Ni tan lejos, ni tan cerca: Dos años de una tensa relación entre Boric y los grandes empresarios
Ha sido una relación lejana, compleja, y llena de episodios que han mermado la confianza del mundo empresarial en la coalición gobernante. Pertenecen a generaciones distintas, discrepan sobre los beneficios del capitalismo en la sociedad y poseen códigos diferentes. A diferencia de expresidentes de centro-izquierda, como Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, Boric no buscó tender puentes con los privados en sus inicios y evidenciaba su incomodidad con el estilo empresarial. Sin embargo, hoy muchos creen que el Mandatario ha entendido la importancia de tender lazos con el mundo privado.
Mientras Sebastián Piñera siempre tuvo una conexión “sanguínea” con el mundo privado, los expresidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet lograron construir una relación pragmática con el sector, aunque no exenta de dificultades. Para Gabriel Boric, sin embargo, el gran empresariado es una suerte de comensal incómodo, sospechoso, a veces indescifrable y que siempre debe sentarse lo más lejos posible en la mesa de invitados.
“Si este fuera un partido de fútbol, podríamos decir que la previa ha estado caliente”, reconoció medio en broma, medio en serio, el Mandatario en el inicio de su discurso en la Enade 2024 de esta semana, frente a lo más granado de la elite política y empresarial del país.
La futbolística frase del gobernante resume no sólo el crispado ambiente que se vivió semanas antes del principal encuentro empresarial del año, sino también la tensa y distante relación entre Boric y el mundo privado durante los últimos dos años de gobierno.
“Al Presidente Boric no sólo no le gusta el ambiente empresarial, sino que además no los entiende”, relata una autoridad que tiene gran afinidad con el Mandatario y que también conoce de cerca al gran empresariado nacional.
La antesala a Enade se transformó también en una suerte de película de varios capítulos en que el gobierno y los empresarios se dedicaron ácidos mensajes públicos que elevaron la tensión a su mayor nivel desde que asumió el gobierno.
Luego de que el actual presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Ricardo Mewes, acusara un “sesgo ideológico antiempresarial de una parte del gobierno” el 10 de marzo pasado, la ministra del Trabajo, Jeanette Jara, entró en escena y emplazó al expresidente de la Sofofa, Bernardo Larraín Matte, a que los empresarios “paguen mejor” durante un conversatorio organizado por Pulso.
El primer capítulo de enfrentamientos solo sirvió para aumentar los decibeles del áspero debate. En lo que fue una frase que ha seguido incomodando al Presidente y que también se ha negado a aclarar en público, Boric pidió a los empresarios a fines de marzo “dejar la soberbia paternalista que los lleva a emitir juicios denigratorios a los gobiernos que obedecen a la voluntad popular. Para que se entienda más claro: más Narbona, menos Craig”.
La enigmática frase, realizada en la puesta en marcha de la planta desalinizadora de la minera Los Pelambres perteneciente al grupo Luksic, hizo alusión -según admitió días después la ministra del Interior, Carolina Tohá- a Andrónico Luksic Craig y Jean-Paul Luksic Fontbona, y a dos supuestos estilos empresariales: uno más conservador y tradicional, y otro más innovador.
El confuso episodio fue una semana después de una publicación del propio Andrónico Luksic en la red social X (ex Twitter), donde aludió a una columna del economista Sebastián Edwards en La Tercera en que se analizaban las diferencias entre el Mandatario y el expresidente Salvador Allende. “Que alivio leer que este gobierno es mejor que el de Allende, gracias a las instituciones que se construyeron en los 30 años... Esos años que tanto se atacaron”, afirmó Luksic, lo que habría provocado un fuerte malestar en La Moneda y en el propio Mandatario, confidencian en el oficialismo.
El caldeado ambiente se coronó en las últimas dos semanas con declaraciones y cartas de líderes empresariales a sus accionistas en las que acusaron la falta de condiciones mínimas para impulsar el crecimiento y la creciente inseguridad.
