Doscientos metros y algo más separan las oficinas del holding portuario y naviero Ultramar y la sede de la Sociedad de Fomento Fabril, Sofofa, en Las Condes. Una distancia que a Richard von Appen le permitirá transitar sin dificultad entre las dos responsabilidades que tiene, desde esta semana, en paralelo: presidente de Ultramar y presidente de la Sofofa. No dejará el mando de Ultramar -un cargo que, dice, corresponde a un holding que “tiene delegada toda la responsabilidad en las empresas operativas”-, pero dedicará cerca del 80% de su tiempo a la Sofofa. Seguirá en Ultramar, agrega, porque cree que el presidente de la Sofofa debe estar en contacto estrecho con la actividad empresarial.

Ingeniero comercial UC, 54 años, ocho hijos, Von Appen fue el candidato único para un cargo por el que declaró interés hace ocho meses. No hubo competencia. El miércoles, en el consejo general del gremio, 102 consejeros podían votar, 95 le dieron su apoyo, otros seis se abstuvieron o no votaron, y solo uno rechazó su postulación. “Quedé muy impactado por el nivel de apoyo, no me lo esperaba, y me lleva a sentir una gran responsabilidad”, expresa Von Appen en su primera entrevista en las oficinas de la Sofofa, en la que quiso estar acompañado -todos con mascarillas- por sus dos vicepresidentes: Rodolfo Véliz y Victoria Vásquez (ver recuadro).

El nuevo timonel de la Sofofa suscribió hace cinco años una carta proponiendo cambios en el gremio junto a Bernardo Larraín, a quien reemplaza ahora en la presidencia; Gonzalo Said, exvicepresidente de Sofofa; Juan Manuel Santa Cruz, consejero, y Alfonso Swett, expresidente de la CPC. Era el denominado grupo de los 5. “Nuestra generación debía empezar a asumir roles y es lo que corresponde. Bernardo le dedicó mucho tiempo, un gran esfuerzo, Gonzalo Said también, Juan Manuel Santa Cruz, Alfonso en la CPC y yo estoy tratando de hacer mi parte, pero hay mucha más gente. Ojalá que en dos años más haya más candidatos y candidatas, y sería muy bueno que una mujer pudiera presidir la Sofofa”, analiza.

Von Appen estará, a diferencia de su predecesor, que estuvo cuatro años como presidente, solo un bienio. Su cargo de consejero termina en 2013 y no podrá reelegirse. El nuevo presidente espera que Bernardo Larraín siga contribuyendo. “Es una persona inteligente y nos une una amistad. La continuidad está reflejada en todo el equipo interno de Sofofa y la idea es seguir con la mayoría de las iniciativas, con los matices lógicos que da cada presidencia y cada mesa”, plantea.

¿Qué consejo le dio su padre, Wolf von Appen, al asumir la presidencia de Sofofa?

-Él le dedicó muchos años a la vida gremial y en un momento muy importante. Cuando Chile recuperó la democracia, se abrió un diálogo entre distintas posiciones y se lograron consensos para mantener el impulso económico, consolidar la institucionalidad y que la democracia pudiera operar con el respaldo de la estabilidad económica. Ahí hubo un sentido de compromiso país, de un proyecto común que lamentablemente lo hemos perdido con el correr de los años y espero que en la etapa que estamos, en torno a la discusión de nuestro futuro, donde la nueva Constitución forma parte muy relevante, nos vuelva a reencontrar con un sueño del Chile que queremos construir. Él encuentra muy importante y valioso que uno pueda aportar, así que me apoya con todos sus consejos, energía y espera que podamos ayudar a este reencauzamiento de Chile.

¿Le dio algún consejo en particular?

-Primero, que uno tiene estos cargos, tanto en la empresa como en la actividad gremial, para servir a las personas y eso es lo que nos inspira. Uno a veces no está de acuerdo con personas, pero eso no quita tomarse el tiempo y tener la disposición a escuchar. Finalmente, esto se construye juntos y para eso hay que tener una disposición siempre positiva. En esta etapa es importante escuchar.

Al asumir dijo: “Nunca esperé estar en esta posición” y que no existía “un rumbo claro hacia dónde quiere ir el país”. ¿Chile es muy distinto de octubre pasado, cuando anunció su candidatura?

