Durante la mañana de este lunes la Real Academia de las Ciencias de Suecia informó quiénes fueron los ganadores del premio Nobel de Economía 2021, y hubo tres vencedores, cada uno originario de distintos países, pero todos ellos académicos en EE.UU.

Se trata del economista canadiense David Card, de la Universidad de California Berkeley; el estadounidense Joshua Angrist, del Massachusetts Institute of Technology (MIT); y el neerlandés Guido Imbens, de la Universidad de Stanford. Todos conocidos por algunos economistas chilenos, pues han trabajado junto a ellos o asistido a sus clases y conferencias.

“Los galardonados en ciencias económicas de este año han demostrado que muchas de las grandes preguntas de la sociedad pueden responderse”, dijo la academia en Twitter. “Su solución es utilizar experimentos naturales: situaciones que surgen en la vida real que se asemejan a experimentos aleatorios”.

Angrist e Imbens se especializaron en el desarrollo de dicha metodología, mientras que Card utilizó este enfoque para abordar cuestiones clave de la economía laboral.

El economista chileno Sergio Urzúa, profesor asociado de la U. de Maryland, señala que el rango de temas de los trabajos que han hecho los tres ganadores “van desde el valor de la educación hasta la inmigración, pasando por importantes aportes en las áreas que cruzan la estadística y la economía. Siempre muy duros en los seminarios, con ideas y comentarios profundos que pueden destruir los argumentos del presentador, pero en lo personal, siempre amables y generosos con su tiempo. No hay duda que los tres son merecedores del reconocimiento. Una lástima que Alan Krueger, gran coautor de ellos y que murió en 2019, no pudiese recibirlo también”.

Urzúa añade que “Card, Angrist e Imbens cambiaron la forma en que entendemos el mercado laboral y hacemos economía aplicada. Nos enseñaron cómo explorar cambios en política o características de la institucionalidad como ´experimentos´ para identificar causalidad. Esto, claro, siempre motivado por elementos económicos bien fundados desde la teoría. Sus trabajos son parte de todo curso de economía laboral y/o aplicada en el mundo. Los tres revolucionaron completamente la microeconomía aplicada”.

Por su parte, la académica de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Andrea Repetto, comenta queAngrist, Card e Imbens (y Krueger ya fallecido) han hecho grandes contribuciones al análisis empírico de los efectos de políticas en el comportamiento de los agentes económicos y los mercados. Han trabajado en los efectos de la inmigración, el salario mínimo, la organización del sistema escolar y los insumos educativos, entre otros. Son pioneros de los ´experimentos naturales´, de utilizar la propia realidad para emular lo que sucede en un laboratorio y crear grupos de tratamiento y de control (como en un laboratorio) para tener una comprensión de los efectos de las políticas. Cuando decimos que las políticas debieran estar basadas en evidencia, muchas veces estamos pensando en si se aplicaron los métodos desarrollados por estos académicos para comprender la realidad”.

El nexo con Chile

Los tres Nobel de Economía 2021 han venido a Chile. Además, hay una larga lista de chilenos que han conocido o mantienen contacto con los tres galardonados.

Card estuvo en el país en 2009, donde pasó una semana visitando la FEN, invitado por el profesor Tomás Rau, y en la cual se reunió con el ministro de Hacienda de la época, Andrés Velasco.

En tanto, en 2011 Imbens y Angrist visitaron Chile para participar en la conferencia anual conjunta LACEA – LAMES 2011 (Latin American and Caribbean Economic Association y Latin American Chapter of the Econometric Society) que organizó la UAI.

Allí, la Escuela de Gobierno de la UAI coordinó el curso “Advanced Topics in Impact Evaluation” dictado por el profesor Imbens ante más de un centenar de economistas, académicos y policy makers de organismos nacionales e internacionales.

Guido Imbens.

El economista y académico de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Sebastián Edwards, enseñó con Angrist al mismo tiempo en un programa en Suiza, y fue colega en UCLA con Guido Imbens.

Gastón Illanes, Profesor Asistente de Economía en Northwestern University, conoció a “Josh” Angrist, como le llaman, en su primer año de doctorado, pues tomó su curso de Economía Laboral. También es reciente exalumno de Angrist el chileno Ryan Cooper, coordinador de Política Experimental de la Dirección de Presupuestos.