“Una de las fortalezas de Chile era que existían reglas claras y que se respetaban. Hoy desconocemos si esa convicción se mantiene y lo mismo advertimos sobre la seguridad jurídica y el compromiso con el crecimiento, que ha sido amenazado con diversas propuestas sin un respaldo técnico transversal, entre las que se incluye la reforma tributaria que aleja a los inversionistas, daña la creación de empleo y nos aleja del camino del progreso”, dijo la semana pasada el presidente de Empresas Carozzi, Gonzalo Bofill, en una carta a los accionistas.
En la misma misiva criticó con dureza las reformas que se llevaron adelante durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet.
“El mensaje de Bofill es lo que en el fondo piensan los empresarios, pero que no todos están dispuestos a decirlo en público”, resume un influyente dirigente empresarial.
El estilo de Lagos y Bachelet
A diferencia de los gobiernos de centro-izquierda de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet de las últimas décadas, Boric -aseveran en el oficialismo- minimizó en un principio la importancia de relacionarse tempranamente con los empresarios.
Con todo, el peso que significaba ser el primer socialista en llegar a La Moneda luego de Salvador Allende, en el año 2000, Lagos estableció inmediatamente puentes con el empresariado a través del expresidente del Metro, Fernando Bustamante, y el empresario Marco Colodro, ambos de extrema confianza del líder socialista.
“Lagos era consciente de la incertidumbre que generaba en el mundo privado y quería tener un termómetro de lo que pensaban los empresarios”, afirma un dirigente socialista de la época.
Sin embargo, el comienzo para Lagos no fue fácil. Durante el Encuentro Nacional de la Empresa (Enade) de 2001, el entonces presidente de la CPC, Ricardo Ariztía, llamó al Presidente Lagos a dejar “trabajar tranquilos” a los empresarios y le propuso “un pacto de honorabilidad” para sacar adelante la economía nacional.
“Los amigos empresarios merecen reconocimientos y no críticas”, dijo Ariztía durante el encuentro empresarial, lo que desató un fuerte debate político y crispó la naciente relación con los privados.
Sin embargo, a medida que avanzaba su administración, los empresarios dejaron atrás la incertidumbre y fueron más allá.
“Mis empresarios aman a Lagos”, llegó a decir Hernán Somerville cuando era presidente de la CPC, lo que provocó el escozor de la izquierda más dura de la coalición de entonces y aún es “una piedra en el zapato” para el exmandatario.
Durante el primer gobierno de Bachelet, a su vez, la exmandataria confió sus nexos con el empresariado en Máximo Pacheco Matte, quien también había generado puentes entre el laguismo y el mundo privado a principios del 2000.
Un mal comienzo
Las señales de lo que iba a ser una tirante relación durante estos dos últimos años fueron claras desde el comienzo. Tres meses antes de su llegada a La Moneda, y cuando era el candidato con más posibilidades de ganar la presidencia, Boric ingresó por primera vez a la tradicional casona de Monseñor Sótero Sanz 182 para reunirse con la CPC. Para la cita, el entonces diputado frenteamplista dejó atrás su estilo y llegó a la reunión sin tatuajes a la vista, de chaqueta oscura, pelo corto y barba cuidada. Sin embargo, las declaraciones posteriores a la reunión del entonces presidente de la cúpula empresarial, Juan Sutil, quien cuestionó el programa económico de gobierno de Boric, no fueron bien recibidas por el núcleo duro de la coalición.
Lo que vino después de esa primera reunión sólo confirmó el tenso ambiente que se comenzaba a gestar.
“La relación partió mal”, relata una fuente del mundo privado, quien recuerda que el gobierno excluyó a los representantes empresariales de la ceremonia del cambio de mando del 11 de marzo de 2022 en Valparaíso, lo que generó la molestia de Sutil y los representantes de las ramas.
“No ha habido ánimo de exclusión”, respondió escueto el Mandatario en la oportunidad, mientras en La Moneda se excusaban del incidente dado el aforo más reducido con relación a eventos anteriores.
