La carrera por sumar al tercer actor en la industria chilena del litio está sumando a un inesperado nuevo competidor. Y lo hace a pasos agigantados. Se trata de Quiborax, una empresa chilena en cuya propiedad participan las familias Fosk y Fux, que actualmente produce y exporta principalmente ácido bórico, erigiéndose como la tercera mayor productora a nivel mundial del compuesto químico.
La minera, cuyas operaciones comenzaron en 1986, pretende extraer litio de sus materiales de descarte, desechos que acumula producto de sus operaciones. Una iniciativa a la que la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) dio luz verde de manera experimental.
El 1 de diciembre, el Consejo de la Comisión Chilena de Energía Nuclear acordó entregar una autorización a Quiborax para “ejecutar (las) pruebas de procesamiento del litio encontrado en ripios, que sean necesarias y conducentes para determinar si es técnicamente explotable”.
La autorización de la Comisión, presidida por el exsubsecretario de Energía, Julio Maturana, se da casi cuatro meses después de que la firma hiciera la solicitud formal a la CCHEN para desarrollar actividades para extraer y exportar el litio presente en sus ripios.
Litio en 9 millones de toneladas de descartes
El proceso en el cual está enfocado Quiborax, consiste en elaborar ácido bórico, compuesto químico que se obtiene a partir de la reacción química de la ulexita -que la firma extrae desde el Salar de Surire, ubicado en la región de Arica y Parinacota-, con otros reactivos como ácido sulfúrico, entre varios más.
La compañía comenzó sus operaciones en la planta El Águila en 1986, y desde entonces ha acumulado más de 9 millones de toneladas en ripios, y que mantiene apilados en un botadero de su propiedad.
Según comentó a Pulso el gerente Legal y de Regulación de Quiborax, Daniel Ocqueteau, fue durante 2022 cuando se realizaron mediciones a dichos materiales que “descubrieron cantidades importantes de litio”, las cuales comenzaron a estudiar para extraer por medio de métodos de extracción directa, conocidos como DLE, por sus siglas en inglés (Direct Lithium Extraction).
Si bien la tecnología específica de DLE a utilizar aún no está definida, la firma trabaja actualmente con varios socios para encontrar el método que les permitirá obtener el litio presente en los descartes mineros.
“La gran gracia de este proyecto es que es de mucha más rápida ejecución”, resume en torno a la iniciativa, al compararse con el resto de los proyectos tradicionales de litio en Chile, que requieren largos procesos de exploración en salares para determinar las concentraciones del mineral en las salmueras, además de cumplir con requisitos legales como contar con pertenencias mineras previas a 1979, un Contrato Especial de Operación de Litio (CEOL), entre otros.
Consultado, el ejecutivo señala que la iniciativa no requeriría la presentación de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA), sino más bien una Declaración de Impacto Ambiental (DIA), en relación a las autorizaciones ambientales que deberán tramitar en su debido momento. Con todo, estima en cerca de US$70 millones las inversiones necesarias para desarrollar la planta de DLE y las operaciones para obtener el litio a partir de sus descartes.
Ocqueteau también remarca en que la iniciativa “es muy amigable con el medio ambiente porque en el fondo se trata de un proyecto que es de economía circular”, descartando que sean nuevas intervenciones al Salar de Surire para su desarrollo. De hecho, sostiene que las estimaciones apuntan a que el proyecto, en caso que las pruebas sean exitosas, podría iniciar operaciones en tres años más, y apunta a producir cerca de 2.000 toneladas de carbonato de litio por año, durante cerca de 10 a 11 años.