Óscar Landerretche: “Si se hace la reforma tributaria a la velocidad que se estaba proponiendo, sería un shock recesivo para la economía”

Oscar Landerretche
Oscar Landerretche Foto : Andres Perez06 Mayo 2021 Entrevista a Oscar Landerretche Foto : Andres Perez

El economista PS, que votó Rechazo en el plebiscito de salida, plantea que el próximo proceso constitucional no debe apurarse y no ve problema en que la nueva Carta Magna esté lista a fines de 2023 o principios de 2024. Valora la gestión de Mario Marcel en Hacienda y la llegada del socialismo democrático al comité político.


Tempranamente, Óscar Landerretche, economista PS y académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, se definió por el Rechazo frente al plebiscito constitucional de salida. Su principal reparo era cómo estaba quedando la institucionalidad política, lo que a su juicio, impactaría además en lo económico. Ahora, para el proceso en curso, plantea que debe haber un nuevo órgano electo 100%, sin expertos designados. En lo económico, valora la gradualidad y los cambios que el gobierno le está haciendo a la reforma tributaria, considerando el año de recesión que será 2023.

Usted muy inicialmente se declaró partidario del Rechazo. Mirado en perspectiva, ¿por qué cree que ganó por tanta diferencia esa opción?

Se hizo un muy mal producto. La Convención fue un proceso disfuncional. Se privilegiaron performances, desahogos, y la verdad es que el producto final era muy malo. Yo discrepo con esta visión que existe en algunos sectores del gobierno, de que lo que pasó fue que el documento era demasiado avanzado para Chile. No es mi percepción. Yo incluso soy partidario de temas mucho más radicales. Me he declarado federalista, de autonomía de los pueblos originarios, de la paridad, de una serie de cosas, pero bien hechas.

¿La institucionalidad política quedó más deficiente que los aspectos económicos?

El problema es que un tema va unido a otro. La Convención en su propuesta dejó muchos temas económicos al legislador, por ejemplo, lo relacionado con los derechos de agua, los fondos de pensiones, derecho de propiedad. Todo eso quedaba al legislador definirlo, y eso significa que el sistema político lo iba a determinar. Y si teníamos un sistema político disfuncional, eso era peligroso para tales definiciones. Me preocupaba mucho que, con mayoría simple, una coalición podría alterar completamente el sistema electoral.

Este proceso generó una división entre los economistas de centroizquierda, ¿a qué se debió?

Tengo la convicción de que cualquier persona que estudiara este documento y tenga un cierto nivel de formación en derecho y en economía, lo encuentra deficiente. Por algo en la misma campaña del Apruebo se andaba prometiendo que lo iban a reformar si se aprobaba. Muchos de ellos posiblemente pensaban que era probable aprobar ese documento deficiente y que después se iba a reformar. Yo nunca creí que hubiera una disposición a reformarlo. No me parece que fuera verdad.

Dante Contreras, también académico de la FEN, dijo que no había división en la centroizquierda, sino que era entre élite y no élite, y afirmó que a usted le faltaba calle y que por eso iba por el Rechazo. ¿Qué responde a ello?

No voy a conversar de eso en público.

¿Pero lo habló con él?

No voy a conversar de eso en público.

Actualmente los partidos políticos discuten la fórmula para iniciar otro proceso constitucional, ¿cómo evalúa esas tratativas?

Encuentro que va bien. Cuando ocurrió el resultado del plebiscito estaba muy pesimista, porque en verdad no les creía a los sectores de derecha ni a los más de izquierda, porque tiendo a juzgar a los políticos por cómo actúan, no por lo que dicen. Y como los he visto cambiar de posición tantas veces y hacerse los lesos y, francamente mentir, me costaba creer. Pero desde ese momento a la fecha, que ya ha pasado un mes, he visto disposición genuina de la derecha, no toda, pero de los líderes que comprometieron su palabra en términos públicos, su disposición a cumplir. Desde mi perspectiva me ha sorprendido favorablemente el proceso, aunque nunca pensé que se iba a demorar poco.

¿Debiera ser una nueva Convención, bajo qué reglas, y en qué plazo se debe discutir?

Es muy importante que todas las elecciones desde ahora en adelante sean con voto obligatorio. Es importante que los chilenos sientan la necesidad, la obligación de manifestar su opinión. Lo segundo es que tiene que ser un órgano cien por ciento electo. No me parece que tenga que haber expertos designados, pueden estar como comité externo asesor, pero miembros designados no. Me parece que debería ser más moderada en tamaño, el número 100 me parece el adecuado. No me gustan mucho los plazos acotados de seis meses. La razón de algunos de plantear esos plazos es que no les gusta que se junte con otras elecciones futuras. Ojalá el proceso esté en 2023, pero si es a principios de 2024, es secundario. Me parece que tiene que haber escaños reservados proporcionales a las personas que votan en esos distritos especiales y debe haber paridad.

¿Y el sistema de elección?

El favorito mío es que sea a través de listas regionales cerradas.

El gobierno fijó una postura clara por el Apruebo, ¿ve que con el triunfo del Rechazo el programa que impulsa quedó debilitado?