-No, porque el diagnóstico lo tengo hace bastante tiempo. En 2008 hice una presentación en Icare donde veía lo que estaba ocurriendo con la educación pública y planteé la necesidad de un proyecto de largo plazo para mejorarla, y la verdad es que no ha pasado mucho. Esa es la realidad y la frustración, sobre todo de una clase media emergente a la que le hemos estado ofreciendo y contando que este es un lugar de oportunidades cuando eso no está ocurriendo. Algunos síntomas se notaban, y creo que todos tenemos responsabilidad en esto y tenemos que contribuir a la solución, pero es muy importante que nos inspire la unión de trabajar juntos y tener la capacidad de escucharnos, con respeto y sin perder el objetivo de que nuestro país sea un lugar de oportunidades.

Habló de los consensos de comienzos de los 90. ¿Por qué cree que esos consensos se perdieron?

-Se perdieron en parte importante porque hoy, por ejemplo, se habla poco de la importancia del crecimiento económico. Comparto que no da lo mismo cualquier crecimiento, el crecimiento tiene que ser sustentable, con las personas, hay muchos puestos de trabajo que no son de buena calidad y en eso tenemos que ir evolucionando, pero los consensos respecto a la importancia del crecimiento se han perdido; hoy tampoco hay consenso mayoritario respecto al rol de la actividad empresarial en esto. Y la actividad empresarial es un pilar fundamental para presentar oportunidades y también para ayudar con la agenda social de los países.

¿Qué responsabilidad le cabe al empresariado en que se hayan roto estos consensos?

-No hemos tenido la capacidad de poder tener un diálogo fluido con la ciudadanía respecto algunos aspectos en los cuales tenemos que hacer las cosas de forma distinta, de cómo atendemos a nuestros clientes, resolvemos los problemas, en la relación con los trabajadores, con los proveedores, con las comunidades, y entendiendo que esto es un desafío mundial, no es solo de Chile. Esa capacidad de diálogo ha faltado de parte del mundo empresarial con los distintos grupos de interés y eso es fundamental para lograr esos consensos. Esa es la disposición que veo en mucha gente, pero para eso es muy importante que haya respeto y que todos tengamos la modestia de que no somos dueños de la verdad y que juntos vamos a poder construir un país mejor.

¿Qué interpreta de las elecciones de hace dos semanas?

-La señal es clara: tenemos que hacer las cosas de manera distinta; no podemos seguir con lo mismo. En eso yo, por lo menos, no tengo la solución y para eso tenemos que sentarnos a escuchar con una actitud distinta, qué está ocurriendo, cómo están viendo a la empresa, en qué cosas no estamos cumpliendo con las expectativas y que haya mucha unión respecto a los desafíos que tenemos, como recuperar un millón de empleos perdidos a raíz de la pandemia.

Usted dijo que esperaba una mayoría moderada en la Convención Constituyente. ¿Aquello no fue así?

-Me refiero con eso a que es muy importante que se respete el proceso que se había acordado, eso es lo más relevante. Han sido elegidas y elegidos, van a dar sus opiniones y yo espero que haya ahí una capacidad de diálogo en la cual se puedan escuchar las distintas posiciones.

¿Le sorprendieron los resultados?

-Quizás lo que me sorprendió y se confirma un poco es que todas las elites y las instituciones están muy cuestionadas; la elección de una cantidad de gente independiente refleja que tenemos un desafío, también los gremios, que es cómo poder cumplir con las expectativas. Nosotros también somos una entidad que tenemos que entender por qué tenemos una relativamente baja valorización de parte de la opinión pública.

¿Cómo interpreta el crecimiento de la izquierda? ¿Es señal de un descontento que no se había visto?

-No soy político, así que es algo que excede a lo que yo puedo opinar. Quizás la única preocupación de este proceso es que hay un 57% de las personas que no fue a votar, hay algo que no entusiasma respecto a nuestra democracia y especialmente en algo tan relevante como definir nuestra Constitución. Eso es preocupante y tenemos que volver a entusiasmar respecto a este proyecto común, en donde la actividad empresarial es un actor más, pero relevante y en el que podemos aportar con ideas, propuestas y sugerencias.

¿La baja votación de la derecha es una señal de la menor influencia de un ideario que también identifica al sector empresarial?

-No lo calificaría así. Primero, el sector empresarial va a trabajar con cualquier gobierno porque estamos comprometidos con el país. Creo que nunca habíamos trabajado tan duro como este año, año y medio. Al interior de las compañías ha habido un esfuerzo, un compromiso con Chile que ha sido extraordinario en una situación muy difícil a raíz de la pandemia. Y hay que pensar en todas aquellas personas que han sufrido por esto, que han perdido su empleo. Un millón de empleos es mucha gente y es lo número uno en que tenemos que concentrarnos, en cómo recuperar esos empleos.

