A los 64 años, Rosanna Costa fue nombrada a fines de la semana pasada por el Presidente Sebastián Piñera como la primera mujer en la historia del país en asumir a la cabeza del Banco Central, sumándose a profesionales de renombre mundial que han ocupado u ocupan ese cargo, como Janet Yellen en EE.UU. -hasta 2018 presidenta de la Reserva Federal (Fed) y hoy secretaria del Tesoro de Joe Biden- y Christine Lagarde, actual timonel del Banco Central Europeo.
Ya instalada en su nueva oficina y en su primera entrevista tras ser designada el jueves 3 de febrero en reemplazo de Mario Marcel, quien renunció al instituto emisor para ser ministro de Hacienda de Gabriel Boric, las palabras que más repite a la hora de proyectar la tarea que tiene por delante son “responsabilidad y compromiso”.
De momento no ha modificado mayormente el despacho presidencial del ente rector, pero las fotos de su familia y varios arreglos y ramos de flores dan cuenta de su llegada y de los saludos que el día que la nominaron respondió hasta la madrugada. La economista de la Universidad Católica y exdirectora de Presupuestos afirma que nunca en su carrera ha ido tras determinados puestos y que esta vez no fue la excepción. Así, se declara ajena a todo el proceso que antecedió a su nombramiento y al debate que ello generó, incluido que el gobierno también evaluó para el cargo al consejero Pablo García.
Y su estreno no pudo ser más de banquera central, tras el sorpresivo y alto IPC de enero de 1,2% conocido esta semana y que llevó la inflación en 12 meses a 7,7%. Frente a ello, no duda en enviar su primer y claro mensaje: el escenario inflacionaro cambió respecto al que veían en diciembre y, en consecuencia, la política monetaria del Banco Central será más restrictiva de lo previsto, con una tasa que irá por sobre el 6,5% como punto final del actual ciclo de alzas.
¿Cómo recibe este nombramiento de ser la primera mujer a cargo del BC en Chile?
-Lo recibo, primero que nada, agradeciendo las confianzas. Me siento honrada. Segundo, con mucha responsabilidad en varios sentidos: en lo que representa la gestión del BC, y al ser la primera mujer en el cargo. Y tercero, con total compromiso. Toda mi carrera ha sido de compromiso y ese compromiso se hace mayor estando acá, más aún considerando el momento en el que asumo, con una inflación alta, con todo el costo que esto implica en términos del bienestar social.
Agradezco al Presidente actual que me eligió y lo mismo con el presidente electo y su futuro ministro de Hacienda, que tuvieron una actitud de apoyo tras conocerse el nombramiento y la disposición a construir un trabajo colaborativo.
¿Es esta la coronación de su carrera? ¿Lo planeó, lo buscó?
-No. Nunca busqué ni tracé un camino. Las oportunidades las fui tomando como se fueron presentando. Cuando vine al BC lo hice como una consejera más y sin ninguna expectativa de llegar a ser presidenta. Nunca dije ‘mi aspiración es llegar a ser esto o aquello’. Siempre he disfrutado los trabajos que he hecho donde los he hecho, sin pensar en el siguiente paso, y así se fue construyendo mi carrera. No he buscado cargos, porque creo que la mejor manera de hacer las cosas bien es estar motivada y buscar el espacio de aporte en la labor que estás haciendo en cada momento, sin estar apuntando más allá.
Ud. estuvo a punto de ser ministra de Hacienda de Piñera en vez de Ignacio Briones, y lo mismo en octubre, de llegar a la cabeza del BC en vez de Mario Marcel. ¿Habría sido duro que el Presidente no la escogiera por tercera vez?
-No, no habría sido duro. El Presidente podía escoger a cualquiera de los consejeros para el cargo y habría hecho una buena elección. No lo habría visto como algo personal.
¿En octubre el Presidente le avisó que no sería usted la elegida para la presidencia?
-En esa oportunidad el Presidente nos llamó a todos los consejeros para decirnos que Mario era el elegido.
¿Y él le comentó en esa ocasión sus razones…?
