Ricardo Ffrench-Davis es un economista reconocido y destacado. No estuvo en la primera línea en los gobiernos de la Concertación, pero ha sido una voz autorizada y escuchada por la centroizquierda en las últimas décadas. Tiene títulos y premios de sobra en sus 85 años de vida, y hoy dedica gran parte de su tiempo a escribir un nuevo libro. Es ingeniero comercial, profesor titular de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile y doctor en economía de la Universidad de Chicago, aunque su pensamiento dista bastante de los llamados Chicago Boys. De hecho, es conocida desde hace muchos años su mirada crítica al modelo neoliberal. Y si bien insiste en que no le gusta hablar de política, porque no es su terreno, distintos artículos de prensa lo identifican hoy como uno de los principales economistas al que escucha la senadora DC Yasna Provoste, quien acaba de anunciar este viernes su precandidatura presidencial dentro del bloque Unidad Constituyente. Ffrench-Davis reconoce su cercanía con ella, la alaba, pero también valora a Gabriel Boric. Sobre si está disponible para colaborar con Provoste en su carrera a La Moneda, evita referirse al tema. Sí resalta que quien llegue a la presidencia en 2022 tendrá importantes desafíos, como adoptar un modelo de crecimiento económico inclusivo, en momentos en que aún quedarán muchas angustias sociales.
Triunfaron en las primarias Gabriel Boric y Sebastián Sichel. Algunos lo calificaron como una sorpresa y los mercados lo interpretaron como el triunfo de los moderados. ¿Cómo lo ve usted?
-En el caso de Boric, es triunfo de los moderados. En el caso de la derecha, digo derecha porque hay muy poquitos centroderechistas allí, hay muchos que son demócratas, pero que son neoliberales, y el neoliberalismo es la extrema derecha. Es peor que los antiguos empresarios de los años 60 que eran bastante centristas, los industriales que fueron eliminados durante la dictadura con las políticas neoliberales que destruyeron nuestra manufactura. Siempre me he sentido no centrista, centrista; tampoco izquierdista, izquierdista, sino que esta mezcla de transformación con coherencia, orden, reflexión, gradualidad. Saber que para ser un país inclusivo se requiere cambiar culturas, leyes y estructura económica. La desigualdad se produce mucho en el sistema productivo. Nuestras estructuras productivas son regresivas. No podemos, sin cambiarlas, construir un país desarrollado, si sencillamente nos limitamos a distribuir lo que hay, y lo que hay en Chile es poco. Hay unos pocos muy ricos, pero la suma de todo nuestro producto, si tomamos lo que dice el Banco Central del PIB por año, tenemos US$15.000 por año por persona. EE.UU. tiene US$60.000, Noruega US$80.000, Suiza US$75.000, hay una diferencia enorme. No podemos distribuir lo que no tenemos. No vamos a distribuir las casas, los departamentos grandes y partirlos en cinco departamentos. Aparentemente todo el mundo rechaza eso. Necesitamos un sistema productivo que sea proempleo, y estamos en un mundo donde a las pymes se les ha maltratado, se maltrata a las mujeres, se maltrató a los homosexuales, todo eso lo estuvimos haciendo un poquitito cada día y se fue acumulando. Ahí se acumularon los malestares y las explosiones. Por eso uno decía el año 1997: cuidado con abusar con la paciencia de la gente, nos ha ido bien en los 90, tenemos que meterle otra reforma tributaria, más capacitación laboral, más crédito a las pymes, hay que hacer reformas profundas, y ahora podemos porque se está yendo Pinochet. Podemos hacer cosas que antes no podíamos hacer. El 90 hicimos mucho de lo que era posible, hubo cosas que dejamos de hacer y uno en el momento también lo dijo. Cometimos algunos errores el 91-92, ya comencé a estar en algunas cosas en desacuerdo, siempre siendo concertacionista. Lo hicimos mejor que los otros, pero lo hicimos peor en los 2000, peor al 2005, peor al 2014. Fuimos cometiendo errores y lo que llamo inercia: no enfrentamos las fallas que iban surgiendo. Tenemos que hacer transformaciones en la estructura productiva, tributaria, en la educación.
