se quedan con el 18% y 9%, respectivamente.

Es en ese marco que Pablo Foncillas, académico de IESE Business School, se atreve a anticipar que el destino para Bezos y Amazon es el mismo que tuvo Carnegie y su imperio de Standard Oil: la división. “En Amazon es probable que ellos mismos van a decidir autodividirse, separando a AWS. Podría ser en los próximos 12 y 18 meses, y si no, al tiempo”, pronostica Foncillas.

Ives también atribuye a la dinámica de David vs. Goliat que ha caracterizado al negocio del e-commerce y a la fortaleza de AWS, que a su juicio “no tiene paralelo”, la fijación actual de Washington en el negocio de Bezos. En ese marco, él junto a su sucesor como CEO, Andy Jassy, deberán hacer frente a una regulación que, según Ives, resultará problemática para la empresa, dada la fuerza que cobra el escrutinio tanto por el contexto de Covid como por una administración de Joe Biden que pretende ponerles freno a los gigantes de la tecnología.

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