-No correspondía. Él eligió esa vez, tal como lo hizo ahora, y es su prerrogativa. Ahí escogió a Mario y me pareció una decisión bien sabia. Mario estaba culminando un período en que lo había hecho muy bien y por lo tanto lo consideré muy bueno para el BC.
¿Cómo se toma el bastón de mando en el BC tras un presidente tan reconocido por su labor como Marcel?
-Con humildad y con trabajo, y reconociendo que son etapas distintas. El BC acumuló más fortaleza institucional durante su gestión y por lo tanto hay que trabajar a partir de ella y con ella. Además, me acompañan un muy buen consejo y un gran staff técnico, muy comprometidos y con mucha mística.
¿Cuáles serán los desafíos prioritarios de su gestión?
-Mi presidencia parte con el primer y gran desafío de controlar la inflación. Este es un problema que hoy está presente a nivel global, pero que en el caso nuestro tiene particularidades propias. Es un desafío difícil, porque se da en medio de una situación macroeconómica compleja, pero muy relevante, dado que la inflación genera un costo social grande.
A eso se suma el resguardo de la estabilidad financiera y un conjunto de tareas relevantes: viene la implementación de Basilea III, donde el BC recibe por ley un instrumento macroprudencial nuevo, y temas como open banking en la ley Fintech, y deuda consolidada.
Además, debemos trabajar en un nuevo plan estratégico a desarrollar desde 2023 en adelante, que buscaré que sea muy participativo dentro y fuera del BC. Ahí ya se vislumbran algunos ejes como digitalización; educación financiera; todo lo que tiene que ver con cambio climático; más y mejores estadísticas; y temas de paridad de género, donde hemos sido bastante exitosos en cargos de primer nivel, pero aún falta en las jefaturas intermedias.
A todo esto se agrega una arista muy relevante, como es implementar los cambios institucionales y de gobernanza del BC que provengan de las normas que se aprueben en la Convención Constituyente.
Inflación alta, pero no desatada
¿Qué análisis hacen del alto IPC de enero? ¿Sorprendió al BC, tal como al mercado?
-Efectivamente, el IPC de enero fue una sorpresa respecto a las perspectivas que teníamos, como lo fue para el mercado. Esta sorpresa se suma a la sorpresa del IPC anterior, aunque en diciembre fue principalmente en su componente volátil. Ahora, en cambio, la sorpresa tiene un componente subyacente más relevante. A esta altura es evidente que la inflación ha transitado por una ruta distinta del escenario base que presentamos en el IPoM de diciembre.
¿Pero es un campanazo de alerta, está desatada o disparada la inflación en Chile?
-No, yo no hablaría de una inflación desatada en Chile. Tenemos una inflación alta y más persistente, y que nos ha sorprendido en su último registro. Esto significa que lograr la convergencia a la meta requerirá de una política monetaria diferente.
¿Y qué está detrás de este fenómeno, por qué no cede la inflación y, al contrario, crece su presión?
-Hay distintos elementos explicándolo, con mayor o menor grado de importancia. Por ejemplo, un mayor traspaso cambiario del pensado; podemos tener restricciones de oferta más severas, con un mercado laboral más restrictivo, con presiones de salarios importantes y dificultades para encontrar trabajadores; una descompresión de márgenes mayor o anticipada respecto a lo que teníamos previsto, todo ello en un contexto de alta demanda y mucha liquidez. Evaluar la relevancia de cada uno es central.
¿Y es un escenario que los obliga a actuar con una mayor alza de tasas como está previendo el mercado?
-Como el mercado anticipa correctamente, esta mayor inflación hará necesaria una política monetaria más restrictiva que la que teníamos considerada en diciembre. Ahora, cuánto más restrictiva o la dosis exacta, es algo que tenemos que afinar de aquí a la Reunión de Política Monetaria (RPM) de fines de marzo. El IPC de enero es un registro que nos está indicando que se requieren mayores tasas que las que teníamos contempladas.
En el mercado se planteó la alternativa de que el BC haga una reunión de emergencia en febrero, dado que la próxima RPM es recién el 29 de marzo. ¿Es posible eso?
