Un entorno virtual en que se pueda replicar la vida cotidiana de las personas, pero yendo más allá de los límites físicos y aprovechando los beneficios de internet, es la apuesta que tiene hoy el director ejecutivo del conglomerado de tecnología y redes sociales, Meta, Mark Zuckerberg. El creador de Facebook busca ser el referente en el metaverso, uno o muchos mundos virtuales que pretenden ser una realidad alternativa. Sin embargo, otras empresas, con mayor o menor entusiasmo e inversión, también hablan de crear su propio metaverso o ser un actor importante dentro de alguno de estos universos digitales.
El objetivo del metaverso es que uno pueda ser parte de esta experiencia por medio de la realidad virtual aumentada, e incluso, algunos apuestan a que pueda ser una experiencia que vaya más allá del sentido de la vista y del oído. Esto, por medio de dispositivos tecnológicos.
Y aunque la promesa parezca utópica, compañías importantes, como Microsoft, ya están invirtiendo para que cuando esté toda la tecnología disponible y masificada, ellos sean referentes en este mundo virtual que, entre su modelo de negocios, considera los micropagos para acceder a contenido o experiencias digitales. De hecho, aunque la idea de desembolsar dinero en un mundo en línea para algunos parece lejana, otras compañías ya ofrecen la experiencia de poder ir con un avatar a una tienda digital y comprar vestimentas o experiencias solo para esa realidad intangible. Por ejemplo, los usuarios del juego Roblox pueden ir a una tienda de Nike a comprar accesorios para sus personajes, algo similar a lo que ya ocurre masivamente en la industria de los videojuegos.
Según un reporte de Bloomberg, el metaverso puede llegar a ser un mercado de US$ 800 mil millones en 2024, en donde las industrias de las redes sociales, videojuegos, servicios, entretenimiento y publicidad son las llamadas a ser los actores principales de esta nueva línea de negocios.
Accenture estima que “está naciendo un nuevo mercado y las empresas tienen una gran oportunidad no solamente de reforzar la relación con sus clientes y colaboradores, sino que también de crear nuevos productos y servicios. Abordar estos desafíos será clave para avanzar hacia una estrategia de metaverso exitosa”, dice la directora ejecutiva de la empresa, Gabriela Álvarez.
En esa línea, el metaverso también está pensado para ser aprovechado como una oportunidad para la experimentación de nuevas marcas, productos y servicios, antes de llevarlos a la vida real. Además, ciertas industrias, especialmente la de la publicidad, tienen la capacidad de ofrecer una experiencia personalizada para cada persona.
Otro de los escenarios que se busca replicar en esta idea de metaverso es la del teletrabajo. Pero esto, en una experiencia más allá del intercambio de mensajes por correo electrónico o videoconferencia. “A través de este nuevo mundo virtual, los colaboradores pueden estar todos reunidos y ver las operaciones en tiempo real, lo que les permite, por ejemplo, prever fallas y adoptar medidas proactivas. Así también, el metaverso permite impulsar una innovación nunca vista, ante la fuerte colaboración que genera entre los empleados”, explica Álvarez. Por ejemplo, la minería en Chile tiene un entrenamiento de seguridad en un universo simulado.
“Indudablemente hoy estamos en pañales, pero ya vemos algunos destellos de lo que podríamos lograr, y, seguramente, cuando miremos atrás en unos años, pensaremos lo rudimentarios que estábamos hoy, algo que el crecimiento exponencial nos obliga a repensar todo para adecuarnos al cambio. Las personas y las empresas están intentando aprender de todo esto y cómo aplicarlo para ver qué oportunidades generará, pero lo cierto es que esto llegó para quedarse y por mucho tiempo”, plantea el socio líder de consultoría en tecnología de EY, Ángel Izurieta. De todos modos, desde la consultora también advierten que no hay que sobreentusiasmarse con la idea del metaverso: “Al igual como ha pasado con lo digital, más importante que definir un cargo para esto, es que las compañías definan la necesidad de su uso alineado con sus estrategias y no al revés. El metaverso sólo será importante si la estrategia lo requiere”, agrega Izurieta.
En ese contexto, la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) dice que la idea del metaverso “nos entusiasma, pero no estamos obsesionados con el concepto en sí, sino con el potencial de modelos basados en el uso de las nuevas tecnologías, independientemente de cómo las etiquetemos”, afirma el gerente de estudios del gremio, George Lever. Desde la CCS comentan que llevan estudiando lo que es y será el metaverso desde hace un año y estiman que este tipo de experiencias permite crear nuevos activos de valor y otras formas de mejorar las experiencias de los consumidores.
“El comercio más tradicional utiliza ya una primera generación de herramientas consideradas como parte del metaverso (realidad virtual y aumentada, inteligencia artificial, bots), pero en general nos encontramos lejos de una experiencia unificada, donde todo ocurre dentro de él. En el mediano plazo, de hecho, los modelos más exitosos se seguirán sirviendo de este tipo de herramientas, independientemente de si las identifiquemos como metaverso o no”, agrega Lever.
Hasta el momento las empresas en Chile no han manifestado con gran publicidad que estén trabajando para ser parte del metaverso o acercarse a este tipo de experiencia. Sin embargo, quienes trabajan el tema afirman que las industrias que más están demandando servicios relacionados con la realidad aumentada son las de entretenimiento, retail y consumo masivo.
Sin embargo, la tecnología relacionada con el metaverso sigue siendo de uso acotado en Chile. El último informe “Technology Vision” de Accenture mostró que solo el 21% de las empresas chilenas está actualmente experimentando con la realidad aumentada. El retail y bienes de consumo son las industrias que más entusiasmo muestra, en comparación con las otras, dado que un 35% de ellas la ocupa. El sector financiero también es parte de este tipo de tecnología, pero solo el 15% del rubro consultado dice ocuparla.
Respecto al rol que debería tener el Estado ante esta nueva realidad que se promete, Izurieta de EY comenta que “uno esperaría que en esta integración de todo nuestro quehacer como consumidores también lo estén los servicios que debamos realizar con el aparato estatal. Si hoy lo hacemos en la web, es esperable que en el futuro podamos interactuar a través esta nueva forma, e incluso incorporar opciones adicionales que hoy no tenemos, por ejemplo, una capacitación o conexión con un grado de inmersión mayor de manera virtual o la venta de un producto como Token No Fungible (NFT en inglés)”. Desde la consultora agregan que los gobiernos deberán trabajar en las regulaciones del uso de todo este tipo de tecnologías, buscando alcanzar consensos y protocolos entre países, organizaciones y empresas. Aunque estiman que será una tarea que requerirá tiempo, lo asimilan a la experiencia que tuvieron que enfrentar los distintos actores del mundo ante la llegada de internet.