La última vez que Manuel José Balbontín estuvo presencialmente en Chile fue en febrero pasado. Radicado en EE.UU. hace más de tres décadas, el socio de Compass Group regresó hace unas semanas, pero esta vez de forma virtual, para participar -desde Nueva York- en el seminario anual de inversiones que realiza la compañía y que en esta ocasión se hizo telemáticamente en los nueve mercados en que opera Compass. Pese a las segundas y terceras olas del Covid y a los nuevos confinamientos en Europa y en Chile, entre otras zonas, sigue muy optimista respecto a que el mundo está ad portas de un histórico repunte económico y a que nuestro país será uno de los que destacará en ese proceso. No obstante, en paralelo, da cuenta de su inquietud por la profundización que la pandemia está generando en las desigualdades de todo tipo a nivel global y cómo ello desafía al sistema capitalista.

Usted en noviembre del año pasado, tras la elección norteamericana, ya estaba optimista sobre la recuperación mundial y de EE.UU. ¿Mantiene esa visión?

-Las perspectivas de un gran crecimiento mundial se mantienen intactas. Según las proyecciones del FMI, se espera que el mundo crezca un 5,5%, que sería de los mayores registros en tres décadas. Las expectativas de crecimiento se han corregido al alza desde noviembre del año pasado y específicamente se prevé que EE.UU. crezca sobre un 5%. Y Asia estará a la cabeza de los emergentes con un crecimiento estimado del 8,3%, liderado por China e India, con un 8,1% y un 11%, respectivamente. Este crecimiento está basado en la reapertura económica pospandemia y es un rebote de la actividad. Sigue muy apoyado por la continuidad de políticas monetarias y fiscales muy expansivas, y por la vacuna contra el Covid-19 que comenzó a desplegarse a fines del año pasado. Hoy la vacuna es una realidad y se dio en un período récord. De lo que sí tenemos que estar conscientes es que la recuperación sanitaria a nivel mundial será más gradual y muy desigual a nivel de países y de regiones. Vemos algunos que han avanzado mucho en su proceso de vacunación, como Chile, Israel, EE.UU., pero otros recién comienzan. Este proceso debería acelerarse en el tiempo.

¿Nuevas variantes del virus pueden amagar esta recuperación? De hecho, amplias zonas de Europa están confinadas otra vez.

-No soy epidemiólogo, pero entiendo que al haberse descubierto una vacuna base, esta se puede ir adaptando a las nuevas variantes. A pesar de lo avanzado en el combate al Covid-19, aún estamos en territorio desconocido. A la fecha, las vacunas han demostrado ser bastante efectivas frente a estas variantes y lo más probable es que van a tener que seguir adaptándose, como ocurre con la de la influenza.

Hace unas semanas, José Luis Daza dijo que a nivel global se vivirá el mayor auge en 50 años, pero también Raghuram Rajan sostuvo que el repunte será en K, con algunos países muy bien y otros muy mal. ¿Comparte esos análisis?

-Ambos son ciertos y, como dije antes, el mundo va a crecer muy rápido. Sin embargo, habrá grandes divergencias entre los países y sectores de la economía. Esto significa que en los países más pobres, como África y Asia y algunos latinoamericanos, habrá un proceso mucho más largo y duro para reparar el daño de este virus. El endeudamiento y los efectos, sobre todo en el empleo, van a tomar más tiempo, en parte porque hay sectores muy dañados que van a tardar en recuperarse. El pronóstico es un crecimiento muy rápido de corto plazo, pero más gradual en el largo plazo.

Sobre el gobierno de Biden, ¿sigue pensando que será una administración moderada? ¿Cómo ve su plan de alza de impuestos?

-El gobierno de Biden, en sus primeros días, fue un poco más extremo, sobre todo en deshacer algunas de las políticas de la administración de Trump. Pero aún no hay ninguna política específica que haya impulsado en que demuestre que no va a ser un gobierno relativamente de centro. El programa de ayuda de US$ 1,9 billones se había anunciado antes y tiene apoyo transversal, con ciertos reparos del Partido Republicano. Pero es muy popular en EE.UU. Se ha anunciado que se pretende continuar con un programa de apoyo fiscal a la infraestructura y otros intensivos en mano de obra, para lo cual están viendo distintas formas de financiamiento. Entre ellas están las alzas impositivas, en discusión. También se ha hablado de algún tipo de impuesto patrimonial a las grandes fortunas, tanto a nivel país como de algunos estados, como Nueva York y California. Hay grandes niveles de deuda y gastos que tienen que ser financiados.