¿Y cómo se recuperan?

-Trabajando. No conozco otra forma, invirtiendo, atrayendo a más gente que se pueda atrever a emprender. A nosotros lo que nos corresponde es entusiasmar a las personas para eso y ojalá que la autoridad también pueda mandar una señal de apoyo a la actividad empresarial y emprendedora.

¿Qué señal?

-De que es algo positivo para el país. De que el esfuerzo que se hace por desarrollar nuevos productos, servicios, que haya nuevos entrantes, más competencia, es algo positivo para Chile. Tenemos una oportunidad bien única hoy con la economía digital para poder incorporar a mucha más gente y eso es parte de nuestros ejes: ver cómo en una política pública-privada podemos reforzar la infraestructura digital de Arica a Puerto Williams para que toda la gente tenga igualdad de condiciones de accesibilidad, porque esto no sólo tiene implicancias en el tema empresarial, sino también en la educación, acceso a la salud, en servicios.

Usted liga empleo e inversión, pero dijo hace un mes que no se retomará la inversión si no hay certidumbre. Esta semana habló de “mucha incertidumbre”. ¿La recuperación de la inversión va cuesta arriba?

-Depende de cómo se comience a entablar la discusión. Acá tenemos todos una responsabilidad colectiva de hacerlo en un clima de moderación, cuidando las instituciones, el procedimiento, el lenguaje. La forma como se transmite es bien relevante, y esperamos que nosotros podamos dar siempre con un tono de modestia, de aporte; eso determina mucho cuál va a ser el ánimo de los inversionistas.

¿Cómo se entusiasma hoy al millón de personas que perdió su empleo y a los que sienten que el crecimiento no les llega?

-La mayoría de los emprendimientos ocurren durante las crisis. Las personas se tienen que reinventar, la creatividad y el emprendimiento es sorprendente. Hay que mostrarles que se puede y lo que nos corresponde es ir viendo con la autoridad cómo facilitar eso, los trámites, que sea fácil formar una empresa, incorporarse a la economía digital, masificar los modelos de pago.

¿Cómo van a influir en la Convención Constituyente?

-Vamos a estar a disposición de cualquiera que quiera saber nuestra opinión respecto a cuáles son los pilares que consideramos relevantes, como la libertad de emprendimiento, la importancia de que haya competencia y de que sea pareja, la importancia de la propiedad privada, porque eso es parte de las certezas de poder emprender. Lo mismo en el tema tributario. La discusión que se haga es válida, siempre un país puede discutir si quiere aumentar la carga tributaria, pero es importante ponernos de acuerdo. Y no da lo mismo qué reforma tributaria, porque hay reformas tributarias que sí pueden afectar la inversión y el crecimiento. Estamos a disposición para poder dar nuestra opinión, pero creo que alguna de las ideas no está tomando en consideración el efecto que pudiera tener en el crecimiento, que es muy relevante para poder aumentar la recaudación del Estado.

¿No habrá una actitud más proactiva para plantear sus mínimos a la convención?

-No somos parte de la convención. Hay personas ahí que tienen una cercanía con el sector empresarial, el domicilio de la Sofofa es conocido y cuando se den las instancias de escucha, nosotros probablemente vamos a hacer planteamientos, pero al final quienes tienen que resolver esto es la convención y sus miembros. Creo que sí va a haber gente disponible para conversar. Espero que el ambiente en el que se dé esta discusión sea con un sentido de proyecto país y de bien común, en el cual los empresarios debiéramos ser parte.

¿Los principios de los que habla -libertad de emprendimiento, derecho de propiedad- están en juego por la composición de la convención?

-Ese es un tema más político. Todo depende del ánimo en que se vaya a discutir, así que no prejuzgaría hoy eso.

Ha hecho alusión a su reticencia a inmiscuirse en temas políticos. ¿Eso marca una diferencia con su predecesor?

-No, cada uno tiene su estilo. Yo soy una persona –tal como Victoria y Rodolfo- de empresa, nos hemos formado en torno a esto, esto es de lo que tenemos conocimiento. Acá no se nos mide a raíz de nuestro conocimiento político, hay otras instituciones donde uno puede canalizar eso. Creo que es relevante, al menos en las instituciones con los desafíos que tenemos hoy día, poder canalizar las inquietudes del sector empresarial.

