El Grupo Smart Fit tiene en su hoja de ruta seguir expandiéndose en Chile con su oferta tradicional, pero también tiene pensado incursionar con una mayor cobertura en un segmento de quienes están dispuesto a pagar más para hacer deporte. Hoy, en el país, el grupo tiene 82 gimnasios en operaciones bajo la marca Smart Fit y otro recinto llamado O2.
Los planes de la firma brasileña en Chile se basan en que, tras los 18 meses que estuvieron sin poder generar ingresos por motivo de la pandemia, las cifras dieron cuenta de un buen desempeño del negocio relacionado al mundo fitness. “Hay una recuperación por parte de nosotros como empresa y también de la industria, porque la cultura de la gente ha cambiado. Existe un interés por un mayor bienestar, de hacer más ejercicio y eso nos ha beneficiado a nosotros en que más y más gente busca ir al gimnasio”, comenta Nicolás Calderón, country manager de Smart Fit Chile.
“Nuestro mayor segmento etario va desde los 18 años a los 40. Entonces al final esa gente busca ir al gimnasio por bienestar, pero también por relacionarse con otras personas e ir con los amigos”, agrega.
De esta forma, Calderón apunta que buscan abrir gimnasios en el que exista una densidad etaria y demográfica, donde califican lugares concentrados por oficinas y vivienda. Sobre el problema de congestión que puede significar que, una parte importante de las personas, vayan al gimnasio después del trabajo, el ejecutivo explica que buscan enfrentar este caso con un horario extenso de funcionamiento y abriendo más gimnasios donde vean que es rentable.
Otra de las virtudes que ve es que las personas ya habrían incorporado en sus presupuestos el pago del gimnasio, lo que lo hace el negocio menos sensible en escenarios donde la actividad económica se resiente.
Respecto al grueso de personas que pagan y no van al gimnasio, Calderón estima que es un porcentaje menor a la creencia de años anteriores y que, de forma preliminar, rondaría un 30% del total de alumnos de un total de más de 250.000.
La salud del negocio
Calderón destaca el mejor pie con que quedó su firma tras el fin de las restricciones por pandemia: “Postpandemia hay una gran diferencia entre nosotros y los competidores, porque los competidores que son con capitales chilenos y Sportlife, que tiene capitales colombianos, quedó muy mal parado versus nosotros, que reactivamos la operación y después comenzamos un crecimiento bastante sostenible que se ha mantenido en los últimos años desde la pandemia”.
En esa línea, el grupo brasileño que cotiza en bolsa busca tener en operación 10 gimnasios y así terminar este año con 92 recintos en operación bajo la marca Smart Fit, que operan con administración directa de la empresa. El año pasado abrieron 16 gimnasios y para el 2025 esperan tener entre 23 y 30 sedes más en Chile.
“Nosotros este año esperamos invertir al menos US$ 25 millones”, destaca Calderón. Además, desde Smart Fit, resaltan que, desde su llegada a Chile, en 2014, han invertido US$80 millones.
En total, las operaciones en Chile tienen más de 1.300 trabajadores, según cifras de la empresa. El grupo cuenta con una operación en 15 países y Chile ocupa el cuarto lugar de un importancia, donde es superado por Brasil, México y Colombia.
“Siempre hay una expectativa alta respecto a Chile, porque hay un ingreso per cápita mayor y hay espacio para mayor crecimiento”, resalta el ejecutivo. No obstante, Calderón plantea sus reparos respecto a las dificultades que ven para seguir con su plan de expansión en Chile.
Calderón apunta al tema del desempeño del sector inmobiliario: “La oferta inmobiliaria estuvo muy detenida después del estallido social y la pandemia. Entonces recién se está reactivando, pero eso significa que son proyectos que se acaban de reactivar y que van a salir a flote o a operación en 2026 o 2027″.
El nivel de la tasa de interés es otro de los factores que identifica Calderón, pero también destaca que han suplido este contexto vía alianzas con supermercados. El objetivo de esta colaboración es ocupar el espacio que disponen las cadenas para instalar sus gimnasios. El arrendar espacios para construir gimnasios es otra de las fórmulas que aplica la cadena ante el contexto inmobiliario que ven.
