Educación financiera y modificación de normativas y leyes para ampliar la posibilidad de inclusión financiera, son los ámbitos en los cuales la bancar pondrá foco este 2024. En la previa a la cuenta pública de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif), su presidente, José Manuel Mena, aborda la situación de la industria, la baja en la inversión reflejada en la caída de las colocaciones, y el escenario de la seguridad en el país.
En ese contexto, Mena apunta a los dos temas clave para el gremio que agrupa a los bancos privados para este ejercicio: “Uno es educación financiera”, precisa, y un segundo tema es la necesidad de “destrabar elementos legislativos y normativos para que la frontera de lo posible en términos bancarios se expanda”.
¿Cuáles leyes o normativas hay que modificar?
En la industria bancaria estamos en una de las situaciones más difíciles de las últimas décadas. Por una parte está la destrucción del ahorro de largo plazo que posibilita el financiamiento de crédito a largo plazo a causa de los retiros (de los fondos de pensiones). Segundo es la incertidumbre. Necesitamos despejarla con un lenguaje pro inversión, pro empleo, pro crecimiento. Y tercero, una sucesión de normas y leyes que han contraído la posibilidad de que los bancos podamos desarrollar el mercado, hay una acentuada acción para que cuando decidamos sobre un crédito se haga con poca información, cuando hagamos un seguimiento y cobranza lo hagamos con un mínimo de herramientas, asociado a un escenario de imposibilidad de ir a créditos de montos bajos a personas de menores ingresos, porque la Tasa Máxima Convencional ha generado una contracción, estimamos en más de 500.000 personas que no están en sistema formal. Y si sumamos la ley de fraude con tarjetas, peor aún. Desde el punto de vista de quienes toman la decisiones para el país, es necesario legislar en pro de la formalidad en el mundo financiero.
¿No es suficiente el tono conciliador que se vio en Enade?
En Enade estaba el poder legislativo, el Ejecutivo, la empresa. Por un lado es esperanzador que hubiese un un diagnóstico compartido. Pero, por otro lado, el mundo de la empresa debe contar con reglas claras para poder concretar la inversión. En el mundo político se dieron discursos antiempresa, antidesarrollo, palabras como extractivismo, que era posible decrecer, hubo tanto lenguaje antiempresa que me parece que quienes toman decisiones de inversión mantienen un grado de escepticismo. Ha habido inversión extranjera, minera principalmente, pero son proyectos que llevan años, el problema está en nuevas decisiones de inversión.
¿Y eso es lo que se refleja en las cifras de las colocaciones de empresas, que básicamente es cero o negativo?
Tenemos un ciclo de caída en las colocaciones como no lo habíamos visto en décadas. En los últimos cuatro años, las colocaciones han caído más del 10% medido sobre el PIB. El crédito crecía más que el Producto, pero ahora estamos creciendo menos que el PIB. Creo que hay dos factores: uno es la caída en la demanda en hipotecario y consumo: hay una baja muy importante asociada al ciclo económico, por alza del desempleo o incertidumbre sobre los salarios futuros, que lleva a las familias a decidir no endeudarse. Y lo segundo, hay una baja en la actividad y bajo nivel de inversión. En las empresas hay demanda de créditos para mantener la operación o ejecutar decisiones ya tomadas, o para capital de trabajo de muy corto plazo, pero proyectos de inversión de largo plazo no hay.
¿El país no entró en recesión, pero las colocaciones se comportan como si lo estuviéramos?
Si, así es, pero se suma un punto, que tiene que ver con la gestión del riesgo de crédito. Los bancos acompañamos a los clientes que ya son deudores nuestros, pero en los créditos nuevos hay incertidumbre sobre decisiones de inversión, la gestión de riesgo se hace más difícil y hay sectores más afectados, entonces los bancos son más estrictos porque están protegiendo la posibilidad de que los ahorrantes y depositantes recuperen sus ahorros.
¿El problema de la seguridad también está incidiendo?
Sin seguridad no es posible invertir, ni hacer una vida normal. Los bancos tenemos medidas de seguridad porque manejamos valores, pero en Chile se está obligando a empresas no bancarias a tener guardia armada. ¿Si es así, dónde está el Estado?
Ley Fintech y fraudes
¿Cómo está viendo la implementación de la Ley Fintech y la normativa sobre finanzas abiertas?
Lo que buscamos es que los plazos se cumplan, pero lo veo muy cercano, lo más probable que haya alguna una mayor extensión, porque falta muy poco para que se ponga en marcha. Lo clave en este tiempo es definir roles, responsabilidades de los distintos actores para que la implementación no tenga problemas.
¿Pero cómo extiende los plazos, si por ley debe estar funcionando a mediados de año?
Por eso digo que es un problema. No estoy diciendo que la CMF tendrá que pedir un cambio de ley, entiendo que está buscando la forma de que se cumpla la legislación, pero que no veremos un funcionamiento 100% a mediados de año. Habrá un marcha blanca, o algún esquema que obligará a un plazo mayor.
¿Por qué es necesario un mayor plazo?
El plazo no es realista. En otros países estos plazos han sido mucho más largos. Y segundo, consecuencia de lo anterior, hay definiciones que no se han dado parte por parte de la CMF, y una vez que esa definición esté, hay desarrollos que no son posibles de evitar.
¿Definiciones de que?
Hay temas que están asociados a cuidado de los datos: qué datos se permite entregar cuando otra institución quiere hacer uso de éstos, cuál es el permiso que se deberá entregar, la profundidad del universo de datos, hay elementos ahí que deben aclararse.
¿Qué le pareció la reforma a la Ley de Fraude con Tarjetas?
Es lo más cercano a lo que nosotros planteamos en términos que no asemejamos al modelo español. Creo que habría sido mejor haber planteado derechamente que dejar la culpa leve en lo que se usa en el mundo.