Nano Barahona, nueva contratación de Berkeley como profesor asistente, conoce a dos de ellos: Guido Imbens fue su profesor en Stanford, tanto en su primer como segundo año de doctorado, mientras que David Card es el chair del Departamento de Economía en UC Berkeley, y de hecho fue la persona que lo contactó para hacerle la oferta laboral en dicha universidad.

Testimonios

Lo cierto es que son varios los chilenos que han pasado por el MIT, donde han asistido a las clases de Angrist o han trabajado junto a él. Así por ejemplo, el académico chileno Ricardo Caballero, director del World Economic Laboratory del MIT, comenta que han compartido muchas cenas y actividades durante los últimos 30 años.

Caballero dice que el de Angrist es “un premio muy merecido por su contribución a la econometría aplicada. Josh ha dedicado casi toda su vida académica a un problema específico: cómo identificar causalidad en fenómenos económicos. La esencia de la contribución es que esto se puede lograr en muchas instancias donde hay ´eventos naturales´, es decir, eventos que ocurren por razones distintas del mecanismo que uno quiere testear, pero que afecta las acciones de los individuos en una dirección útil para testear el mecanismo. Estoy seguro que el Covid-19 generara muchos de estos eventos”.

Joshua Angrist.

Quien también lo conoció de cerca fue Alonso Bucarey, que actualmente es Senior Economist en Amazon en Seattle, EE.UU. Bucarey fue alumno de Angrist desde 2013 y hasta que se graduó en 2018, y además fue su profesor de tesis. Es más, el ejecutivo de Amazon también actuó como su research assistant y teaching assistant en distintas partes de ese periodo.

Bucarey dice que “lo que más me impresionó de trabajar con Josh Angrist fue su forma de pensar. Siempre apegado a los datos, buscando siempre cómo usar experimentos naturales, y buscando hacer investigación en áreas relevantes no solo para economistas, sino para la sociedad. Además de su pasión por la investigación, y su pasión por la enseñanza de los métodos empíricos que le merecieron el Nobel, ha marcado a muchas generaciones de alumnos en MIT. Con los dos libros que ha publicado en la materia, se ha transformado en un estándar en los cursos de econometría aplicada en el mundo”.

Loreto Cox, académica de la Escuela de Gobierno UC, que obtuvo su PhD en ciencia política en el MIT, detalla que tomó el curso de econometría aplicada con Angrist. Y lo recuerda así: “Es un profesor fascinante y muy divertido. Sus clases eran muy dinámicas y hacía cold-calling permanente (llamar a cualquiera a contestar sus preguntas), así que no te podías despistar. Manejaba la materia al revés y al derecho y tenía un gran sentido del humor. Al final del semestre regalaba una polera al mejor estudiante, con un dibujo de sí mismo”.

Joshua Angrist.

Angrist también fue profesor en Economía Laboral en el doctorado que cursó Francisco Gallego, Profesor Titular del Instituto de Economía UC y Director Científico J-PAL LAC. Además, Gallego cuenta que fue su ayudante de investigación por un año: “Fue una suerte. Un profesor muy desafiante, pero cercano con sus estudiantes. Hasta el día de hoy, cuando le escribo para preguntarle algo, responde muy rápido y con mucho detalle”.

Gallego agrega que es “un investigador muy amplio en temas, creativo y extremadamente metódico. Sigue muy activo. Un ejemplo: la última vez que lo vi, cuando estuve de profesor visitante en Princeton, él presentó un paper sobre Uber (que acaba de ser publicado en julio de este año) y mostró que, para entender mejor cómo funcionaba Uber, se hizo driver de Uber e hizo unos pocos viajes (con muy malas evaluaciones porque se perdía y además estaba todo el rato preguntando a los clientes por su decisión de Uber)”.

Joshua Angrist.