-Las reuniones de emergencia tienen sentido cuando las medidas que se toman tienen efectos inmediatos sobre situaciones de estrés grave donde, por lo general, el mercado no es capaz de reaccionar por sí solo adecuadamente. Un buen ejemplo es la que se hizo en marzo de 2020, cuando partió la pandemia. En ese caso algunos mercados financieros críticos no estaban funcionando bien y había una clara amenaza a la estabilidad financiera. En el caso de la última sorpresa inflacionaria, la situación es distinta. Por una parte, la política monetaria demora meses en afectar a la economía y hay un valor grande en recabar más información y analizarla antes de determinar la intensidad adecuada con que actuar. Por otra, el mercado ha reaccionado en la dirección correcta, internalizando una política monetaria más restrictiva. Por eso, lo razonable es abordar este tema en el contexto del IPoM de marzo, no en una reunión extraordinaria.
¿Pero apurar la reunión no constituiría una señal de la importancia del tema y de la preocupación del BC?
-No creo que sea necesario una reunión extraordinaria para indicar lo importante que es lo que está pasando. El mercado nos conoce y sabe cuán férreo es nuestro compromiso con la meta inflacionaria. Lo pongo de la siguiente manera: hay que reconocer un cambio de escenario y lo hacemos. El mercado ya lo anticipó y prevé correctamente una política monetaria más restrictiva, lo que está generando un efecto inicial. Nosotros haremos la cuantificación de los cambios necesarios para asegurar la convergencia en el próximo IPoM, tras ponderar los distintos factores y la información que surja. Pero insisto, estamos preocupados por la evolución de la inflación y ello va a requerir ajustes en la política monetaria.
Lo que sí es un dato es que llevarán la tasa por sobre el 6,5% que veían como máximo en diciembre. ¿Puede ser hasta el 7,25% que prevé el promedio del mercado, o más?
-Irá algo por sobre el mensaje de la última reunión y el cuánto es lo que estamos trabajando.
¿El BC le puede asegurar a la población que su acción tendrá éxito y que no terminaremos con una economía muy desacelerada y con una inflación igual alta?
-El Banco Central de Chile ha sido muy proactivo con el aumento de las tasas desde que partió en julio de 2021. Es cosa de comparar con otras economías. Sólo en las últimas reuniones las ha subido 400 pb, y seguiremos actuando para asegurar la convergencia de la inflación, pero como ya lo mencioné, la política monetaria actúa con rezago. Por eso dijimos en el último IPoM que la inflación iba a seguir alta por un período, por lo que no hay que extrañarse de eso. Lo importante es que después va a empezar a ceder.
En materia de crecimiento del PIB, ¿es factible que revisen al alza su proyección para 2022 -punto medio de 2%-, considerando que Hacienda hizo una estimación de 3,5%?
-En términos de crecimiento no hemos tenido las mismas sorpresas que en materia de inflación. En el exterior está claro que la variante ómicron no ha tenido muchos efectos económicos y en el plano interno el Imacec se ha ido comportando acorde con lo que teníamos, pero falta información y lo vamos a ponderar bien en el IPoM de marzo.
Antes de irse del BC, Marcel dijo que veía 2022 como un año en que era posible reducir mucho la incertidumbre. ¿Usted cree lo mismo?
-Hay algunos elementos de incertidumbre que se van a ir disipando, pero la incertidumbre político-institucional no va a desaparecer del todo. Las encuestas dan cuenta de eso y es algo que debemos considerar en las proyecciones.
¿Se refiere a las normas que está aprobando la Convención Constituyente?
-No me corresponde opinar al respecto, cuando además se está en etapas iniciales del trabajo de fondo. Solo digo que estamos viviendo un proceso de cambios importantes, que en el corto plazo significa muchos temas abiertos que tienen incidencia en la toma de decisiones. Si se le pone bordes a ese debate, acotas ese riesgo.
“Yo no voy a ir a dar juicios políticos en la Convención”
Desde su nombramiento, ¿ha tenido contacto con las autoridades de la Convención Constitucional?
-El BC se ha definido respecto a la Convención con una postura muy clara. Nosotros somos un organismo técnico y, como tal, lo que nos corresponde es colaborar en todo, dentro de nuestro ámbito. En ese sentido hemos entregado información técnica y estamos disponibles para responder las dudas de la Convención todas las veces que lo requiera. Mario Marcel expuso ante la comisión y entregó un dossier de documentos. Ahora seguimos disponibles y tenemos la mejor disposición.
