La otra reforma de Boric que preocupa a los economistas: reducción de la jornada laboral y alza del salario mínimo

Boric Vallejo Jackson

Además de la reforma tributaria, a varios expertos les inquietan los cambios laborales del nuevo gobierno. En general coinciden en que de aplicarse tales medidas no debieran ser juntas, y que la implementación de cualquiera de ellas requiere de mucha gradualidad para que las empresas puedan ajustarse y así aminorar los impactos en el empleo y en la actividad.


Los ojos de los economistas y del mercado, en general, siguen puestos en quién asumirá como ministro de Hacienda del gobierno de Gabriel Boric, ya que él será quien lidere el equipo económico y las definiciones y tiempos de la primera gran reforma con la que piensa avanzar la administración entrante: la reforma tributaria.

Pero el programa del presidente electo, en lo económico, no sólo incluye una reforma tributaria, sino que también cambios en el mercado laboral, en el sistema de salud y en las pensiones.

En lo laboral, entre las principales modificaciones de corto plazo está la reducción de la jornada a 40 horas semanales, un proyecto que ya impulsó la diputada Camila Vallejo (PC) antes del estallido social y que ahora se retomará bajo el gobierno de Boric. A ello se suma la propuesta de alza del salario mínimo a $500 mil, desde los $337 mil actuales.

Trabajo - empleo
22.02.19 FOTOS A OBRA EN CONSTRUCCION, CONSTRUCTORA GAICO, IMAGENES REALIZADAS PARA SUPLEMENTO EL CONSTRUCTOR FOTO: JAVIER NAVARRO M.

Para los economistas, ambas temáticas causan preocupación y coinciden en que si se llegan a implementar, ese proceso tiene que ser gradual y no impulsar ambas medidas al mismo tiempo, ya que, de ser así, afectaría de manera importante al empleo y la actividad económica.

Alejandro Fernández, economista de Gemines Consultores, sostiene que el “impacto depende de la velocidad en que se implemente la reducción de horas. En caso que se reduzca de una sola vez, desde las 45 horas semanales actuales, a 40 horas, el impacto puede ser mayor al hecho de que sea un proceso gradual y la reducción se aplique en varios años”.

Este mismo análisis vale para el aumento del salario mínimo, ya que si se hace de a poco, las empresas pueden aminorar el impacto. “La gradualidad da más espacio para que las empresas se ajusten y, por lo tanto, el impacto negativo pueda ser menor, pero eso no significa que no haya efectos adversos”, subraya Fernández.

Para el director del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales, Juan Bravo, “es muy importante la gradualidad, de manera tal que las empresas tengan un tiempo prudente para reorganizarse y para ir evaluando el impacto en el mercado laboral. Además, lo ideal sería que fuera complementado con medidas de adaptabilidad laboral”.

En este sentido, el académico menciona, por ejemplo, que la implementación de la rebaja de jornada de 44 a 40 horas en Portugal “fue definiendo la jornada laboral ordinaria en un promedio de 4 meses como periodo de referencia. Esta es la manera que permite combinar de mejor forma los objetivos de avanzar hacia una reducción efectiva de jornada y reducir los impactos perniciosos en la generación de puestos de trabajo”.

En cuanto al salario mínimo de $ 500 mil, Bravo dice que si bien comparte “el principio fundamental de que una persona que trabaja una jornada completa y su familia no debe estar en situación de pobreza”, menciona que “la herramienta para lograr ese objetivo importa”.

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Según explica el economista, las alzas de salario mínimo que no van alineadas con aumentos de la productividad laboral generan impactos negativos en la generación de empleo asalariado formal en el sector privado, promoviendo la informalidad. “El programa de Gabriel Boric propone un aumento el primer año del salario mínimo a $400 mil, lo que equivaldría a un incremento cercano al 12% por sobre la inflación. Sin embargo, el crecimiento esperado para el próximo año está apenas en torno al 2%, por lo que esta alza no estaría alineada con el incremento de la productividad laboral”.

Por esta razón, lo que recomienda “es mejorar el ingreso mínimo garantizado, aumentando el monto del subsidio y corrigiendo por número de cargas de familiares, de tal manera que ningún trabajador de jornada completa ni su familia esté bajo la línea de pobreza”.

Sergio Godoy, economista jefe de STF Capital, añade otra arista al análisis: “La reducción a 40 horas de la jornada laboral y un salario mínimo a $500 mil tendrían efectos inflacionarios de primera y segunda vuelta no menores, lo cual nuevamente haría más difícil bajar la inflación el próximo año, donde nuestra proyección para 2022 es 4,5%, es decir, por sobre el techo del rango meta del Banco Central”.

Alejandro Alarcón, académico de la Universidad de Chile, puntualiza en que el efecto principal de la agenda laboral estará centrado en las pymes. “El efecto neto de estos anuncios es que disminuirán el empleo de las pequeñas y medianas empresas”, advierte.

Una mirada distinta entrega el académico de la Universidad Alberto Hurtado, Carlos García: “Desde la pandemia el mercado laboral ha cambiado, en especial los trabajos online, por lo que no es claro que esas reformas sean negativas”.

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