Una semana antes de la fecha límite, el Ministerio de Hacienda envió el proyecto de Ley de Presupuestos 2022, con miras a que se apruebe antes de la primera vuelta de la elección presidencial.
Luego de un año de gasto fiscal histórico, producto de las ayudas sociales por la pandemia, la cartera que dirige Rodrigo Cerda apuesta por volver a niveles de gasto similares a los previos a la crisis. Así, aunque el erario caerá 22,5% respecto a lo ejecutado este año, si se compara con la ley original de 2021, se ve un avance de casi 4%, lo que equivale a cerca de US$3.000 millones.
Tras una semana intensa -que partió con el envío del proyecto de ley corta de pensiones y terminó este viernes con la polémica que generó su respuesta de que realizó el primer retiro de los fondos de pensiones cuando aún no era ministro-, Cerda da las razones de este Presupuesto y anticipa la negociación que viene con los parlamentarios.
También habla de su retiro de 10% y las conversaciones con la Convención Constitucional por dineros adicionales. Anuncia además el pronto ingreso del proyecto de ley de responsabilidad fiscal. “Hemos analizado en profundidad y creemos que es un proyecto necesario y urgente para Chile”, señala.
¿Qué tan draconiano es este Presupuesto 2022 que considera una caída del gasto público de 22,5% versus el de 2021?
-Nosotros tuvimos muchos programas transitorios durante el 2021 y, por definición, tenían fecha de inicio y término. Eso fue lo que pasó, por ejemplo, con el IFE Universal y también con los bonos clase media, bonos pyme, etc. Estuvieron pensados para salir rápido de la situación en que estábamos, en que tuvimos una caída muy fuerte en el PIB y en el empleo. Decidimos dar un impulso fuerte a la economía a través de estos programas transitorios y, por lo tanto, teníamos un objetivo de política macroeconómica, pero también un objetivo social, de llegar donde nuestros compatriotas, de dar transferencias para que pudiéramos tener tranquilidad en la salida de la pandemia. Ahora estamos en un cuadro donde efectivamente ya estamos logrando la reactivación en términos de niveles económicos, pero también de empleos. Nos queda todavía, pero ha sido bastante rápida esta salida. Dicho eso, lo que corresponde es que en ese escenario tengamos una normalización fiscal, lo que es relevante por muchas cosas, pero sobre todo porque si no la hacemos en este momento, la verdad es que sabemos que es muy difícil retirar los estímulos hacia adelante. Eso es lo que nos muestra la historia y si no hay una disminución a niveles normales de gasto, lo que ocurre es que el escenario que delineó el Consejo Fiscal Autónomo, yendo al Congreso unos días atrás, podría ocurrir.
¿Entonces aquí se “normaliza” el gasto fiscal a niveles prepandemia?
-Efectivamente, la palabra que nosotros ocupamos es la de normalización fiscal, porque en términos de gasto como porcentaje del PIB volvemos, básicamente, a donde estábamos. Eso nos permite incluso que el Presupuesto crezca, porque cuando se tiene una economía creciendo y, por lo tanto, el PIB creciendo, el gasto con respecto al PIB se mantiene con respecto al 2018, pero se tiene el gasto público en comparación a la ley anterior aprobada por el Congreso creciendo prácticamente US$3.000 millones.
¿Ustedes están apostando a que ya no serán necesario los programas de ayuda transitorios?
-Nuestro Presupuesto está creciendo con respecto al Presupuesto anterior, y sí tenemos espacios que tienen que ver con lograr la salida de la crisis que estamos teniendo. Eso significa que estamos dejando fondos especiales, que están pensados para ir enfrentando lo que viene: fondos para pymes, para empleo, seguir dando espacio al IFE laboral, también un fondo de transición Covid-19, porque es posible que sea necesario en algún momento tener un poco más de recursos.
¿No considera más extensión del IFE Universal después de noviembre?
-Siempre hemos dicho y en eso también quiero ser claro, que el IFE Universal va a tener pagos hasta diciembre, eso no cambia, pero efectivamente lo que nosotros tenemos en el Presupuesto es una transformación y nos pasamos a estos fondos más de fomento. Tanto el IFE Universal como los bonos pymes fueron políticas de emergencia.
Y haber extendido ese IFE Universal hasta noviembre, cuando la economía ya estaba desconfinada y en franca recuperación, ¿no fue irresponsable por parte de Hacienda y el gobierno?
