
La retractación de Coeymans en el caso Primus: “Fui malagradecido, pido perdón”
El ejecutivo, que permanece recluido en Capitán Yáber desde noviembre, prestó declaración por el millonario fraude al factoring Primus Capital. Negó haber sido parte de una asociación ilícita, inculpó a Ignacio Amenábar, ex gerente comercial, y pidió perdón al presidente del factoring, Raimundo Valenzuela y al vicepresidente ejecutivo Eduardo Guerrero. Aquí los detalles.

A dos años del estallido del caso, el quiebre es total y definitivo. Ignacio Amenábar y Francisco Coeymans prestaron declaración por separado y se culparon mutuamente por el millonario fraude que golpeó al factoring Primus Capital, controlado por el empresario vitivinícola y financiero Raimundo Valenzuela. Junto al abogado Antonio Guzmán y al técnico en cocina Marcelo Rivadeneira, Coeymans y Amenabar figuran como protagonistas e imputados en uno de los fraudes más cuantiosos de los últimos años en el sistema financiero. La trama incluye cheques falsos, sociedades de papel constituidas por venezolanos con visa en tránsito, viajes de placer, mujeres, alcohol y traiciones.
La Fiscalía les imputa los delitos de estafa, falsificación y uso malicioso de instrumentos privados, asociación ilícita, lavado de activos, obstrucción a la investigación y administración desleal. Tal es la magnitud del fraude que los socios de Primus Capital debieron inyectar US$100 millones para evitar la quiebra de la compañía.
Francisco Coeymans, ex gerente general de Primus, compareció ayer 7 de abril ante el fiscal Felipe Sepúlveda, junto a su abogado Mario Vargas. En su declaración, buscó corregir lo que consideró “una serie de distorsiones y acusaciones malintencionadas” por parte de sus excompañeros. A diferencia de Amenábar, su relato tiene un tono confesional. Acepta errores, pero insiste en que no hubo dolo, sino una cadena de malas decisiones tomadas en medio de una situación crítica.

Sobre la relación con Ignacio Amenábar, Coeymans dijo: “Jamás me respetó como jefe, eso es falso, hacía lo que quería y se enojaba y discutía si yo lo trataba de frenar”. Luego agregó: “Él fue jefe mío en Contémpora y desde ahí jamás pudo aceptar que yo fui en el papel su jefe, ni menos seguir mis instrucciones o sugerencias, se mandaba solo y no se enteró de nada del problema después, siempre supo”.
Coeymans apuntó a la vida personal de Amenábar y su impacto en la operación de Primus. Sobre su ex socio, dijo: “Tampoco menciona de que le compró un departamento en Perú a su amante Elva Vracko, tampoco que le compró un Jaguar y flota de autos a los padres de ella”. Detalló que, incluso, tras estallar el caso, “la invitó a un viaje al sudeste asiático pagado por él, fueron a Tulum, y ella vino varias veces, incluso en agosto del 2023, a Chile”.
Aseguró que aquellos viajes simulaban tener objetivos laborales, lo que no era cierto. “Incluso llegó a simular viajar por trabajo y pedirme que lo cubriera, por ejemplo, cuando fue a Máncora con Elva y decía que estaba en Lima en el hotel”. Y añadió: “A Elva Vracko le regaló un anillo y una cartera Louis Vuitton”.
Según su relato, Amenábar no sólo sostenía esta relación mientras el caso avanzaba en la justicia, sino que “vivía una doble vida, tenía mujeres en Santiago, en Lima, en Miami y se daba el lujo de jactarse de eso”. Añadió que “no se escondía nada, ni por respeto a su señora. Se creía impune”.

