Con una producción entre 900 y 1.000 toneladas anuales de salmón y la exportación del 98% de ésta, la industria salmonera es la segunda más significante para la economía chilena. Así lo determina el informe “Aporte Económico y Social de la Salmonicultura en Chile y su Contribución al Desarrollo del Sur Austral”, elaborado por los economistas y Raphael Bergoeing y Juan Esteban Doña, que concluye además que dicha industria “es el sector de recursos naturales no cobre que más ha contribuido al crecimiento durante 1996 – 2019″.
Si bien la salmonicultura enfrenta – al igual que todos los sectores– algunos desafíos en su camino hacia la sostenibilidad ambiental, no es una meta que consideren inalcanzable. Incluso, si comparamos con otras industrias de “proteínas procedentes de animales terrestres (aves, cerdos, bovinos), la salmonicultura presenta menor huella de carbono, menor uso de agua y mayor factor de conversión”, dice el ya comentado informe.
No obstante, más allá de su característica innata de ser una de las industrias proteicas animales más sustentables, algunas empresas chilenas íconos del sector están demostrando que, a través del uso de energía renovable e inteligencia artificial, pueden transformarse en una industria aún más verde. En esta materia, la salmonera Ventisqueros ha tomado la delantera al inaugurar una innovadora iniciativa: la implementación de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables en uno de sus pontones, el lugar donde se produce la cría de peces. Esta iniciativa pionera, no solo representa un cambio significativo en la forma en que se aborda la producción salmonera, sino que también demuestra que la industria puede proteger el medio ambiente a través de prácticas más sostenibles.
Inteligencia Artificial y salmonicultura
Pero además, en Ventisqueros, han sido pioneros en la implementación de la IA, proceso que comenzaron el año 2018 y que ha sido traído innumerables beneficios a la compañía. “Mediante el uso de IA, vas midiendo el comportamiento de los peces y vas haciendo más eficiente su alimentación y evitando así el desperdicio de alimentos, sobre todo si tenemos en consideración que el alimento es el mayor costo productivo de esta actividad”, dice Sergio Vargas, Gerente de Operaciones y producción de Ventisqueros.
“Esta automatización al detectar, mediante reconocimiento de alta tecnología, que los salmones dejan de comer sus pellets, corta de inmediato la alimentación, evitando así entre otras cosas, la acumulación de residuos en el fondo del mar”, cuenta Agustín Waidele, gerente de Comunicaciones de Ventisqueros.
“Lo que antes nos demorábamos 15 ó 16 meses, hoy nos demoramos 5 meses. Es así como la eficiencia ha ido subiendo, todo gracias a la remotización que te ayuda a tener un foco”, asegura Vargas. Y es que claro, agrega Waidele, “la alimentación remota es un factor clave para reducir el tiempo del pez en el mar, lo que trae muchos beneficios. En primer lugar, reducir el impacto de la actividad y, al mismo tiempo, menos posibilidades de producir enfermedades en los peces, que es crucial para su bienestar.
Siguiendo el camino de las energías renovables
Sumándose al compromiso que asumió nuestro país para la carbononeutralidad en 2050, en Vestisqueros quisieron convertirse en un ejemplo de innovación para la industria. Después de un viaje a Noruega, uno de los grandes competidores del mercado de salmones chilenos, que nació la idea de la transformación sustentable. “En Noruega, los pontones funcionaban a través de energía eléctrica pero no renovable, sin embargo, nosotros nos preguntamos si era posible hacerlo de una manera amigable con el medioambiente y buscamos la manera de hacerlo realidad”, dice Sergio Vargas.
Hoy, este primer postón ubicado en la planta Tubildad en el sector de Quemchi en Chiloé, funciona 100% con energía renovable, mediate un cable de unos 1,3 metros de largo aproximadamente que lo une a la planta. Este cable submarino alimenta al postón con energía renovable proveniente de fuentes solares y eólicas, producidas por la empresa eléctrica Saeza Innova.