Más allá de la señal del comercio y el desempleo, la economía chilena sigue dando muestras de fragilidad en medio del embate de la crisis del coronavirus. Así por lo menos se desprende de los índices sectoriales que reveló esta mañana el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
El organismo dijo que la producción industrial experimentó una caída de 4,8% en agosto debido a la incidencia negativa de sus tres componentes. La cifra es ligeramente mejor al -5% que esperaban los expertos consultados por Bloomberg.
El mayor impacto en IPI corrió por cuenta de la producción manufacturera que se desplomó 8,2% en el octavo mes del año, cifra mucho más mala que el -5,2% que esperaban los expertos y el -7,2% del mes pasado.
Esta contracción se explica, en gran medida, por la baja interanual de 9,1% en la elaboración de productos alimenticios. Esto último fue ocasionado, principalmente, por una menor elaboración de pan, debido a una reducción de la demanda desde servicios como restaurantes, casinos de empresas e instituciones educacionales, cafeterías, banqueterías, catering y hoteles.
La producción minera, por su parte, mostró una contracción más moderada de 2% en agosto como consecuencia de la menor actividad registrada en todos los tipos de minería que lo componen. La minería metálica decreció 2,0%, producto de la baja de 3,5% en la extracción y procesamiento de cobre.
Esto último, a raíz de un menor procesamiento de mineral en importantes empresas del sector.
En tanto, la minería no metálica disminuyó 0,7% a causa de una menor producción de ulexita.
Por último, el Índice de Producción de Agua Electricidad y Gas mostró una caída de 2% en agosto , debido a que dos de las tres actividades que lo componen presentaron una reducción.
Destacó principalmente electricidad, que se contrajo 2,8%, a raíz de una menor generación, principalmente de las centrales de la agrupación carbón/carbón-petcoke y del tipo hidráulica, pese a que la generación de la agrupación gas natural/ GNL incidió en forma positiva. En tanto, distribución eléctrica descendió, en especial hacia los destinos comercial y manufacturero.
Agua se contrajo 4,5%, producto del menor suministro hacia los destinos comercial. Gas, por su parte, creció 6,2% a causa de una mayor regasificación. Distribución de gas se contrajo, a raíz de un menor suministro a los destinos manufacturero y comercial.