Ellos mismos dijeron eso. Fue una apuesta temeraria, pero no fue solo eso, porque lo que me parece más paradójico es que fue un gobierno que se la jugó por asociar el futuro de su programa completo a un resultado del plebiscito, pero decidió no actuar políticamente dentro de la Convención. Dejó a la buena de Dios su futuro político. Encontré que eso era muy peculiar. Apostar todas sus fichas a un órgano que se renuncia a actuar sobre él. Me pareció una apuesta de un voluntarismo e irresponsabilidad gigantesca. En parte, lo que están viviendo ahora es por eso.

¿Cómo lo deberían haber hecho?

Tenían los instrumentos para actuar políticamente. Tenían convencionales de su sector, tenían al socialismo democrático adentro, y podría haber generado mejor relación con los convencionales de la derecha en lugar de cancelarlos.

Uno de los cambios que generó el triunfo del Rechazo fue la moderación de las reformas...

El gobierno comenzó a gobernar el día siguiente del plebiscito, antes de eso estaba en campaña. Después de la Convención vimos tres señales claras: el nombramiento de Ana Lya Uriarte para la gestión con el Parlamento. Ella es una panzer del socialismo democrático, una persona superefectiva, dialogante, pero también con fuerza. Carolina Tohá, que se instala y da una señal superclara sobre el TPP11, como jefa del equipo político. Mario Marcel también da un golpe, lanza un plan de reactivación y estira los plazos de la reforma tributaria. Ahí comenzó a gobernar el gobierno.

En el caso de la reforma tributaria en particular, ¿ve positiva esta apertura de Hacienda y las indicaciones que mandó?

Sobre la reforma tributaria, desde que se anunció hasta el momento del plebiscito, empeoró mucho la situación económica. Me parece razonable que Marcel diga que se tendrá que ajustar un poco el proyecto, porque si hace este proyecto a la velocidad que se estaba proponiendo, sería un shock recesivo para la economía. Era esperable esta moderación.

¿Pero lo ve como un giro?

La señal que dio Marcel, más que de cambiar la reforma tributaria, fue de gradualizarla mucho más. Eso es importante, porque en una situación de recesión lo que más aprieta a las empresas es la liquidez. Si a las empresas les das un poco más de alivio, por ejemplo, se les dice que en 10 años más pagarán más impuestos, pero en el corto plazo no se les apretará el cogote, eso ayuda, porque le da tiempo para ajustarse.

Sin embargo, igual la oposición votó en contra de la idea de legislar. ¿No le está resultando la apuesta de lograr un pacto tributario a Marcel?

Hay que esperar un poco que se juegue el partido. Creo que Chile necesita un pacto fiscal por la razón de que es insostenible el desarrollo con libertad económica, inserto en el capitalismo global, con los niveles de desigualdad que tiene Chile. Me parece que es necesario, no para el gobierno, sino que para los empresarios, que ellos contribuyan más. Así el gobierno puede financiar mejores prestaciones sociales, pero a cambio, los empresarios reciben las certezas que necesitan para hacer sus inversiones y desarrollar sus proyectos productivos. Esa transacción me parece que es necesaria, no para el gobierno, sino que para los empresarios y para el país.

¿Se complica el financiamiento del programa de gobierno si no se logra sacar adelante esta reforma tributaria, considerando además que la economía caerá el próximo año?

El ministro Marcel dio otra señal con su Presupuesto 2023: mostró lo que todos esperábamos de Mario Marcel, hijo pródigo de la Dirección de Presupuestos, que era que se ordenaran las cuentas fiscales y lo hizo. Dicho eso, todos creemos que el próximo año tendrá que soltar un poco y el resultado terminará siendo peor que este año, porque como viene una recesión complicada, vendrán algunas ayudas del gobierno. Entonces, lo que está haciendo Marcel es apretar un poco ahora, para soltar después.

Oscar Landerretche
Oscar Landerretche

“Cuando uno se pone una camiseta que dice no al TPP11 y no se lo ha leído (…) después es difícil decir que estaba equivocado”

El gobierno se ha enredado con el TPP11, ¿es necesario aprobarlo?

Hay unos pocos economistas con una perspectiva muy radical, abstracta y teórica, con críticas al TPP11, pero las personas que se han estudiado el tratado, que saben cómo funciona y que son de izquierda, no están en contra. El TPP11 es un tratado que ha sido promovido por dos de los líderes de izquierda más admirados del mundo: Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelandia, y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. Es difícil encontrar gente más parecida políticamente a Gabriel Boric, sin embargo, ellos son partidarios de este tratado. Aprobarlo es una señal importante a nivel internacional, porque a Chile le conviene.

¿A qué cree, entonces, que se debe este rechazo?

Una de las cosas que le pasa a la gente cuando se entusiasma con un tema del cual no ha estudiado, es que termina asociando su identidad al tema. Cuando uno se pone una camiseta que dice no al TPP11 y no se ha leído el TPP11, no lo ha estudiado -dejaré a la imaginación de los lectores a quien me refiero- el problema es que ya se puso la camiseta. Entonces, después es muy difícil decir que estaba equivocado y se tiene que buscar una forma de salvar caras, como se dice en política. El gobierno lo está haciendo con esto de las cartas (side letters), que cualquier especialista diría que son irrelevantes, pero bueno, si eso es lo que necesitan para salvar caras, que lo hagan.

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