¿Pero no ha habido comunicación de momento?
-No nos han pedido nada más por ahora. No he tenido contacto con la Convención desde que fui nombrada, pero ya veremos la mejor forma de seguir colaborando.
En estos días ya debieran empezar a votarse normas relativas al BC. Algunas de ellas contemplan elevar el número de consejeros desde los cinco actuales. Según su experiencia, ¿ello ayudaría o complejizaría su tarea?
-Lo primero, es una decisión de la Convención. Ahora, mi experiencia es que un consejo de cinco integrantes trabaja bien en términos que permite tener opiniones diversas y generar un diálogo con puntos de vista que enriquecen el debate. El número preciso no es mágico.
¿Pero si se le suman mandatos u objetivos al BC, no puede requerirse un consejo más amplio, que agregue miradas?
-No es claro. Ahora, lo que nosotros siempre hemos dicho, y lo planteó Mario cuando concurrió a la Convención, es que más que el número de consejeros, cuando se fijan los mandatos se debe tener cuidado con que los instrumentos estén acordes con los objetivos que se plantean, de modo que no se conflictúen entre sí y podamos responder a ellos. Para un organismo autónomo, siempre es bueno que el mandato sea bien acotado, preciso y técnico, y que se mezcle lo menos posible con la coyuntura política.
Entre las normas en discusión está la idea de que se preocupen también del empleo y el crecimiento, como lo hace la Fed de EE.UU...
-Nuestro marco de política es uno donde el objetivo es la inflación a dos años. Así, es coherente con la estabilización de la economía y contribuye con la del mercado laboral, porque permite acomodar las fluctuaciones de corto plazo de la inflación y concentrarnos en elementos más persistentes que usualmente se relacionan con desequilibrios en la economía, como el desempleo. La diferencia con la Fed está en que nosotros lo hacemos con un objetivo primario claro, que es el de la inflación, con ventajas comunicacionales para la evaluación y que permite mejor manejo de las expectativas. Y por esa vía nos miden. La Fed, en cambio, tiene un mandato dual, pero el funcionamiento es similar al nuestro, porque tiene una meta establecida de inflación, pero no así de empleo. Entonces, el mensaje es: tenemos claro que la política monetaria es la principal herramienta contracíclica, de modo que nos importan el empleo y el crecimiento, y los consideramos en nuestro accionar. De hecho, el fijar una meta de inflación a dos años es para no sobrerreaccionar y generar volatilidad y costos innecesarios en esos otros ámbitos.
Si se incorporara la posibilidad de una acusación constitucional contra los consejeros, ¿cuánto cree que coartaría la capacidad del consejo, sus decisiones?
-Como BC no nos corresponde opinar. Lo único que puedo decir al respecto es que al analizar la alternativa de una acusación constitucional, la regla de oro para un mejor funcionamiento es que podamos tomar decisiones técnicas, para objetivos precisos, ajenos a la contingencia política, si se quiere preservar la autonomía. Las decisiones le corresponden a la Convención.
¿No teme ser menos escuchada en la Convención, en el evento de ir a representar al BC, por estar asociada a la derecha más ortodoxa, a Libertad y Desarrollo?
-La relación con la Convención es institucional y nuestra tarea al respecto es entregar elementos de juicio técnico. Yo soy la vocera del consejo. En ese plano, cuando entrego juicios técnicos lo hago en representación de la institución, no mía. No mezclaría las cosas.
Entonces, ¿no cree que pueda ser objeto de algún tipo de veto político en la Convención?
-El BC no actúa como contrapeso político. Yo no voy a ir a dar juicios políticos en la Convención. Nuestro rol es técnico.
Pero simplemente por su origen...
-Sería un error. De ser requerido iré en representación del BC y voy a entregar la información que nos soliciten. La relación es institucional y no personal.
Bajo su mandato el BC tendrá que adoptar la nueva institucionalidad que determine la Convención. ¿Están preparados para ello, puede afectar su trabajo?