En un consejo de octubre cuestionó la participación de la Sofofa en políticas públicas. Más tarde sostuvo que se expresó mal. ¿Qué dijo o qué quiso decir?

-Es muy difícil poder diferenciar hasta dónde llega el ámbito empresarial y se empieza a mezclar con algo más político. Lo que pasa es que tiene que ver con una característica personal mía, de que yo no soy una persona política, yo soy un empresario, un ejecutivo, un trabajador en temas logísticos y puertos; yo creo que Bernardo tiene muchas más condiciones e intereses probablemente con temas más públicos que se mezclan con lo político. A eso me refería en octubre.

¿Qué espera de Chile cuando termine su mandato en mayo de 2023?

-Espero que hayamos resuelto institucionalmente la discusión constituyente, resuelto el problema de salud y que hayamos recuperado gran parte del millón de empleos que se han perdidos, y ojalá que una vez resuelta y definida la Constitución, haya un clima en que volvamos a reencontrarnos y a tener un proyecto común para las nuevas generaciones, un propósito de que Chile sea un lugar de oportunidades e integrador. Aquí no puede quedar gente rezagada, tenemos que preocuparnos de todos y todas.

¿Hoy existen mínimos -como educación, salud, un trabajo justo- que debieran estar garantizados para todos los chilenos?

-Lo mínimo es que las personas tengan derecho a una buena educación que tiene que partir por la preescolar; poder vivir en un ambiente seguro; en el tema de salud tenemos que resolver cómo dar acceso, bajar las listas de espera y que la gente tenga garantizado una buena cobertura. También creo que las personas debieran tener una buena pensión. Ahora todos tenemos que colaborar con nuestro trabajo en esto; las ayudas y estos mínimos tienen que ser compatibles con una sociedad en que también haya un premio al esfuerzo y al mérito, pero tiene que partir de una igualdad de oportunidades que hoy lamentablemente en Chile para muchas personas, niños sobre todo, no existe.

Usted dijo que las grandes empresas pueden contribuir más y subir, por ejemplo, el sueldo mínimo de sus trabajadores de $ 500 mil a $ 600 mil y con ello cambiarles la vida a muchos. ¿Lo ha hecho en sus empresas?

-Hemos estado en una política de ir aumentando nuestras rentas más bajas. No estamos donde querríamos estar, porque hay algunos negocios que tienen un problema de competitividad y también nos cuestionamos si debiéramos estar en esos negocios, pero es una aspiración, y creo que represento la opinión de muchas empresas grandes, de ir subiendo las rentas, de hacer un esfuerzo por mejorarlas.

Esta discusión tomó fuerza en octubre de 2019, ¿quizás fallaron las empresas en no plantearse esto antes?

-Probablemente. En esto sería un error no analizar lo que hemos hecho en el pasado. Creo que en algunas cosas nos faltó poder reaccionar y tener este diálogo y entender la realidad que viven muchas personas a diario. La actividad empresarial está para mejorar la calidad de vida de las personas, si no, no tenemos razón de existir, y cuando no logramos eso, implica que hay algo que no estamos haciendo bien. Y existe voluntad de poder contribuir en ese aspecto.

¿Cómo se combina esa visión con algunos dirigentes empresariales que han hablado de que falta mano de obra por los subsidios que ha dado el Estado?

-Hoy hay un millón de empleos menos que los que había antes de la pandemia. La razón de por qué no se ha podido conseguir gente a mí me cuesta entenderla. Nosotros también estamos teniendo dificultades en algunos puertos y hoy están recibiendo ayudas que son a veces equivalente a lo que ellos ganan trabajando, por lo que no están trabajando, y ese es un problema. Es entendible que esto sea durante el período de la pandemia, pero en algún momento tenemos que resolver esto y volver a crear los puestos de trabajo, esto no puede ser permanente, no creo que el Estado pueda sostener esa carga y eso tiene un impacto en el crecimiento, porque esto hay que financiarlo.

Esta semana dijo aspirar a que la “ciudadanía sienta confianza en las empresas”. ¿Qué mejoras debe hacer el empresariado?

