Mientras en Chile el modelo económico que ha seguido el país en los últimos 40 años se encuentra fuertemente cuestionado, lo que alcanzó su punto máximo tras el estallido social de 2019, a casi nueve mil kilómetros de distancia, en Los Angeles, California, el reconocido como padre de los Chicago Boys chilenos y también de varios otros latinoamericanos, Arnold Harberger, celebró sus 97 años el domingo pasado.

“Alito”, como es llamado con aprecio por los economistas que llegaron a hacer sus posgrados a la Universidad de Chicago a partir de la segunda mitad de los 50, fue miembro de la misión que en 1955 vino a Chile a promover un acuerdo que se terminó cerrando entre esa casa de estudios norteamericana y la Universidad Católica.

Desde ahí en adelante se convirtió no solo en el principal profesor, sino que en el amigo de varias generaciones de profesionales que pasaron por las aulas de Chicago y por su hogar en esa ciudad, acrecentado por el hecho de que se casó con una estudiante chilena, Anita Valjalo, de quien enviudó en 2011. Desde su primer viaje, Harberger también se convirtió en un asiduo visitante de Chile y en un referente de la economía de libre mercado que se comenzó a instaurar desde mediados de los 70.

Hace ya varias décadas el economista se mudó a enseñar a la Universidad de California en Los Angeles (Ucla), donde es colega de Sebastián Edwards, quien fue uno de sus alumnos en Chicago a contar de 1977, en la misma generación en que estuvieron, entre otros, el exprecandidato presidencial Joaquín Lavín, el exministro de Economía Juan Andrés Fontaine y el argentino Ricardo López Murphy.

Edwards acompañó a Harberger en la celebración de sus 97 años -cuyo cumpleaños exacto fue el 27 de julio-, la que tuvo lugar en la casa de su hijo Carl, con un grupo pequeño de invitados.

En la ocasión se mostró un video de tributo de sus amigos y de sus exalumnos, entre los que se encontraban el académico de la UC Rolf Lüders y Joaquín Lavín. “La reunión fue muy grata, con conversaciones sobre el pasado, presente y futuro. Hablamos de deportes, de viajes, de tragos y cócteles, e hicimos planes para los próximos cumpleaños de Alito”, relató Edwards.