-Nosotros vamos a ser obedientes de la nueva institucionalidad que determine la Convención. Lo hemos sido siempre. Espero que el resultado sea un marco que fortalezca la tarea del BC y su calidad institucional.
“No veo que se haya dañado la relación con Pablo García”
¿Cómo proyecta la relación al interior del consejo del BC con dos integrantes nuevos a partir de marzo y con nueva presidenta y vicepresidente?
-Aún no conocemos quién será el quinto o quinta integrante, pero tengo todas las expectativas de que la relación y el trabajo del consejo sigan siendo tan fluidos y colaborativos como en todo este tiempo. Pablo (García) y Alberto (Naudon) son grandes profesionales que vienen conmigo en este consejo que fue muy estable en los últimos años, y Luis Felipe (Céspedes) conoce el BC y la institución lo conoce a él, de manera que lo veo como un muy buen aporte. Creo que vamos a funcionar muy bien. El consejo puede tener distintas sensibilidades y opiniones no todas iguales, pero como son decisiones eminentemente técnicas y trabajamos con un staff técnico de primer nivel, esa conversación te lleva a confluir y a enriquecer el debate, y todo eso en un ambiente muy constructivo donde se busca que la definición que hagamos sea la mejor para el resultado al que aspiramos. Y eso debiera continuar así.
¿Cómo está su relación con Pablo García, que era la otra opción que barajaba el gobierno para la presidencia? ¿No se dañó?
-No veo que se haya dañado la relación con Pablo García. Internamente, el BC siempre funcionó de forma normal en este proceso.
¿Y para adelante?
-Estoy segura de que se va a mantener. Pablo es muy institucional, un gran economista y una gran persona.
¿Le gustaría que llegara otra mujer al consejo, como Andrea Repetto, por ejemplo, cuyo nombre ha circulado?
-Encontraría extraordinario que llegue otra mujer al consejo. Que sea un profesional destacado que venga con mística a construir y colaborar con el resto del consejo y si podemos avanzar en paridad de género, mejor aún. Andrea Repetto cumple todos esos requisitos de sobra, pero quien elige es el Presidente con la aprobación del Senado.
Marcel en Hacienda: “Creo que trabajaremos bien, juntos”
¿Cómo tomó la felicitación del presidente electo Gabriel Boric por su designación?
-Fue muy grato, porque junto con eso, reafirmó una mirada institucional respecto del BC. Él ha hablado a favor de la autonomía del BC y de construir canales de coordinación, lo que valoro mucho.
¿Usted lo conocía antes de la reunión que tuvo el consejo con él, hace unas semanas?
-No. Lo conocí en esa reunión que fue muy interesante y se tocaron varios temas, entre ellos, el rol del BC. Él se mostró preocupado por el costo social que significa la inflación, sobre todo en la gente más vulnerable. También fue claro en que para lograr este objetivo es importante una institucionalidad monetaria adecuada y una política fiscal ordenada y predecible.
¿Qué le pareció la partida de Mario Marcel al nuevo gobierno?
-Más que opinar de su partida, puedo decir que Mario es un gran economista y un gran servidor público
¿Qué podemos esperar de la relación Marcel-Costa en adelante, con él en Hacienda y usted a cargo del BC?
-Desde el punto de vista del BC, es un plus que él esté allá, porque nos conocemos y hemos trabajado juntos. Más allá de las diferencias, creo que compartimos varias miradas sobre aspectos claves para la política monetaria. Por ejemplo, que el principal objetivo del BC es el control de la inflación y que este control no se contradice con que la política monetaria actúa como una herramienta que suaviza los ciclos, y que cumple mejor ese rol cuando hay coordinación entre el BC y el gobierno. Y compartimos también que los aspectos más estructurales de la economía no se solucionan con política monetaria. Eso va a facilitar, espero, la debida coordinación entre ambas instituciones.
¿Y no puede haber tensiones si el BC debe subir las tasas más de lo previsto?
-No sé si la palabra es tensión. Podemos en algún momento tener diagnósticos con ciertos matices y los podremos conversar. Una característica del futuro ministro de Hacienda es ser bien pragmático. Yo diría que sus tensiones no van a venir por acá y creo que trabajaremos bien, juntos.