-La verdad es que no, creo que tomamos las decisiones adecuadas, en el momento adecuado. De hecho, cuando uno mira lo que ha pasado en este año y en el primer semestre, era el momento de darle un impulso fuerte a la economía y recuperarla a los niveles que necesitábamos. Podríamos haber ido más lento, esa es una decisión de política económica que era factible, pero a nosotros nos parecía que era importante salir rápido, porque esto había sido una crisis muy larga y muy dura.
¿Cuál es el escenario macroeconómico que incorpora para 2022 el Presupuesto?
-Nosotros estamos bien parecidos a lo que ve el mercado y el Banco Central, es decir, que el crecimiento que hemos tenido este año no se va a repetir el próximo y seguramente vamos a estar bastante más cerca de los niveles de tendencia. Eso ronda cerca del 3%. Cómo es ese 3% es algo que vamos a ir viendo durante el año, si, por ejemplo, va a ser algo más lento al comienzo. Siempre vamos a tener incertidumbre de lo que pase para adelante, pero la incertidumbre la podemos manejar a través de la flexibilización presupuestaria. Eso significa que podemos mover recursos desde un sector a otro, si es que al principio de año viéramos, ojalá no ocurra, que hubiese alguna recaída.
¿Cuánto tienen considerado de aumento de deuda el 2022 para financiar el déficit fiscal del próximo año?
-Los números exactos los vamos a dar a comienzos de la próxima semana, en el Estado de la Hacienda Pública y el Informe de Finanzas Públicas, pero dicho eso, sí vale la pena enfatizar que estamos saliendo de la crisis prácticamente con 35 puntos de deuda, así debiéramos terminar el 2021. Entonces, en 2022 debería aumentar, seguramente cerca de 2 a 3 puntos. Eso significa un ritmo menor de aumento de deuda de lo que traíamos antes, y vamos a tener menores déficit que nos permita hacer eso. Aprovecho de contar, además, que parte de ese endeudamiento lo vamos a ir ocupando para hacer aportes al FEES, porque es importante ir restituyendo ese fondo para enfrentar futuras coyunturas.
¿En la discusión con los parlamentarios, cuánto margen hay para negociar?
-Lo que estamos haciendo acá, es cumpliendo una meta fiscal. Nosotros teníamos fijado por decreto que para el 2022 la meta fiscal era -3,9% del balance estructural como porcentaje del PIB. En esa meta está anclada el nivel de gasto que tenemos, los US$82 mil millones. Obviamente entendemos que tenemos que conversar en el Congreso y eventualmente eso puede significar que podamos mirar ciertas cosas. Nosotros estamos disponibles para reasignar algunas partidas, pero en términos de meta de gasto, esta es la meta de gasto que nos permite cumplir la meta de 3,9% de déficit estructural para el próximo año. Ese es un número muy razonable, porque nosotros esperamos y así lo creemos, que el próximo gobierno también va a tener que ir cerrando paulatinamente el déficit estructural y, por lo tanto, si nosotros dejáramos un déficit mayor, sería mucho más difícil para el próximo gobierno irlo cerrando. Por eso dejamos el camino bastante encaminado, porque necesitamos que el próximo gobierno siga adelante.
¿Este Presupuesto, con la caída de 22,5%, no es una camisa de fuerza para el próximo gobierno?
-Para nada. Está creciendo prácticamente a las mismas tasas que venía creciendo en los años anteriores. El 2018 y el 2019, ley contra ley, crecimos prácticamente entre 3 y 4%.
Pero el senador Montes ya dijo que esto va a significar frenar algunos proyectos que estaban en marcha. ¿Eso no es así?
-Con el mayor de los respetos para el senador Montes, yo entiendo que él no ha podido ver el Presupuesto en detalle. Todo lo que sean iniciativas de inversión, todo lo que es el presupuesto de inversión, continúa y se incrementa en los montos. El gasto que desaparece en este Presupuesto corresponde a programas que siempre fueron pensados y diseñados como transitorios.
¿Cuánto cree que va a influir la campaña presidencial en la discusión presupuestaria? ¿Buscan concluir la negociación antes de la primera vuelta?
-Siempre influye. Esperamos tener una buena discusión, porque tenemos que tener un buen Presupuesto, y como decía, con respecto a la ley que aprobaron los parlamentarios el año pasado, está creciendo casi un 4% y eso nos permite tener una buena discusión y aprobar este Presupuesto. Respecto de los tiempos, nosotros lo ingresamos el 23 de septiembre y esto significa que debería estar despachado a más tardar el 22 de noviembre, pero esperamos concluir antes de la primera vuelta del 21 de noviembre.
¿Es suficiente este impulso fiscal para seguir con la recuperación económica?