En su sector, la centroizquierda, Yasna Provoste finalmente se lanzó este viernes como candidata a La Moneda. ¿Qué le parece?
-Estoy muy contento de que se haya lanzado.
¿Qué piensa de que ella lo vea a usted como un referente en temas económicos?
-Le dije que tenía contacto con ella, pero no estoy en contacto, porque estoy jubiladillo. Hay tiempos y tiempos, y ahora pienso dedicarme a escribir un poco más. Nunca más libros, este es el último. El resto, revisión de libros.
¿Y qué opinión tiene usted de ella?
-Tengo una buena relación con ella de hace muchos años. La encuentro una persona decidida, progresista, coherente y que tiene fuerza. Necesitamos gente con fuerza para hacer las transformaciones de este país. Le da importancia a la unidad y a las transformaciones en paz, respetando a los distintos sectores, pero decidida a hacer las grandes transformaciones que este país necesita. Mencionó la palabra crecimiento con inclusión, me pareció muy bien. Mencionó el empleo como un punto central. De todos los candidatos, es la que me ha dado más boleto en eso, creo que lo recogió. Empleo, empleo, empleo. Me alegra que diga crecimiento y empleo como piedras fundamentales en la transformación (...) Necesitamos gente que conduzca y con fuerza, y ella demostró que esas dos cosas las tiene, y escucha. Estuve en dos o tres paneles con ella. Uno con la CUT, uno con el Colegio Médico y estuve con Boric en un panel también. No hago declaraciones de política, porque no me quiero citar por esto, cuando este país está en deuda hace 25 años con una economía incluyente.
¿Ve espacio para que haya un acuerdo amplio en materia económica desde la centroizquierda a la izquierda, donde se incluyan el FA, la DC, el PS y otros partidos?
-Me da la impresión de que Boric es un tipo inteligente, muy bien intencionado, una buena persona, algo que para mí es muy importante. Abierto mentalmente y que está consciente, y se lo escuché claramente a la encargada de su programa económico, que dijo que son tan grandes los desafíos que tiene que ser una gran coalición transformadora de todos los que estén de acuerdo con transformar, y que no tienen la película totalmente clara, entonces, juntos, se arma la película completa. Que sea incluyente, respetuosa de los distintos sectores, de todos los sectores. La gente de extrema derecha también, en la medida que respeten las leyes (...) Va a ser difícil y va a tener alguna gente que se va a ir en Twitter en contra de él si conversa con algunas personas, etcétera. Se necesita gente con capacidad de mando, si no hay capacidad de mando son malos presidentes. Yasna demostró que parecía tener. Boric se sobrepuso a lo del 15 de noviembre. Se sobrepuso bien y salió por arriba. Es un punto a favor muy vigoroso, pero no es mi terreno esto.
Estallido social
Usted habló bastante de los malestares que se fueron acumulando por un largo periodo, ¿a eso atribuye el estallido social del 18 de octubre de 2019?
