Un crecimiento menor al proyectado por el Banco Central es el que ve para este año el vicepresidente de BancoEstado, Pablo Correa. Y es que para el economista, el nivel de ahorro que han generado las personas podría ser un indicador de que no necesariamente los recursos que está entregando el Estado se dirigen hacia la economía, datos que se desprenden del comportamiento de los clientes de la entidad estatal.
“A nivel macro, vemos un rebote de la actividad importante. En línea con lo que está en el IPoM de junio, por un componente en lo que el Banco Central explica, básicamente un shock de demanda por un gasto fiscal sin precedentes. En ese sentido, está garantizado un crecimiento muy alto para este año, pero un crecimiento que será por una sola vez”, dice el economista.
Sin embargo, esa expansión no estaría en torno al 9,5% que estima el Central, sino en un 8%, proyección que calcula en base al comportamiento de los clientes del banco.
“El primer retiro de fondos previsionales de las AFP se gastó en forma importante, tuvo un impacto sobre el PIB de dos puntos, el segundo retiro de un 1 punto, y el tercero estimamos que fue en torno a medio punto. Esto tiene que ver con las magnitudes, y también con el uso de los recursos”, dice Correa, y apunta a que de hecho parte del tercer retiro “está siendo destinado a ahorro, y no en gasto. Y queda la duda de qué pasará con los US$12.000 millones en transferencias del IFE, y cómo serán absorbidos por las familias”, y por tanto su aporte al crecimiento de la economía.
Según los datos que entrega, en BancoEstado lo que ha ocurrido con los saldos vistas es algo sin precedentes: el stock en cuentas de ahorro supera los US$13.000 millones, 80% más que lo registrado en agosto del año pasado, en cuentas de ahorro para la vivienda se produce un alza similar, en tanto en los saldos de las cuentas RUT se reporta un crecimiento de 170%, llegando a un stock de US$11.500 millones.
Actividad y mora
Los riesgos que ve el vicepresidente de BancoEstado para la economía son tres: la convergencia fiscal, que se ve lejana producto del nivel de transferencias realizadas por el fisco, qué tan transitoria será la inflación producto del shock de gasto, y el tema laboral.
Para Pablo Correa, lo que puede ocurrir con la actual crisis es similar a los años posteriores a la asiática, cuando tras la recuperación económica el desempleo se mantuvo alto por años.
“Se perdieron dos millones de empleos, se recuperó un millón, pero cuándo recuperamos lo que falta si ya llegamos a niveles de producción prepandémicos. Pero la pandemia generó un cambio estructural que no sólo tiene que ver con el nivel de actividad, sino con la forma en que se está conduciendo la actividad, que es más estructural y llegó para quedarse”, sostiene
Al respecto, precisa que “ha habido incrementos en la productividad del trabajo y del capital brutales, lo cual lleva a que podamos producir lo mismo antes de la pandemia ocupando un millón de empleos menos, pero es un millón menos calificado y que es lo que el FMI ha llamado las heridas postpandémicas. Eso se produce en los sectores más vulnerables de la población que son los que tienen menos calificación laboral, si lo vinculas con el desequilibrio fiscal, probablemente te cuestionarás hacia donde debiesen pensarse y diseñarse los mecanismos de transferencias y ayudas fiscales futuras, subsidios por ejemplo al empleo o hacia los sectores que efectivamente quedaron heridos”.
¿Pero cómo se ha desempeño el riesgo con ese nivel de desempleo? Según Correa, en el banco los niveles se han mantenido extraordinariamente bajos producto de la alta liquidez y los niveles de ahorro de las personas.
“En el mundo de consumo, los créditos se desplomaron, cuando tienes una economía en recesión como en 2020 es esperable que caiga, y cuando sumas transferencias por US$47.000 millones a las personas, estas prepagan, entonces uno de los efectos en ese mercado que tuvieron los retiros fue el prepago de deuda de consumo. Hoy a nivel de BancoEstado, que es un segmento distinto al del resto de la banca, en consumo la mora está al 1,5%, extraordinariamente bajo. Incluso este año las colocaciones como stock siguen cayendo”, comenta.
