Hay tiempo, pero no tanto. André Sougarret oficializó su renuncia a la presidencia ejecutiva de Codelco este martes, pero se hará efectiva el 31 de agosto. Así, Codelco tiene desde ayer 80 días para encontrar al reemplazante del máximo cargo ejecutivo de la minera estatal, un puesto que ha tenido una inédita rotación en solo dos años. Sougarret reemplazó el 29 de agosto de 2022 a Octavio Araneda, quien renunció al puesto por razones de salud, pero luego fichó en un cargo ejecutivo, aunque menos demandante: Chief Operating Officer de Antofagasta Minerals.
Para la búsqueda del reemplazante de Sougarret, Codelco ya recurrió a un viejo conocido: la empresa de head hunting Egon Zendher, liderada en Chile por los socios Luis Hernán Cubillos, Luis José Garreaud, Cristina Manterola y Joaquín Pérez.
Egon Zehnder, una firma internacional con operaciones en Chile desde 1990 y con oficinas desde 1997, participó en 2019 en el proceso de selección del reemplazante de Nelson Pizarro, quien había llegado en 2014 al cargo junto a Óscar Landerretche como presidente del directorio, y mucho antes, en 2010, en la designación de Diego Hernández. La firma ha sido el asesor de cabecera de Codelco en materia de grandes contrataciones: también colaboraron con Juan Benavides en la designación de varios cargos.
Desde 2010, cuando cambió la ley de gobierno corporativo de Codelco que profesionalizó la mesa y excluyó de su integración a los ministros de Hacienda y Minería, hasta entonces directores por derecho propio de la mayor empresa del país, ha habido cinco presidentes ejecutivos. En 2010 asumió Diego Hernández y en 2012, tras su abrupta salida, fue reemplazado por Thomas Keller, un ex Collahuasi que terminó su mandato junto con el fin del primer período de Sebastián Piñera. Lo sucedió Nelson Pizarro, en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, y en 2019, con Piñera de regreso, el directorio de Codelco planificó su sucesión.
Entonces Egon Zehnder preparó una lista corta que incluía a ejecutivos extranjeros que declinaron seguir participando en el proceso: la baja remuneración que ofrece Codelco a su CEO versus sus competidores es un desincentivo a fichajes de alto vuelo, algo que puede ser compensado con otro atributo: en la industria minera global, Codelco goza de un alto prestigio.
Así, mientras el presidente ejecutivo de Codelco gana menos de US$ 1 millón bruto, el de BHP recibe US$ 14 millones y el de Antofagasta Minerals, más de US$ 4 millones. En esa ocasión, el directorio quería traer alguien externo a Codelco -una de las opciones fue Jorge Gómez, presidente ejecutivo de Collahuasi-, pero el proceso terminó concentrándose en dos candidatos internos: Octavio Araneda y Álvaro Aliaga. La mesa escogió a Araneda, quien corría con amplia ventaja.
La sucesión de Araneda fue menos planificada y más urgente. Aunque evaluaron otras opciones, el directorio escogió por unanimidad a Sougarret, quien era amigo de Araneda. Ambos provenían del mismo tronco, El Teniente, pero Sougarret acumulaba una mayor exposición pública: lideró el rescate de los 33 mineros en 2010, lo que lo hizo mundialmente conocido.
En el proceso de reclutamiento actual, en la mesa de Codelco se inclinarían más por traer a alguien de afuera de la compañía, tras dos designaciones internas que terminaron con renuncias anticipadas, la última de las cuales terminará con el presidente ejecutivo que menos tiempo ha estado en tres décadas. Desde el directorio han tenido algunos contactos informales ya con algunos ejecutivos externos. Sin embargo, también han comenzado a sonar candidaturas internas.
Entre ellas, las del actual vicepresidente de operaciones centro sur, Mauricio Barraza Gallardo, y la del actual vicepresidente de administración y finanzas, Alejandro Rivera. Aunque este último, quien tuvo un cargo similar en Antofagasta Minerals, no proviene del área de operaciones, Codelco tuvo un precedente así: Thomas Keller asumió la presidencia ejecutiva tras haber pasado por el área financiera. Otro nombre posible es el de Nicolás Rivera, gerente general de Chuquicamata y que antes, igual que Araneda y Sougarret, dirigió El Teniente.
La decisión la deba adoptar el directorio que preside Máximo Pacheco e integran Josefina Montenegro, Alejandra Wood, Pedro Pablo Errázuriz, Isabel Marshall, Eduardo Bitran, Ricardo Álvarez y Nelson Cáceres. El noveno cargo, que proponen los sindicatos de supervisores, sigue vacante desde hace años.
