Los mercados bursátiles experimentaron un verdadero desplome este lunes, y las acciones japonesas llegaron a superar las pérdidas del “Lunes Negro” de 1987, ya que los temores de una recesión en Estados Unidos hicieron que los inversionistas huyeran del riesgo mientras apostaban a que serían necesarios recortes de tasas para rescatar el crecimiento. La bolsa de Santiago cerró con un fuerte descenso.
El IPSA cedió un 3,43% a 6.098,73 puntos. Esta fue su mayor caída diaria desde el 20 de diciembre de 2021, tras el triunfo de Gabriel Boric en la segunda vuelta presidencial.
“Los mercados siguen ajustándose luego que el viernes se derrumbaran debido a la caída de casi 30% en el precio de las acciones de Intel que incumplió expectativas al reportar utilidades 2T24 por USD 0,02 (vs USD 0,1) y los malos datos de empleo de EE.UU., donde la tasa de desempleo de julio aumentó a un 4,3% (vs 4,1% anterior)”, dijo Guillermo Araya de Renta 4.
El yen y el franco suizo, considerados refugio seguro, subieron, al desbaratarse las operaciones de carry trade, lo que desató especulaciones de que algunos inversionistas estaban liquidando operaciones rentables para conseguir dinero con el que cubrir pérdidas en otros lugares. Tal fue el torrente de ventas que se activaron los disyuntores en las bolsas de valores de toda Asia.
El promedio de referencia Nikkei de Japón cerró con una baja del 12,40% a 31.458,42, su mayor caída en un día desde octubre de 1987, mientras que el índice Topix perdió un 12,48% hasta 2.220,91.
Las acciones europeas cayeron a mínimos de casi seis meses en medio de una ola de ventas globales de acciones por temores a una desaceleración del crecimiento económico de Estados Unidos.
“Hay distintas razones, escuchando a distintos analistas, pero la más importante va ligada a la probabilidad de una recesión en Estados Unidos. ¿Y esto basado en qué? Principalmente en datos económicos conocidos el día jueves y el día viernes”, explicó Jorge Tolosa de Vector Capital.
El índice paneuropeo STOXX 600 bajó un 2,17%, su nivel más bajo desde mediados de febrero.
En tanto, los bonos del Tesoro de Estados Unidos tuvieron gran demanda y los rendimientos de los bonos estadounidenses a 10 años alcanzaron en un momento el 3,723%, el nivel más bajo desde mediados de 2023.
Los indicadores de Wall Street finalizaron la sesión en rojo, y tanto el Dow Jones como el S&P 500 tuvieron su peor jornada en más dos años (junio de 2022), en medio de una ola vendedora.
Las acciones de Nvidia cayeron un 7,2% y las de Apple un 5%.
“En otras oportunidades, un mal dato de desempleo era bien visto por el mercado porque esto haría que la Fed bajara la tasa de política monetaria en la reunión siguiente, pero el viernes fue interpretado como que la destrucción de empleo sería un signo que la economía norteamericana podría estar entrando en recesión, apanicando a los mercados. Visión que se mantiene hoy día”, agregó Araya.
El viernes, un informe de empleo de julio preocupantemente débil hizo que los mercados estimaran en un 78% la probabilidad de que la Reserva Federal no solo recorte las tasas en septiembre, sino que las alivie en 50 puntos básicos. Los futuros implican 122 puntos básicos de recortes en la tasa de fondos del 5,25-5,5% este año, y tasas de alrededor del 3,0% para fines de 2025.
“Las señales de una debilidad emergente en la economía estadounidense son evidentes, con indicadores negativos en las contrataciones, las ventas minoristas y los informes PMI”, dijo Bruno Schneller, socio gerente de Erlen Capital Management.
Schneller señaló, sin embargo, que los datos económicos como el PIB y el comercio se mantuvieron estables mientras se acercaba la perspectiva de recortes de tasas en Estados Unidos en otoño.
Analistas de Goldman Sachs también destacó la capacidad de la Fed para restablecer el optimismo en el mercado, estimando una probabilidad del 25% de una recesión en Estados Unidos.
Los analistas de JPMorgan fueron aún más pesimistas y asignaron una probabilidad del 50% a una recesión.