-Fue una mezcla de dos curvas que se movieron en direcciones contrapuestas. Tuvimos una curva de un cambio notable en la medida de lo posible, porque es absurdo sin sustento hacer lo imposible. Hay que tratar de avanzar hacia lo imposible. Hay juegos de palabras que son destructivos. Vamos a hacer lo imposible: 5.000% de inflación para Argentina, el 73 en Chile 700% de inflación. Eso no es la transformación revolucionaria, es cometer errores. Construyeron el tercer piso sin tener el primero y el segundo, y se les cayó el piso. Hay que poner las bases, pero eso se puede acelerar y eso es lo que dejamos de hacer después de los estupendos 90-97 o 98, en que Chile se acercó al mundo desarrollado. Aumentó el empleo, se redujeron las brechas entre hombre y mujer, aumentó la participación laboral de la mujer: desde apenas 30% a 35%, después a 40% y a 50%, es otra cosa, no se puede ignorar eso. Cómo hacemos para que eso lo sostengamos y lo aceleremos, y no borrón y cuenta nueva. Con borrón y cuenta nueva dañas a tu gente, dañas algo a los ricos, dañas mucho más a los no ricos y a los sectores medios, y eso fue una curva descendente. Del 5,5% per cápita o aumento de los sueldos al 4%, al 3%, al 2%, al 1% y las aspiraciones se escaparon. La dictadura fue construcción de mediocridad económica, destrucción de la industria y generador de desigualdad. 10 años después no aprendieron a corregir, corrigieron algunas cositas, no lo fundamental. Las aspiraciones florecieron con el evento de alegría de los 90, pero hubo vicios. Ministros de Hacienda, ¡por dios qué deterioro! Pasar del primero al segundo ministro, pero qué horror. Solo tuvimos un ministro transformador en el primer gobierno: reforma tributaria, reforma laboral, el empleo; pero que le faltó, le faltó. Entonces tenemos esta curva que va descendiendo y una curva de las aspiraciones que empieza a pasar para arriba. Se produce ese choque, aspiraciones versus satisfacciones, y va apareciendo la corrupción (...) En el neoliberalismo los mercados se ajustan con depresiones y regresividad. Queremos que se ajusten con auge y progresividad, y eso lo hicimos en los 90. El neoliberalismo crea desocupación, auges y caídas, tenemos que evitar la inflada y desinflada, y eso es tarea del Banco Central. El Banco Central desde 1999 lo ha hecho mal con mayúscula. Hizo bien lo de inflación baja, hizo mal lo de crecimiento alto.
Ya que mencionó al Banco Central, es una institución que está bien evaluada en general por la ciudadanía, pero igual se ha incluido en el debate constitucional. A su juicio, ¿deben mantenerse su autonomía y objetivos, o hay que modificar algo de eso?
-Son dos cosas distintas. Una es la autonomía. ¿Qué es autonomía? Porque la del Banco Central de Chile es muy distinta a la del estadounidense, a la del chino, a la del japonés, etc. Pero son, en cierto sentido, autónomos con personalidad. En las economías populistas el Banco Central imprime billetes para financiar gasto fiscal. No puedes financiar lo real con el aire. La impresión de billetes es aire si no tiene sustento de bienes y servicios. La visión monetaria tiene que tener una consistencia con lo que se va produciendo, y ahí una armonía para crear demanda para lo que se produce, pero no puede crear dos veces cuando hay una demanda, porque la demanda viene de los sueldos y los sueldos no dan. El Banco Central ha estado varias veces con la demanda tirada para arriba y luego para abajo, y cuando está por debajo, cuando sucede eso, después de una inflada por ingresos de capitales y precio de cobre alto, se dan cuenta que el precio del cobre no va a estar siempre alto y que entró mucha plata a Chile y se va para afuera. Eso ha pasado cuatro veces en la economía chilena. La tarea del Banco Central es manejar eso. Chile lo manejó en los comienzos de los 90 con Roberto Zahler muy bien. Gran presidente del Banco Central Roberto Zahler. Desgraciadamente renunció el ’96. Comenzó el deslizamiento, y el deslizamiento fuerte fue el ’99 y 2001, y se deslizó al neoliberalismo pleno en el manejo macroeconómico. Dijo: los mercados internacionales nos manejan la macro y nosotros hacemos una tareíta en la medida que nos permiten los mercados internacionales (...) El Banco Central no debe ser un mandado a imprimir billetes, debe ser una institución que se siente a la par con Hacienda y definan la política macroeconómica juntos los dos.
En esa línea, ¿qué cambios le haría usted al Banco Central?