Actuaban como un bloque
El 27 de marzo de 2025, Ignacio Amenábar compareció ante la Fiscalía con una declaración escrita, acompañado por su abogado Germán Ovalle. Su testimonio fue extenso. Apoyado en peritajes, correos electrónicos, informes bancarios y registros digitales, aseguró que fue víctima de una operación paralela encabezada por Francisco Coeymans y Marcelo Rivadeneira, quienes —según dijo— lo excluyeron deliberadamente de las decisiones y lo utilizaron como pantalla.
Amenábar desmintió haber firmado cheques falsos, citando un peritaje caligráfico de la PDI que lo desvincula completamente. Rechazó haber usado claves ajenas en los sistemas de Primus y aseguró que su propia clave fue utilizada sin su consentimiento por Coeymans. También negó cualquier vínculo con la cámara espía instalada en la oficina del gerente Ian Ukrow, apuntando a Coeymans como el único responsable, respaldado por la declaración del técnico que la instaló.
Amenábar explicó que Coeymans y Rivadeneira planeaban un nuevo factoring en Perú, con apoyo de Vittorio Pessagno, y entregó correos, contratos y planillas recuperadas del computador de Rivadeneira que probarían dicha operación.
En su declaración, Amenábar también respondió a acusaciones de índole personal. Desmintió haber recibido pagos o comisiones irregulares de clientes y negó tener relaciones sentimentales con clientas o ejecutivas del factoring, insinuaciones que calificó como intentos burdos por desacreditarlo. “Jamás se usaron platas de otros clientes para pagar deudas. Encuentro muy bajo ensuciar a otras personas de esa manera”, declaró.
Finalmente, sostuvo que nunca se benefició del fraude y que incluso aportó fondos propios para salvar operaciones y evitar la quiebra de clientes. Aseguró que ha seguido revisando la carpeta investigativa y que ha entregado nueva evidencia sobre cómo operaban a sus espaldas quienes hoy intentan inculparlo.
“Coeymans y Rivadeneira actuaban como un bloque. Hay mensajes que prueban que me ocultaban información deliberadamente”, afirmó.
“Pido perdón al señor Valenzuela”
Aunque las declaraciones de Ignacio Amenábar y Francisco Coeymans estuvieron marcadas por el quiebre, la traición y los intentos por responsabilizar al otro, ambos incluyeron —cada uno a su manera— gestos de contrición. En un giro que contrasta con las acusaciones mutuas, los dos imputados abrieron espacio para el arrepentimiento, ya sea por sus propias acciones o por el daño causado a terceros.
Francisco Coeymans dedicó buena parte del inicio de su testimonio a retractarse de sus dichos previos, especialmente aquellos que habían apuntado con dureza contra Raimundo Valenzuela, presidente, y Eduardo Guerrero, vicepresidente ejecutivo de Primus Capital. “Debo decir que me arrepiento de los dichos de mi declaración anterior del 19 de diciembre del 2023 sobre el Sr. Valenzuela, las descalificaciones las realicé de manera irresponsable, no son ciertas y fueron realizadas en un momento de rabia y descontrol”, declaró. Luego fue más allá: “Pido perdón al señor Valenzuela y su familia por el daño o molestia que mis palabras pudieron haber causado”.
También reconoció que sus afirmaciones sobre la personalidad y actitudes de Eduardo Guerrero fueron injustas: “Lo hice como un ataque personal, fue una reacción a las acusaciones que me realizaron y no se condice con la realidad”.
En diciembre, declaración de la que Coeymans se desdice, había dicho: Así como Raimundo Valenzuela habla del fraude financiero más importante de los últimos años en Chile, puedo decir que lo considero el empresario más inepto de los últimos años, que destruyó valor a una empresa que funcionaba y que podía seguir siendo líder en el mercado si se hubiesen aceptado los planes de pago de los clientes, castigado lo que se necesitase castigar y seguir trabando para que las 150 familias que dependían de Primus estuvieran bien. Todo lo anterior, sólo por tratar de desconocer un problema conocido por él, lavarse las manos, y donde participó activamente, conjunta y conscientemente, como demuestran los audios que aporto”.
Ahora, en su testimonio de esta semana, Coeymans sostuvo: “Valenzuela jamás nos obligó a cometer una irregularidad de ningún tipo y tampoco tengo conocimiento de que haya cometido algún acto irregular”. Sobre Guerrero, añadió que fue arrastrado por confiar en la información que él mismo y Amenábar les entregaban.
En otro pasaje de su último testimonio, Coeymans también se refirió al apoyo económico que recibió de Valenzuela y Guerrero cuando su hijo enfrentaba un problema de salud: “Fui malagradecido, pido perdón”.
Ignacio Amenábar, en cambio, no dirigió disculpas formales hacia los otros imputados, pero sí dedicó parte de su declaración a defender a terceros mencionados en la causa y a deslizar críticas a quienes, según él, intentaron ensuciar a personas inocentes para hundirlo a él. Por ejemplo, dice que no se emplearon dineros de otros clientes para pagar deudas de otra clienta de Primus, Ana María Forno, y citó declaraciones de una ex ejecutiva del factoring, Daniela Vargas, que declaró en la Comisión para el Mercado Financiero (CMF): “Las carteras de los clientes de Amenábar no eran turbias como las que tenía yo”, citó textualmente.
Aunque no hubo un mea culpa abierto sobre su rol en Primus, Amenábar dejó entrever una autocrítica general sobre la gestión: “Pudo haberse hecho mucho mejor, pero lo que hicimos fue para proteger a Primus, no para robarle”.
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