El impasse marcó una diferencia respecto del cambio de mando de 2018, cuando un fuerte contingente de grandes empresarios fue invitado a la ceremonia en que Bachelet le entregó la banda presidencial a Sebastián Piñera.
Sólo dos semanas después de su arribo a La Moneda, Boric volvió a evidenciar la distancia que lo separa del gran empresariado. Cuando el 31 de marzo de 2022 el gobierno anunció la comitiva oficial que lo iba a acompañar a Argentina, su primera gira internacional, sorpresivamente no invitó a ninguno de los presidentes de las ramas de la CPC, el mayor gremio empresarial del país, pese a las estrechas relaciones económicas que tiene el empresariado chileno con el vecino país.
En la oportunidad, el Presidente optó por convocar a una reducida nómina representantes del mundo privado como Lorenzo Gazmuri (Icare), Rodrigo Silva (Coopeuch), Dante Arrigoni (Asimet), Fernanda Vicente (Mujeres del Pacífico) y Josefa Monge (Sistema B).
“Fue una mala señal que hasta hoy es recordada por los gremios empresariales”, confidencia un dirigente gremial.
Un cercano a Boric reconoce que durante el inicio del gobierno, en Presidente tuvo una nula relación con los grandes empresarios. “Durante los primeros meses del gobierno al Presidente se le propuso tener reuniones con los grandes empresarios para iniciar una relación con ellos, a lo que se negó”, rememora la misma fuente, quien añade que el Presidente mostraba en sus inicios una evidente incomodidad con el estilo empresarial chileno.
Generaciones y estilos distintos
Un representante empresarial con cercanía a ambos mundos intenta explicar la fuerte falta de conexión inicial de los grandes empresarios y Boric y muchos de sus ministros. Son generacionalmente distintas, tienen estilos diferentes, visiones opuestas acerca de los beneficios del capitalismo y vienen de mundos sociales dispares, enumera la misma fuente.
“No tienen muchas cosas en común y tienen orígenes distintos. Son mundos demasiado diferentes el de Boric y el sector empresarial. Los empresarios son derechamente capitalistas y el Presidente llegó al poder con un discurso donde se atacaba el sistema de mercado”, relata una influyente empresaria. Boric prometió incluso que Chile sería la tumba del neoliberalismo.
“En el fondo ellos no creen en el crecimiento como una forma de empujar al progreso y siempre tienden a caer en descalificaciones, como ligar al empresariado a los abusos, al fraude. Si se empiezan a recopilar las situaciones de estos dos años, ellos no han intentado tener una aproximación muy apropiada con el mundo empresarial”, se queja otro influyente dirigente privado.
Pero uno de los capítulos más tensos entre el gobierno y los empresarios se vivió durante febrero de 2023, en medio de los violentos incendios que afectaron al sur del país. En la oportunidad, el propio Presidente instaló la idea de tener una regulación distinta para la industria forestal y la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, habló de “nuevo trato”, causando la molestia empresarial, en especial del presidente de la Sofofa de entonces, Richard von Appen.
El debate sólo escaló. Varios alcaldes ya habían planteado la opción de un royalty a la industria forestal y el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, si bien no lo respaldó explícitamente, dejó la puerta abierta a su análisis. “Cuando uno conversa, no puede descartar nada”, dijo entonces.
Finalmente, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, tuvo que intervenir en conflicto, y fue la ministra Tohá la que zanjó la polémica públicamente. “El gobierno tiene una agenda tributaria que está en el Parlamento, que es clara y está expresada en proyectos de ley. Esa agenda es coordinada por el Ministerio de Hacienda, pero representa a todo el gobierno. En esa agenda no está contemplado un royalty a la industria forestal”, dijo categórica la ministra, lo que provocó el alivio empresarial.
Durante ese primer año ya se habían incubado una serie de impasses que catapultaron la molestia del mundo privado un paso más allá.