-Meta de inflación y meta de actividad económica. Que tengamos una demanda agregada consistente con la capacidad productiva del momento, para usar la capacidad instalada productiva y que mida bien la capacidad productiva. Usa una medición errónea, que los técnicos me dicen ‘eso es lo que hace la profesión en Washington y en Nueva York’. ¡Cómo no tenemos independencia intelectual! Es muy importante no ser cautivo de las modas. Tenemos que medir más sólidamente y manejar activamente nuestra demanda agregada, y eso es política monetaria, política cambiaria. Hay que manejar el tipo de cambio, porque el tipo de cambio afecta mucho qué pasa con los chorros de oferta que llegan del exterior, con los dólares baratos que matan muchas pymes, que las echan fuera del mercado. Eso aparte de cruel, es injusto y regresivo. Genera destrucción de empleo y de capacidad empresarial (...) el neoliberalismo es perverso con eso, es destructor de ese mundo, con todas sus mayúsculas, dicho por un premio nacional y un doctor destacado de Chicago. Sustituir el neoliberalismo no es acabar con el mercado, porque no existe economía del mundo que no tenga mercado. Lo que tenemos que aprender es a matizar el mercado al servicio de la gente y eso se hace con un proceso gradual de transformaciones incluyentes.
Modelo económico
Ha criticado mucho al modelo neoliberal. ¿Qué modelo debería adoptarse en Chile?
-Tenemos que tener un modelo que sea procrecimiento, pero si el crecimiento no es incluyente y no es equitativo, no es sostenible en democracia. Una dictadura lo puede sostener. La dictadura lo sostuvo por 16 años. En democracia, si perseveramos en una economía desigual, vamos a tener mucho despelote, mucha barricada, muchas tomas. Tenemos que tener inclusión. El problema, es que es un proceso gradual. He escuchado a representantes de Boric que son muy razonables en ese sentido. Diciendo ‘necesitamos por lo menos dos gobiernos para hacer estas cosas’, que es la diferencia radical con la propuesta de Jadue. Era un punto de diferencia entre los dos. Conscientes de que tienen que construir el primer piso, segundo piso y tercer piso, y que hay que hacer varias cosas al mismo tiempo en lo social y económico. Tenemos que enfrentar algunas angustias sociales. Vamos a partir con un país con muchos angustiados en marzo de 2022 todavía. Ojalá que menos que hoy. Hemos mejorado, hemos reducido los daños, pero nos quedan daños, estamos peor que en 2019. Vamos a partir con una torta más chica por habitante, más chica por trabajador. Vamos a tener menos plata disponible... tenemos que hacer cosas tremendas de profundas. En educación por ejemplo.
Es a largo plazo el tema de la educación...
-Pero partamos ahora. Innovación tecnológica, plata para la innovación, las universidades al servicio del desarrollo productivo, no en los papers en las revistas top del mundo. No demos plata para eso. El problema de la desigualdad en Chile y en lo económico está focalizado en el empleo. En empleo tenemos estructuras regresivas y eso hay que transformarlo, y eso se hace con políticas de desarrollo productivo, lo que se llama una nueva matriz productiva, con más valor agregado, con más espacio para la pequeña y mediana empresa. Que sean las reinas que van creciendo más rápido, que están viendo al grande. No queremos que se nos caigan las grandes, pero que crezcan rápido las pequeñas y entremedio las medianas.
¿Qué país ve como un modelo a seguir?
-Soy enemigo en general de las copias. Un país que está en los US$60.000 por cápita y otro que está en los US$15.000, tenemos que hacer muchas otras cosas que esos países hicieron en la posguerra. Los países europeos han estado retrocediendo durante 15 años, están con manifestaciones, con problemas por eso. Son buenas sociedades, mucho más inclusivas que la nuestra, pero perdieron el rumbo. No copiemos lo de ahora. Miremos sin copiar. Miremos para procesar e incorporar a nuestro estado de desarrollo. No es lo mismo Bolivia, Haití o Colombia, que Chile. Estamos en distintos niveles. Chile está mejor, ha hecho más cosas, por eso estamos a la cabeza del PIB per cápita de América Latina, pero estamos perdiendo terreno. Llevamos 10 años descendiendo, siendo superados en el margen por Perú y Colombia... hay mucha reflexión y bastante está en la candidatura de centroizquierda y también en la de izquierda.
¿Cuáles son los cambios entonces que esperaría para Chile?
-La matriz económica que sea incluyente, y eso requiere perseverancia y mucha eficacia y coherencia. Se puede hacer. Lo hicieron los finlandeses, los franceses y los alemanes. Lo podemos hacer sin copiar mecánicamente, aprendiendo las peculiaridades de este país.