En el marco de la presentación del informe de deuda morosa, de la USS y Equifax, la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa se refirió a las ayudas económicas durante la pandemia, y a los retiros de fondos previsionales, y cómo estos beneficiaron a los hogares de mayor ingreso. En la tarde de este miércoles en el Congreso se votaba el sexto retiro, tras el rechazo de la iniciativa en la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados.
“Las transferencias directas aumentaron transitoriamente la liquidez de la mayoría de los hogares. Según información de la EFH de 2021, comparado con los niveles de 2017, el ingreso real de los hogares -sin considerar los retiros previsionales- aumentó para los quintiles del 1 al 4 y disminuyó para el quinto o de mayores ingresos. Esto obedece a que los recursos entregados a las familias por la pandemia fueron mayores para los quintiles de menor ingreso, los que fueron severamente afectados por el shock adverso de empleo. El tamaño y alcance de los programas significó que, para un gran número de hogares, las transferencias directas más que compensaron la caída en ingresos asociada a la pandemia. Por su parte, los retiros de los fondos previsionales favorecieron más a los hogares con mayores saldos de ahorros, es decir, a los hogares de mayores ingresos”, dijo Costa en su presentación.
Costa indicó, además, que con el aumento de la liquidez de los hogares, estos “incrementaron sus depósitos bancarios de corto plazo en cuentas corrientes y vista. Estos recursos sirvieron para que, por un prolongado período de tiempo, los hogares mantuvieran niveles de consumo superiores a los sostenibles con sus ingresos permanentes. De este modo, aumentó tanto el número como el saldo de las cuentas corrientes y vista. En el caso de los hogares de mayores ingresos, fue notoria el alza de los saldos”.
Y agregó que “las medidas de apoyo directo a los hogares sumaron cerca de 30% del PIB de 2019. Casi dos tercios de este incremento provino de los tres retiros de fondos previsionales, y el tercio restante de programas gubernamentales de transferencias directas. El de mayor importancia fue el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que totalizó aproximadamente US$25 mil millones. Una parte importante se transfirió a partir del segundo semestre de 2021, cuando la economía ya había recuperado sus niveles prepandemia, las medidas de confinamiento quedaban atrás en forma definitiva, y el desempleo había disminuido considerablemente desde su máximo al inicio de la pandemia”.
Por otro lado, los hogares también aprovecharon esa mayor liquidez para reducir sus deudas y la morosidad, según detalló la presidenta del ente rector.
“La mayor liquidez disponible también se usó para reducir deudas y contraer la demanda de crédito, así como disminuir la mora. De acuerdo con la EFH, esta reducción fue más fuerte en hogares de menores ingresos y se concentró en deudas más caras. Esto es, aquella deuda en tarjetas de crédito ya sea con bancos u otras instituciones no bancarias, tales como casas comerciales, entre otras. En el período puede observarse que el crédito de consumo en cuotas presentó siempre tasas negativas, y las fluctuaciones del endeudamiento se explican en buena medida por el uso de tarjetas de crédito”, sostuvo.
Rosanna Costa precisó que la composición de la deuda es distinta según los quintiles. En los hogares de mayores ingresos se concentra en deuda hipotecario, y en los de menores ingresos en consumo.
“En los quintiles 1 al 4 esta se compone mayoritariamente de deuda de consumo, mientras que la deuda hipotecaria tiene mayor incidencia en el quintil 5 de ingresos. En todos los casos, sin embargo, la inflación ha afectado la capacidad de pago de los hogares al reducir su poder adquisitivo, es decir, al disminuir la capacidad de compra de un mismo ingreso nominal”, detalló.
Por último, sostuvo que “los efectos generados por la pandemia y las medidas implementadas para su mitigación empeoraron la posición financiera de los hogares, con una significativa reducción de su ahorro, indicador que cerró 2022 en -0,7% del PIB. A fines de 2022, la riqueza financiera de los hogares se ubicó en 120% del PIB, valor equivalente al de una década atrás”.