-La política fiscal venía con el acelerador a fondo y ahora lo que estamos haciendo es frenar, porque así se requiere. Con un gasto mayor en el Presupuesto 2022 estaríamos provocando un sobrecalentamiento de la economía, porque lo que estaríamos haciendo es cerrar las brechas con respecto al PIB de tendencia. Si no moderamos el impulso fiscal estaríamos generando un shock de demanda demasiado fuerte que, al final del día, provocaría mayor inflación y mayores tasas de interés. Por eso es sano lo que estamos haciendo macroeconómicamente. Estamos permitiendo una salida, donde esperamos que las presiones de inflación que hoy existen vayan paulatinamente disminuyendo y eso permita que las tasas de interés no aumenten tan significativamente.
¿Cuál es entonces la clave para seguir creciendo hacia adelante?
-Como gobierno estamos tratando de hacer algo en ese sentido, pero obviamente va a quedar mucho más para la próxima administración, que tiene que ver en cómo aumentamos el crecimiento de tendencia. Y si no lo hacemos, eso nos va a provocar problemas en el mediano plazo de muchas formas: los recursos fiscales van a crecer más lento, pero también los empleos van a crecer más lento, los salarios van a crecer más lento. Es ahí donde necesitamos una segunda discusión, no sólo del ciclo que estamos teniendo ahora, sino que también del crecimiento de tendencia y cómo generamos que este país en el mediano plazo crezca más fuerte. Deberíamos estar teniendo ahora esa discusión, sobre todo cuando estamos en plenas campañas presidenciales.
Usted mencionó que un gasto fiscal más acotado ayudaba a que la tasa de interés no subiera tanto. ¿Cómo está la coordinación con el Banco Central? ¿Qué le pareció el alza de 75 pb en la tasa de interés?
-Nosotros tenemos conversaciones y no me voy a referir a eso. Lo que sí veo es que el Informe de Política Monetaria tiene en su escenario central incorporada esta trayectoria de política fiscal y, por lo tanto, hay consistencia entre los escenarios. Eso lo que está mostrando es que efectivamente estamos teniendo la coordinación necesaria, pero obviamente cada uno toma sus decisiones cuando lo estima relevante. Cuando nosotros como gobierno decidimos extender el IFE Universal, es una decisión que toma el gobierno porque estima que tiene que hacerla en su momento. Una vez que tomamos esa decisión, la conversamos con el Banco Central, vemos las implicancias macroeconómicas y nos coordinamos en lo que corresponda, pero cada uno toma sus decisiones por sí solo. Nosotros tomamos las nuestras y el Banco Central, de forma autónoma, toma sus decisiones de política monetaria.
Al final enviaron un proyecto de ley corta sobre pensiones que incluye financiamiento a través de eliminación de exenciones tributarias, un tema que no parecería de su agrado…
-No pongan palabras en mi boca. Lo que traté de hacer en la primera etapa que me tocó estar acá fue movilizar recursos por el tema de la pandemia. En ese momento eso era financiable ocupando algo de mayores ingresos del cobre, parte de nuestros fondos soberanos y algo más de emisión de deuda. Además, como era gasto transitorio, no requería un aumento de ingresos permanentes. Ahora es distinto, lo que estamos hablando acá es una ley de mejora de pensiones que va a ser permanente, y desde ese punto de vista la lógica es que tengamos financiamiento permanente. Y, por lo tanto, es el momento de ocupar los instrumentos que teníamos para eso. Podríamos haber pensado tal vez en otros impuestos, pero nos pareció que estos eran los que tenían menos distorsiones e iban a afectar menos el proceso de reactivación.
Pero precisamente han surgido críticas respecto, a, por ejemplo, que el IVA a los servicios va a afectar mucho a las pymes. ¿Consideraron eso?
-Cuando subimos impuestos esto tiene impacto en distintas personas y grupos. Entonces, todo lo que tenga que ver con reformas tributarias hay que darse cuenta que no es gratis. Antes a veces algunos pensaban que subir impuestos no afectaba mucho a la inversión o al proceso de crecimiento. La verdad es que sí tiende a impactar. Entonces, yo entiendo cuando nos dicen que podemos estar afectando a algunos u otros, pero lo que tratamos de hacer fue justamente mirar dentro del set de exenciones que teníamos, cuáles podían ser las generaran menos impacto. Ahora, eso no significa que el impacto sea cero. Y eso también se debe poner sobre la mesa cuando se piensa en reformas tributarias bastante grandes en distintas candidaturas presidenciales.