“El mundo empresarial se cansó. Le transmití esta semana al gobierno que no estaba dispuesto a que se hablara de ‘sequía y saqueos’, de ‘guetos verticales’, de que cuando se quema Valparaíso es culpa de las inmobiliarias y que cuando hay un asalto en Costanera Norte es culpa del concesionario. Es un discurso que se agotó”, afirmó el expresidente de la CPC, Juan Sutil, quien buscaba también entonces ser consejero constitucional.
Las palabras de Sutil apuntaban también al propio Boric, quien a fines del 2022 entró en el debate sobre las sospechas e intencionalidades de los incendios en Viña del Mar de ese año. “No hay espacio para inmobiliarias”, había afirmado el Mandatario al anunciar urgencia legislativa al proyecto de ley que prohíbe vender a las inmobiliarias los lugares que han sido devastados por incendios.
Reuniones subterráneas
Fue la necesidad del gobierno de avanzar en las reformas tributaria y de pensiones lo que obligó al oficialismo a acercar posiciones con el mundo empresarial de la mano de un ministro de Hacienda, Mario Marcel, presionado por sacar adelante las reformas y, al mismo tiempo, cercado por el “alma” más de izquierda de la coalición.
Fuentes empresariales confidencian que antes y después del crítico rechazo a la idea de legislar de la reforma tributaria, en marzo de 2023, hubo numerosas reuniones privadas en las que participaron Marcel, un selecto grupo de empresarios e, incluso, el Presidente Boric.
“Una de las primeras reuniones fue la comida que tuvo Juan Sutil con el Presidente Boric y Mario Marcel en la casa del ministro de Hacienda”, relata una fuente empresarial, quien confidencia que las negociaciones entre empresarios y gobierno para lograr un acuerdo por la reforma tributaria estaban “muy avanzadas” hasta que la Cámara de Diputados rechazó la idea de legislar la reforma y todo volvió a fojas cero.
Pero luego de esta fuerte derrota política para el gobierno en marzo de 2023, las tratativas entre los privados y el gobierno para lograr un acuerdo tributario siguieron en pie. En ese momento entraron los empresarios “fácticos” a negociar la reforma tributaria, añade una fuente empresarial.
“El año pasado hubo una comida clave en la casa de Máximo Pacheco (actual presidente del directorio de Codelco) a la que asistieron grandes empresarios y el ministro Marcel, y que era una conversación paralela a los llamados ‘diálogos tributarios’ que llevaba adelante Hacienda con las pymes, la CPC y otros actores”, asegura una alta fuente empresarial.
La calculada estrategia de Hacienda y de Palacio para “pavimentar” el camino a la negociación posterior con el Congreso, sin embargo, causó una fuerte molestia en los parlamentarios de oposición. Marcel entonces había tildado al mundo empresarial de “pragmáticos” y había alabado su apertura a buscar soluciones en materia de reformas, a diferencia del mundo político de oposición.
“Si el gobierno cree que porque llegó a un acuerdo con un grupo de empresarios avanzó mucho, está cometiendo un error”, alertó el entonces el senador RN Rodrigo Galilea.
Pero el escenario de posibles acuerdos en materia de reformas se enredó aún más cuando el Partido Republicano arrasó en la elección de los consejeros constitucionales en mayo del año pasado y la oposición logró controlar la instancia para diseñar una nueva Carta Magna.
“Después de ese episodio, la derecha se endureció y los empresarios se echaron para atrás en los posibles acuerdos. Hoy las reformas están muertas y, mirando hacia atrás, te das cuenta que el único espacio donde hubo posibilidades de un acuerdo fue entre el resultado del primer plebiscito constitucional (en que se rechazó la propuesta de la Convención) y la elección de los nuevos consejeros para el segundo plebiscito”, afirma un empresario con nexos en el gobierno y el mundo privado.
Con todo, en el mundo empresarial señalan que Boric ha logrado tender puentes con el sector privado, donde la presidenta de Icare, Karen Thal, y la presidenta de la Sofofa, Rosario Navarro, han sido claves, sostienen distintas fuentes.
“A través del tiempo, Boric se ha dado cuenta que necesita relacionarse con los empresarios”, concluye un alto dirigente empresarial.
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