De unos US$275.000 millones es el tamaño del mercado de bonos convertibles contingentes, conocidos como CoCo, el que hoy están en el ojo de los inversionistas, quienes están tratando de dilucidar la situación de estos instrumentos tras lo ocurrido en Credit Suisse.
La presión del regulador suizo para que UBS adquiriera Credit Suisse para salvar a la entidad de la crisis de confianza, logró que los mercados respiraran tranquilos cuando se anunció la compra por poco más de US$3.200 millones, además de la línea de crédito por US$100 mil millones y la garantía de US$9 mil millones ante eventuales pérdidas. Sin embargo, la operación implica que los tenedores de cerca de US$17.000 millones en bonos convertibles lo perderán prácticamente todo.
La presión de los mercados sobre los bancos parece haber cesado, pero las dudas de los inversionistas sobre el destino de estos instrumentos se mantienen.
Estos papeles fueron creados tras la crisis subprime por el Comité de Basilea, máximo regulador bancario internacional, para permitir que en casos de estrés financieros, estos bonos actúen como un colchón y se convierten en parte del capital del banco. Sin embargo, en términos de prelación de pago, estos instrumentos están antes que los accionistas, es decir que en caso de quiebra o absorción de la entidad deben recuperar su dinero antes que los tenedores de acciones. Ello es lo que no ocurrió en Suiza, y que tiene nerviosos a los mercados.
El problema es que la legislación de dicho país establece que en una reestructuración bancaria, el supervisor financiero no tiene obligación de adherirse a la estructura de capital tradicional.
Diego Torres, de MCC, investor senior de Itaú de banca privada, comenta que comparado con otros mercados el tamaño no es significativo, pero es grande, y detalla que respecto de los precios de estos instrumentos “hay particularidades, en tiempos normales se comportan como un bono senior pero en periodos de tensión se comporta como una acción, lo que hay detrás es que en tiempos normales, dependiendo de una serie de condiciones de mercado y específicas de cada emisor, se colocaban entre 20 y 250 puntos base sobre el precio de colocación de un bono senior”, pero tras lo ocurrido con Credit Suisse esos precio se tensionaron.
Estos bonos forman parte del capital bancario conocido como Tier1 de los bancos, es decir del nivel 1 de capital. El capital de un banco está compuesto por capital puro, es decir acciones suscritas, utilidades retenidas, provisiones voluntarias e instrumentos híbridos de cuasi capital.
Klaus Kaempfe, director de portfolio solutions en Credicorp Capital Asset Management, señala que “sin duda hoy el precio de esos papeles es menor que antes, y la realización del riesgo siempre genera que la distribución de probabilidades cambie y, por tanto, el riesgo percibido sobre dichos papeles”.
Martina Ogaz, economista de EuroAmerica, señala que la decisión del regulador suiza es llamativa porque “los bonistas están por sobre los dueños de acciones que en general pagan con su capital en estas crisis”, pero que ocurrió “porque dentro del prospecto de estos bonos específicos para Credit Suisse existía una norma que mencionaba que si existía algún rescate de gobierno quedaba sin efecto el pago”.
Por ahora, parece no hacer contagio hacia otros papeles. Sergio Lehman, economista jefe de BCI, sostiene que “las turbulencias están afectando particularmente a los CoCo. Ese mercado se secó y es lo que ha conducido a aumentos en CDS y causado ansiedad. No veo que ello se traslade a otros instrumentos y estoy cierto que las autoridades estarán atentas para evitarlo. De cualquier manera, habrá que estar atentos a ver cómo se van acomodando los mercados”,
Por su parte, Torres indica que el mercado de papeles cuasi capital bancario no se acabará, pero que se podrían potenciar otros instrumentos, pues si bien hoy “los inversionistas están mirando de una forma diferente las estructuras de capital de los bancos, a nivel de letra chica”, el Tier1 definido por Basilea cuenta “con otros instrumentos híbridos, como bonos convertibles en acciones, pero no es el papel que había emitido Credit Suisse”.