Luis Felipe Gazitúa: ¿Hay solución para La Araucanía?
Por Jorge Atton, exintendente de La Araucanía.
Una de las zonas más hermosas del sur de Chile y con un potencial inmenso es La Araucanía, que hoy vive con la paradoja de ser una de las regiones más pobres y de mayor conflictividad en Chile.
Si bien podemos encontrar el origen histórico de su actual situación en la Guerra de Arauco y posterior “pacificación”, que no fue otra cosa que la ocupación y asimilación forzosa del pueblo mapuche a la sociedad chilena, esta problemática en los últimos 30 años toma una dimensión distinta, asociada a una espiral de violencia.
Todo ello a partir del gobierno de Patricio Aylwin, que impulsó una política de restitución de tierras que no resolvió el problema, sino que lo agravó. A esto se suma una influencia externa en las comunidades rurales por parte de ONG con intereses propios, que han incubado un germen ideológico de separatismo.
La realidad es que la inmensa mayoría de la población mapuche se ha integrado desde hace muchos años a Chile, independiente que se sientan marginados y muchas veces abusados en sus derechos por el Estado.
El Estado debe asumir un rol más activo para que el pueblo mapuche pueda recuperar sus tierras, pero la tierra por sí sola no sirve. La actual política de tierras ha agudizado la pobreza rural en la región y no solo del pueblo mapuche, si no de todos los habitantes de estas regiones. Además, ha agudizado la violencia rural y la delincuencia rural.
Hay un convencimiento transversal que esta política de tierras requiere de componentes fundamentales para cimentar su éxito: capacitación, educación, capital de trabajo (no subsidios asistencialistas), y obviamente integración para mejorar las condiciones de vida de las comunidades. Lo anterior lleva a plantear un nuevo modelo productivo y un nuevo modelo de asociación privada.
Por esta razón el planteamiento del presidente del directorio de empresas CMPC, Luis Felipe Gazitúa, es digno de análisis. “Chile ha hecho como que en La Araucanía no hay problema, los mapuches sienten que el Estado chileno los ha despojado y que ha desatendido históricamente sus demandas legítimas, lo que abre espacio a los grupos violentos. Estamos dispuestos a conversar con todo el mundo, a dialogar con todo el mundo, de cualquier tema, sin exclusión”, planteó el ejecutivo.
Comparto este diagnóstico. No sirve solo atacar la violencia con más violencia, hay que ir a los temas de fondo, que son políticos, sociales, económicos y de reconocimiento constitucional.
Tal como plantea Gazitúa, debe ser una solución de fondo. Ello implica replantear el modelo actual de propiedad por un modelo de propiedad mixta de la actividad empresarial que se realice en los territorios.
Uno de los aspectos más importantes para encontrar una solución a la situación actual tiene que ver con el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios y que va de la mano de la tan anhelada descentralización y regionalización a la que aspiran no solo los pueblos originarios, si no de todas las regiones.
La redacción y aprobación de una nueva Carta Magna puede ser una gran oportunidad para abordar este primer problema de fondo. “Parlamentar” es la ancestral pero más vigente forma de encontrar una solución definitiva para La Araucanía, pero tiene que ir asociada con el cambio de paradigmas empresariales y que los dueños de los territorios, mapuches y no mapuches, sean socios en este nuevo modelo.P
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