Razones de una salida
Cuando fue designado, en agosto del año pasado, las dudas sobre el futuro de André Sougarret se instalaron de inmediato. El ingeniero de mina era visto entonces como un “liderazgo suave” que podía ser, incluso, complementario con el explosivo y protagónico rol de Máximo Pacheco, presidente de la compañía, al mando de la empresa. Un tipo de operaciones con un carácter muy distinto del de Pacheco, quien ha asumido la vocería en casi todos los temas relevantes de Codelco. Varios anticipaban una convivencia difícil. Según varias fuentes, aquello no fue tan así.
La salida de Sougarret fue sorpresiva para varios integrantes del directorio de Codelco, aunque no fue del todo extraña. El ejecutivo tiene un carácter retraído y no se ha visto cómodo en el ejercicio de sus funciones, algo que expresó el comunicado oficial de Codelco del martes y el propio Sougarret en una carta que envió este miércoles a los trabajadores de la estatal, en la que esbozó las razones de su renuncia. Sougarret, quien cumple 59 años en julio, privilegió con su salida su vida familiar y personal: “En términos personales, no ha sido fácil conciliar las exigencias del cargo con el cuidado de las demás facetas que conforman la vida de un ser humano”, escribió.
Pero más importante aún, Sougarret exteriorizó algo que había planteado a la cúpula del directorio, según confirman varias personas que interactuaron directamente con él. “Permanentemente en el ejercicio de este cargo me he preguntado si dispongo de las habilidades, recursos, competencias y energía que la Corporación necesita”, decía Sougarret en su carta. Pasados los meses, el ejecutivo se felicitaba por haber asumido hace un año el desafío de liderar la mayor empresa minera chilena. Pero la respuesta a esa pregunta terminó por cambiar. “Hoy la respondo de forma distinta y decido dejar el cargo”, escribió. “Tengo plena convicción de que esta empresa requiere de los mejores, no sólo en términos de talento, liderazgo y conocimientos, sino también de una dosis de energía para ofrecer sin límites. Las necesidades de nuestro país así lo imponen”, complementó.
La misma explicación escucharon en el directorio: Sougarret decidió dar un paso al costado porque sintió que no era la persona adecuada para este momento. Que la energía que requería el cargo él no estaba dispuesto a darla. En la mesa algunos constataron su personalidad retraída y otros sintieron que Sougarret estaba incómodo con el volumen de responsabilidades involucradas en el ejercicio del cargo de presidente ejecutivo. “El sentía que el presidente ejecutivo requiere una garra, una fuerza gigante”, dice alguien con facultades directivas. “Este ritmo no es lo que quería asumir ahora y planteó que él no era esa persona”, complementa.
En el entorno de la minera, un asesor afirma que Sougarret estuvo más cómodo siempre en las áreas de operaciones, manejando El Teniente, o la minera Fresnillo, en México, o Centinela, cuando pasó por el grupo Luksic, y no en un cargo en el que debe lidiar con el ministerio de Hacienda, con el Congreso y con todos los sindicatos de la corporación. Y con la prensa. En un año, no dio entrevistas. Según quienes lo conocen, Sougarret prefería desafíos menos turbulentos, más estructurados. Como una operación minera. “Codelco es una empresa muy expuesta. Políticamente, la baja de la producción le pasó la cuenta, aunque no es su responsabilidad”, opina alguien en Codelco. “Estaba mejor en su cargo anterior”, dice otro sobre su posición como vicepresidente de Operaciones Norte que ocupaba antes de reemplazar a Araneda.
El ejecutivo sentía, además, que el mal año que atraviesa Codelco, con una brusca caída de producción que será noticia en cada trimestre de reporte de resultados del 2023, le pasaría una cuenta pública por algo que tiene orígenes anteriores. “La minería tiene plazos de 10 años: no se puede atribuir a la gestión actual la baja de la ley de los yacimientos”, dice un directivo de la empresa.
A todo ello se suma la relación con Pacheco, quien, confirman externos, nunca habló mal de Sougarret. En los pasillos de Codelco ha sido tema una relación tirante y desequilibrada que, sin embargo, en la cúpula desmienten. “Tenían diferencias, pero su impacto en esta decisión es marginal”, dice alguien con conocimiento de la discusión del directorio. “Tenían diferencias, pero las supieron administrar”, complementa otro.
Por último, Sougarret tampoco ha participado en este tiempo en la negociación para el ingreso de Codelco al negocio del litio, algo encomendado oficialmente por el Presidente Gabriel Boric desde abril, pero que estaba desde antes en la agenda reservada de la minera. A la primera reunión con SQM por el salar de Atacama, Pacheco llegó acompañado de Alejandro Rivera y Jaime San Martín, gerente de desarrollo de negocios. Y no por Sougarret.