Otro de los dardos del ejecutivo apunta a la tramitación de los permisos para poder funcionar como gimnasio. “Está todo el tema de la permisología que a nosotros muchas veces nos pega, porque podemos tener un gimnasio construido y listo, pero pueden estar hasta seis meses esperando el permiso de funcionamiento”.
En esa línea, ante el proyecto de reforma a los permisos sectoriales que impulsa el gobierno del Presidente Gabriel Boric, Calderón dijo no sentirse del todo satisfecho. El ejecutivo estimó que la iniciativa se centraría en los proyectos de una alta inversión monetaria. “No se ha tocado tanto el tema de las aperturas de locales comerciales, de pequeños locales, de pymes, que al final se ven afectados también por la misma burocracia”, comentó.
“Si un local no puede funcionar por seis meses, eso significa capital de trabajo estancado para cualquier empresario. Entonces, obviamente el proyecto del gobierno va en un muy buen camino y obviamente nos gustaría que siguiera este camino (de no solo enfocarse en proyecto de gran inversión) para poder llegar a un mejor resultado”, añadió.
En septiembre y durante casi un mes, una parte de los trabajadores se fueron a huelga, denunciando malas prácticas laborales y falta de acuerdos con la empresa. Ante esto, Calderón comentó que ya se llegó a un acuerdo con los involucrados.
“Cuando hay una representación del menos del 4% y la huelga dura lo que duró, es porque al final la gente se da cuenta de que nosotros hacemos nuestro mayor esfuerzo para que los trabajadores tengan las mejores condiciones para desarrollar su trabajo”, dijo Calderón ante el evento que terminó el 25 de septiembre y que no afectó la continuidad operacional, según explicó. El ejecutivo también comentó que los trabajadores del sindicato ya se incorporaron a sus trabajos.
El salto a una oferta de mayor costo
Calderón estima que su llegada al país, con un precio donde la suscripción más alta ronda los $30.000 mensuales, empujó a los competidores a bajar sus valores y quedando un consumidor dispuesto a pagar más con una oferta que todavía no se satisface.
“Los operadores como Energy y Sportlife, que antiguamente cobraban hasta $70.000, por así decirlo, fueron bajando su ticket, para hacernos competencia a nosotros. Entonces quedó (...) todo un segmento huérfano, que preferiría pagar un poco más y estar en un gimnasio con otras características o con menos gente. Entonces vemos que hay un segmento cautivo”, estima el ejecutivo.
Así, el plan consiste en que el gimnasio O2, que está ubicado en el barrio El Golf, comuna de Las Condes, y que tiene un precio mayor a Smart Fit, cambié su nombre y sus instalaciones. “Nos va bien, pero creemos que podemos dar una mejor propuesta con lo que existe en Brasil”, dice el ejecutivo.
En esa línea, la hoja de ruta es tener una oferta para “un segmento alto”, con un cobro más alto a la media del mercado, y bajo el nombre de BioRitmo, que es la marca con que opera este tipo oferta del grupo en Brasil. El objetivo es de “aquí a marzo” funcionar bajo dicho nombre.
Desde Smart Fit plantean que el acceso a BioRitmo tendrá un valor de entre US$ 100 a US$ 150 mensuales o entre $93 mil y $140 mil.
El plan considera ir cautivando a este segmento, pero tampoco se espera que sea aún ritmo similar al de Smart Fit.
Sobre la oferta, Calderón detalla que son gimnasios de “alto equipamiento”, con más clases grupales y entrenamiento personalizado. “En Brasil tienen más de 25 unidades, bastante exitosos que siguen en una velocidad de apertura importante año a año”, resalta.
Sin embargo, el ejecutivo también explica que su etapa inicial está pensado en el sector oriente de la Región Metropolitana. La idea es ver cómo se comporta el mercado ante esta oferta e ir viendo si existen opciones para expandirse. En un principio podrían ser cinco gimnasios BioRitmo “en los próximos años”.