-Conectar con la ciudadanía. A través de nuestra actividad interactuamos con los 18 millones de chilenos y chilenas todos los días y en cualquier momento. Todos tenemos experiencia de no sentirnos bien atendidos y tiene que haber un interés genuino de que la persona esté al centro. Vamos a tener incidencia en la medida en que la ciudadanía valore lo que nosotros hacemos. ¿Y cómo se regula esto? No hay nada mejor que la competencia. Creo que en Chile tampoco había una gran competencia de ideas, y ahora que eso se abrió, ahora escuchamos… bueno, deberíamos haber escuchado. Y esto nos está haciendo reaccionar. Y por eso es tan importante escuchar y entender y esa será nuestra tarea en los próximos meses.

La Araucanía: “Tenemos un compromiso de largo plazo”

¿Cómo se resuelve el conflicto en La Araucanía? ¿Cuál es su propuesta?

-Es complejo, es un problema por un lado político y por otro lado tiene un tema económico, donde las empresas forestales han mostrado la disposición a buscar una solución, pero esto tiene que estar basado en el diálogo, cuidando la institucionalidad y en paz. Lamentablemente ese ambiente hoy día, por unos pocos, no se está dando y espero que se dé muy pronto.

¿Y qué se necesita?

-Me da la sensación que no sé si se ha podido tener una real percepción de las dificultades y las realidades que tienen muchas familias que viven en La Araucanía, y es un área que nosotros también queremos entender mejor, porque hay una actividad empresarial relevante. Hoy no quiero opinar sin tener ese conocimiento.

Su familia es dueña de Bosques Cautín, la que ha declarado su disposición a vender predios reclamados por comunidades mapuches. ¿Es parte de la solución?

-No estoy involucrado en la gestión de esa compañía, por lo que no sé si es la solución correcta, pero lo que puedo decir es que nuestra familia siempre ha tratado de buscar acuerdos y concesiones, incluso se han hecho acuerdos de asociación con empresarios mapuches para plantar y desarrollar bosques y que después se puedan cosechar, así que hay varias iniciativas que se están haciendo. Pero no hemos podido llegar y siguen ocurriendo hechos de violencia como la muerte de este carabinero.

¿Su familia quiere seguir en el negocio forestal? Tienen 25 mil hectáreas en La Araucanía ¿Han pensado en dejar la actividad?

-No, tenemos un compromiso a largo plazo en Chile, en todas las actividades.

Los roles y opiniones de los vicepresidentes

Rodolfo Véliz, director de Watt’s, será el primer vicepresidente de la mesa que preside Richard von Appen. Él mismo resume en dos puntos sus funciones. “El primero tiene que ver con el crecimiento y el desarrollo integrador. Necesitamos compatibilizar el crecimiento con las necesidades de las personas. Y como segundo punto, hacer esto en forma sustentable, con comunicación respecto a lo que hacemos con todas las personas de interés que participan de la actividad económica”.

La directora de empresas Victoria Vásquez será la segunda vicepresidenta, un cargo que, según los estatutos, desempeña roles internos: dirigir la administración de los fondos de la Sofofa y supervisar, con el secretario general, todo lo relativo al personal del gremio. “Voy a trabajar muy mancomunadamente con el equipo interno, sin perjuicio que estaré a disposición de Richard para los temas que estime conveniente”, resume ella.

Según la memoria de Sofofa, el staff del gremio tiene 70 colaboradores, con un promedio de edad de 41 años. Von Appen no tiene previsto hacer grandes cambios. “Recién estamos llegando y vamos a conocer al equipo y a ver si todos se sienten alineados con lo que queremos hacer (…) Yo tengo la mejor opinión del equipo de Sofofa que es gente muy capaz, comprometida”, dice el nuevo presidente del gremio.

Véliz y Vásquez refuerzan los mensajes del presidente.

El primero, por ejemplo, en el tema impuestos. “En términos generales y para lograr cierta certidumbre respecto del futuro, lo que se necesita es que se defina una política tributaria que se mantenga por un tiempo; lo que hace mal es que estemos permanentemente discutiendo reformas tributarias”, dice Véliz.

La segunda, por ejemplo, en la defensa del sector privado: “La única forma de tener trabajo, impuestos, es con las empresas privadas, somos una parte importante del tejido social del país que permite que se desarrolle. Veo muy poco probable que, de la noche a la mañana, las empresas privadas no existan, porque somos absolutamente necesarias”, dice Vásquez.P

27 Mayo 2021 Entrevista a Richard von Appen nuevo Presidente de la Sofofa. Foto : Andres Perez27 Mayo 2021 Entrevista a Richard von Appen nuevo Presidente de la Sofofa. Foto : Andres Perez