Han surgido voces advirtiendo sobre un eventual rebrote de inflación, ¿lo ve posible? ¿Hay una amenaza de que la Fed tenga que empezar a subir las tasas antes de lo previsto, pese a sus dichos en sentido contrario?

-Claramente hay mayores expectativas inflacionarias, en parte por la abundancia de liquidez y gasto fiscal a nivel global y en EE.UU. en particular. Eso ha hecho que las tasas comiencen a subir de los mínimos en que estaban y hay una preocupación que la inflación se materialice y las tasas se eleven abruptamente. Hasta ahora la Fed ha sostenido que va a tener paciencia, porque puede haber un rebrote inflacionario de corto plazo, pero se espera sea temporal. Con esa situación lo más probable es que la Fed va a ser paciente en no subir las tasas y es lo que ha indicado en todas sus últimas actuaciones.

¿Y después de 2021 qué? ¿El vuelo alcanzará para tener también un buen 2022?

-El 2022 se espera que también sea un año de alto crecimiento. Este crecimiento mundial no va a ser de un año. Deberíamos verlo el 2021, 2022 y 2023, en parte porque todos los programas fiscales y monetarios se van a perpetuar en el tiempo. No va a ser de la magnitud del crecimiento de 2021, pero sí a niveles históricos bastante altos. Eso también va a ser apoyado por todos los programas de infraestructura que se están analizando en EE.UU. También está el programa de China con el proyecto de One Belt One Road que busca impulsar. El mundo está en una posición en que deberíamos ver un crecimiento sostenido por algunos años.

¿Cómo acompañarán los mercados financieros estos desarrollos? ¿Hay peligro de burbujas por la abundancia de liquidez?

-A diferencia de 2020, donde vimos que las economías se contrajeron y los mercados subieron en forma importante, gran parte por la inyección de liquidez, lo más probable es que en 2021 tengamos la situación contraria. La economía mundial va a crecer rápido, y los mercados, en cambio, van a tener un crecimiento mucho más moderado, en parte por la preocupación inflacionaria y de alza de tasas, que probablemente siga en el corto plazo. Sobre todo las plazas accionarias tenderán a una pausa. Vamos a ver cambios de sectores hacia dónde las inversiones se dirigirán, con una rotación entre los que fueron ganadores el año pasado -tecnológicas y nuevas tendencias-, hacia algunos más tradicionales que quedaron rezagados, lo que llamamos acciones de valor.

En medio de este optimismo sobre el repunte del mundo, ¿Cuáles son los principales riesgos que subsisten?

-Hay grandes riesgos a considerar. Primero, el de inflación que ya mencionamos. Eso tiene un impacto sobre las tasas y, por ende, en el costo alternativo de la actividad. Lo segundo es la desigualdad que va a crear la pandemia en ciertos sectores, no solo a nivel de países particulares, sino a nivel mundial. Esto va a exacerbar los conflictos que puedan haber a nivel geopolítico o en la división que existe dentro de cada uno de los países, porque habrá muchos sectores que se van a sentir muy débiles, expresando que no se les ha dado suficiente atención. Es clave que se dé apoyo a los sectores más vulnerables. El mayor riesgo que veo a nivel global sigue siendo esta dificultad económica.

Precisamente porque el mundo saldrá de esta crisis más pobre y más desigual, ¿Cómo podrá lidiar el capitalismo con las crecientes demandas sociales y de cambio que se observan en distintos lugares? ¿Debe transformarse, hacia dónde?

-Quizás este es el tema más relevante que estamos hoy día todos cuestionándonos. El capitalismo ha sido probablemente el mejor sistema político y económico, en el sentido que ha generado un gran bienestar general, pero su debilidad ha sido no tener un mecanismo para evitar la desigualdad. Y dentro del sistema capitalista tenemos que ver cómo luchar contra estas desigualdades, tanto a nivel de regiones, de países, como dentro de cada país. Esto significará que habrá sectores donde haya mayor conciencia y programas sociales más relevantes. Las empresas están siendo mucho más conscientes del medioambiente, de la situación de sus trabajadores, de la equidad dentro del trabajo. Esos son temas que están en la agenda tanto política como económica de los empresarios. Esto se irá notando con el tiempo, porque no es algo que cambia de la noche a la mañana, pero el tema es lo más relevante para el mundo. Debemos lograr una estabilidad tanto económica como política a nivel mundial para seguir progresando en beneficio de todos.