Pero en el sector empresas las tendencias son similares. Según el economista, “el Fogape Covid fue un programa sumamente exitoso para poner a disposición créditos baratos a tasas que para esos segmentos no habrían conseguido en otras condiciones, creo que se llegó a tiempo, en forma y tuvieron efectos importantes, contuvieron la mora, y hoy parte significativa, gran parte de esas empresas lograron capear la ola”.
En esa línea, detalla que el temor era que pasaría después de los meses de gracia que otorgaban estos créditos. “En este segmento, la mora temprana, a 30 días, en torno al 8,5%, en octubre de 2019 y subió al 11% cuando llegó el Covid al principio, pero hoy la mora a 30 días está en 4,5%, no solamente la bajaste del 11%, sino que mucho más de lo que tradicionalmente era. Y la mora dura, de más de 90 días, está bajo el 2%”, explica Correa.
Pero mientras la mora se mantiene baja, los niveles de actividad no necesariamente mejoran. Según el vicepresidente de BancoEstado, “el Central tiene una estimación de dos dígitos (en inversión), y nosotros creemos que la recuperación de la inversión, sobre todo a nivel de empresas del segmento corporativo, ha sido bastante más lenta de lo que uno hubiera esperado, y no sólo tiene que ver con la apertura de la economía sino con un ambiente de incertidumbre mayor”.
“A nivel del programa Fogape Reactiva, que permitía capital de trabajo e inversión y refinanciamiento, hemos cursado cerca de 80.000 operaciones, y de esas unas 30.000 están vinculadas a inversión, esto es básicamente créditos acotados y del segmento de menos de UF1.000.0000, mientras que en el segmento más corporativo la inversión todavía se nota muy heterogénea entre sectores, algunos muy postergados mientras otros están más vigorosos”.
Las tasas hipotecarias
El mercado de la renta fija está inquieto, pues desde hace semanas que ven una alta volatilidad en los precios y escasez de oferta, acentuando el problema, y con ello prevén un efecto sobre las tasas de los créditos hipotecarios. Sin embargo, Pablo Correa tiene un visión menos pesimista.
Respecto de la actividad,, puntualiza que es uno de los pocos segmentos que ha crecido: “hemos cursado cerca de 25.000 operaciones y en un año normal hacemos unas 12.000, los montos se han más que triplicado, y este año se han colocado $500.000 millones”.
Y el nivel de colocaciones de la entidad seguirá aumentando. Según el vicepresidente del banco, “esta semana empieza en la Cámara la discusión sobre el proyecto de capitalización del banco (US$1.500 millones), lo que nos dejará para 2025 cumpliendo con los requerimientos de Basilea III, pero detrás tiene supuestos de negocios: el primero crecer en el mercado hipotecario, tenemos hoy un 18% del mercado, está concentrado en operaciones de UF2.000 hacia abajo, y segundo tasas de crecimiento reales a 2025 por sobre el sistema en micro y pequeñas empresas”.
Pero sobre los nervios en el mercado de renta fija, que justamente financia los créditos para la vivienda, puntualiza que las tasas base no se vieron impactadas por el primero y segundo retiro, el alza empezó a fines de marzo “y subió fuerte en abril y luego en mayo, pero es difícil vincularlo al tercer retiro. Pasó básicamente cuando empezó a hablarse del riesgo de inflación afuera, y la volatilidad local producto de la constituyente”.
“El mercado de renta fija está con un nivel de iliquidez muy bajo. Esa iliquidez curiosamente tiene que ver con la política monetaria, pero en el sentido inverso: la emisión cayó muchísimo, para que haya liquidez debe haber oferta, pero para qué un banco hoy, que está lleno de liquidez, va a emitir bonos, no hay ninguna razón, si no emites no hay papeles en el mercado, hay liquidez también porque el Central también ha puesto liquidez corta, y eso ha generado pocas emisiones”, pero a ello se suma que las AFP si liquidaron algunas posiciones en el mercado de papeles local, a lo que se suman los programas de financiamiento del Central que además exige bonos como colateral, por lo que la baja liquidez del mercado actual lleva a que “cualquier pequeño movimiento, nerviosismo, genera saltos grandes”.
Pero eso no necesariamente empeorará las tasas hipotecarias. Según Correa, el mercado “ya tiene incorporado los precios del cambio en la política monetaria pero hoy el costo de fondo sigue estando bajo”.