Prohibir el uso de vasos, cubiertos, bombillas, platos, cajas y envases de comida preparada, entre otros elementos que no sean reutilizables o reciclables, es lo que busca el proyecto de ley de Plásticos de un solo uso, que pasó a uno de sus últimos trámites en el Congreso.

El objetivo de la iniciativa es disminuir la generación de este tipo de residuos al limitar la entrega de productos de un solo uso en establecimientos de comida como restaurantes o cafés. En esa línea, la norma busca que cuando el consumo de algún producto se realice dentro del establecimiento, solo podrá ser servido en elementos que puedan ser reutilizados.

Por otro lado, si el consumo se efectúa fuera de local, las personas deberán pedir explícitamente estos productos que tienen un solo uso y que cuenten con el certificado del Ministerio del Medio Ambiente. “Para que un plástico sea certificado debe estar elaborado por materias producidas a partir de recursos renovables y diseñado para ser compostado a nivel domiciliario”, explican en la cartera.

Desde el gobierno también destacan que esta futura ley no solo viene a hacer frente al problema histórico de la contaminación por plástico en los océanos, sino que busca hacerlo en momentos que la cuarentena ha aumentado la demanda por el delivery. “Producto de la pandemia y las cuarentenas hemos visto un explosivo aumento de los plásticos de un solo uso a través de, por ejemplo, los servicios de comida a domicilio, los que son entregados en su mayoría en plásticos de un solo uso que finalmente se convierten en basura. Dado esto, creemos necesario avanzar rápido en una ley que prohíbe materiales innecesarios o complejos de reciclar”, apunta la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt.

En esa línea, las botellas plásticas desechables deberán estar compuestas de materiales reciclados dentro del país, mientras que los supermercados, tanto en su venta física como en línea, deberán ofrecer el mismo producto en su versión de un solo uso y retornable. De no hacerlo, recibirán una multa de 1 a 20 Unidad Tributaria Mensual (UTM), por cada día en que no se encuentren disponibles para su venta bebestible en botellas con más de una vida útil.

Mientras que, para los locales que entreguen productos de un solo uso o botellas desechables no certificadas, se expondrán a sanciones de una a cinco UTM por cada producto entregado.

Sobre cómo se buscará que estas obligaciones se cumplan, la iniciativa deja la labor de fiscalización a las municipalidades y serán estas las que reciban el dinero recolectado por las multas cursadas. Además, cualquier persona estará habilitada para denunciar en forma particular.

Sin embargo, desde la cartera detallan que la norma entrará en vigencia luego de tres años de su aprobación.

“Tiene una visión económica sustentable muy potente. Por un lado, se apoya a recolectores de base en la recolección de las botellas plásticas, y en vez de asignar presupuestos o a productos desechables, los negocios pueden hacerlo contratando personas que realicen el lavado de esos productos. En ese sentido, es un proyecto que coincide muy bien con este nuevo impulso sustentable de la economía”, dice la directora de la campaña de contaminación marina de Oceana, Javiera Calisto, quien también cree que este tipo de norma impulsará el desarrollo de nuevas tecnológicas y materiales para impulsar el reciclaje y reutilización de materiales.

Último trámite

El presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, Félix González, destacó que la norma ya está en tabla para su discusión, tras ser despachada del Senado, pero que tienen otros proyectos con mayores urgencias legislativas o que ya se estaban tramitando. La ley que crea el servicio de biodiversidad y áreas protegidas (SBAP), la de restricción del uso de la leña y la prohibición de centrales termoeléctricas a carbón en todo Chile aparecen en este listado. “Esperamos en las próximas semanas poder tramitarlo y despacharlo a la sala”, dijo el parlamentario del Partido Ecologista Verde.

Por su parte, Andrea Cino, líder de sustentabilidad en la Fundación Chile, comenta que “si bien todavía hay detalles que se podrían aclarar más, esperamos que el proyecto de ley mantenga los ejes del rediseño de plásticos problemáticos, el incentivo a la retornabilidad y la incorporación de material reciclado en nuevos envases y embalajes”.