Asimismo, Gallego comenta que “Josh lideró una línea que amplió las fronteras de la economía usando métodos nuevos y contestado preguntas antiguas usando métodos extremadamente rigurosos. Así, aparecieron nuevos resultados sobre salario mínimo, migración, educación, criminalidad, fertilidad. La idea central es usar métodos extremadamente creativos y rigurosos para descubrir relaciones causales y saber interpretarlas bien. Eso ha tenido una influencia enorme en investigación y en políticas públicas. Y debería ser usado más fuertemente en nuestro país para hablar en el debate público: correlación no es igual a causalidad”.

Gallego recomienda las investigaciones más recientes de Angrist y coautores sobre políticas razonables y efectivas en educación. “La gente en Chile debería notar lo poco ideológicos que son los economistas rigurosos empíricamente”, concluye.

Card también es conocido por los chilenos del sector. Tomás Rau, profesor asociado y director del Instituto de Economía UC, cuenta que lo conoció en Berkeley, California, en 2002, mientras cursaba un doctorado en Economía en la Universidad de California. Ese año tomó uno de sus cursos de Economía Laboral, luego Card fue su profesor guía de tesis doctoral.

Rau explica que tiene “una relación bien estrecha con Card. Lo invité a Chile en 2009, donde pasó una semana visitando la FEN cuando fui profesor entre 2007 y junio de 2010. Después, David me invitó como profesor visitante a la Universidad de California, Berkeley, y estuve en el Center for Labor Economics durante un semestre el 2013. Seguimos en contacto periódicamente”.

David Card.

Como anécdota, Rau recuerda cuando el exministro Andrés Velasco le pidió una reunión en 2009, a la cual asistieron Cristobal Huneeus (asesor del exministro), Card y Rau, para hablar sobre los efectos de la crisis subprime en el mercado laboral. “En ella, Card le dijo al ministro que esta crisis sería muy grande y que la tasa de desempleo en EE.UU. alcanzaría el 10% en los próximos meses, lo cual causó gran sorpresa en los asistentes”, confidencia.

Respecto al galardón, Rau comenta que “David es un economista excepcional, de mente rápida e integradora a la vez, y de una creatividad impresionante. David se ha especializado en investigación empírica aplicada a situaciones del mundo real, combinando métodos que no habían sido usados en economía hasta sus primeros trabajos. Su investigación ha logrado usar lo que en economía se llaman ´experimentos naturales´ para estimar efectos de políticas, reformas y olas migratorias en distintas variables como salarios y empleo”.

Adicionalmente, Rau dice que “David Card ha desafiado algunos paradigmas en economía, desde una perspectiva empírica, como cuál es el impacto del salario mínimo en el desempleo, o el efecto de la migración en los salarios y empleo. Sus resultados, a veces controversiales, han ayudado a cuestionarnos más sobre el resultado de las políticas y a subir el estándar de la práctica empírica en ciencias sociales”.

David Card.

En tanto, Christopher Neilson, Profesor Asistente en Princeton University, comenta que “el premio Nobel se entregó hoy por las contribuciones a la economía laboral y las técnicas econométricas desarrolladas para poder establecer causalidad y evaluar el impacto de políticas públicas. La historia del desarrollo intelectual de esta línea de investigación tiene un comienzo importante en las famosas oficinas del Industrial Relations Section (IRS) del Departamento de Economía de la Universidad de Princeton. Aquí, Orley Ashenfelter ha sido profesor y mentor de decenas de economistas aplicados destacados, como James Heckman (Nobel 2000) y Josh Angrist”.

Además, Neilson detalla que “Ashenfelter reclutó y fue mentor de David Card y Alan Krueger, como profesores asistentes en el IRS. El premio Nobel 2019, Esther Duflo, fue a su vez alumna de Josh Angrist y, así, ´nieta académica´ de Orley Ashenfelter. Con esto, tenemos tres premios Nobel en microeconomía aplicada conectados a la misma escuela y a los mismos académicos. Se podría decir entonces que en gran medida la ´revolución de credibilidad´ en el análisis empírico y la evaluación de políticas nació en la Universidad de Princeton, desde donde sus alumnos estrella la llevaron posteriormente a otras universidades reconocidas como UCBerkeley y MIT, hogar de los premios Nobel de hoy. Es probable que cualquier economista especializado en economía laboral empírica pueda mirar su genealogía y encontrar conexiones con Princeton y Orley”.