En medio de la euforia de los mercados bursátiles durante las últimas semanas y el alza del precio de los commodities, el economista jefe del BCI, Sergio Lehmann, intenta desmenuzar lo que está detrás del mejor ánimo de los mercados y cómo podría impactar el desempeño de la economía chilena.
¿Cómo interpreta las señales más optimistas de los mercados mundiales durante las últimas semanas?
Lo que hemos estado viendo en las últimas dos o tres semanas es un cambio de ánimo muy importante en los mercados, en medio de una economía de Estados Unidos que muestra señales de ajuste. Había un mercado laboral que se mostraba muy dinámico, y ya hay señales de que se está ajustando. A su vez, el consumo está cediendo y la producción industrial, manufacturas, también está cediendo. Eso es una buena noticia, porque significa que las presiones inflacionarias comienzan a ceder. Durante esta semana también conocimos datos de IPC que sugieren lo mismo. Mientras hace un año veíamos a un Estados Unidos con una potencial recesión, un aterrizaje duro o forzado, hoy se está hablando más bien de que la economía americana va gradualmente convergiendo hacia su tasa de crecimiento a largo plazo, junto a una baja en la inflación.
Pero es un proceso de ajuste en EE.UU. que aún se mantiene …
Todavía no se ha completado, pero se está produciendo. Es un ajuste que ha sido muy ordenado por la propia flexibilidad, adaptabilidad y productividad que tiene Estados Unidos. No está siendo traumático …. con una inflación que va bajando lento y que va a llegar al 2%. Eso quiere decir que la política monetaria está haciendo su trabajo. Los mercados estaban ansiosos y preocupados, porque no se veían señales en esa línea; había ruido, volatilidad y cierta ansiedad. La ansiedad que había con el ajuste EE.UU. bajó y eso significó una mejora importante en el ánimo de los mercados.
China esta semana también anunció medidas para salir de su grave crisis inmobiliaria… ¿influyen también esas señales en este mejor estado de ánimo?
China es un actor muy relevante en la economía mundial, por lo tanto, su desempeño tiene un impacto relevante sobre la economía global. Lo que está mostrando China es que su recuperación está siendo heterogénea. Esta semana hubo datos de producción industrial que muestran un repunte bien importante, pero la demanda interna no logra despegar.
Los chinos han anunciado un paquete fiscal importante para estimular la demanda interna vía gasto público, además de todos los esfuerzos en materia de mercado inmobiliario. Ellos han buscado seguir apoyando el sector manufacturero y, a través de diferentes mecanismos, estimular la demanda interna. Todo esto ha tenido un impacto muy positivo sobre los precios de los commodities.
¿Todo esto significa que nos enfrentamos a un ciclo más positivo o de mayor bonanza para la economía mundial en los próximos años?
Lo que se podría plantear, a propósito de lo que está viendo de la economía mundial, es que los riesgos que eran relevantes, como una inflación persistente en Estados Unidos que le impedían a la Reserva Federal bajar tasas al ritmo que se estaba proponiendo, o una China que no lograba tomar mayor fuerza, se están reduciendo. Eso es lo que el mercado está recogiendo. Pero hay otra dimensión de riesgos que siguen siendo relevantes. Hay que seguir atentos a lo que va a suceder. No sería sorprendente que volvamos a ver episodios de volatilidad.
¿Cuáles son esos riesgos?
Hay que entender que la relación comercial entre China y Estados Unidos se está tensionando. Esta semana conocimos aumentos de aranceles que aplicó EE.UU a productos chinos. Estamos viendo también un mundo que está mostrando menos propensión a la cooperación, con tensiones geopolíticas en Ucrania, Medio Oriente y entre China y Taiwán. Son problemáticas que vamos a ir viendo también hacia los próximos años.
También hay que tener en cuenta que la deuda de las economías desarrolladas ha venido subiendo, especialmente en el caso de Estados Unidos. Aún no hay ninguna señal de los dos candidatos a la Casa Blanca (Donald Trump y Joe Biden) de querer abordar el tema fiscal. El alza de la deuda pública en Estados Unidos sigue subiendo y eso significa que probablemente van a ser necesarias mayores emisiones de bonos por parte del Tesoro para financiar ese déficit. Eso significa que hacia adelante las tasas de interés se van a estabilizar en niveles más altos que en el pasado. Si antes de la pandemia tuvimos 10 años excepcionales con tasas de interés muy bajas, lo que vamos a ver hacia adelante son tasas de interés más altas que en el pasado, y eso significa también que el crecimiento mundial probablemente sea algo más bajo del que observamos antes de estos hechos.
¿El ligero viento a favor que estamos viendo en la economía internacional podría ayudar a la economía chilena este año y el próximo año?
Creo que sí. Lo que estamos viendo en Chile es un mejor ánimo, el clima ha ido mejorando. El precio del cobre tiene una incidencia importante en la dinámica económica de nuestra economía, entendiendo que es un componente muy importante de ingresos para nuestro país. Es importante entender también que los precios de activos chilenos en general estuvieron muy castigados durante los últimos cuatro o cinco años. Por lo tanto, hay oportunidades y eso es lo que estamos viendo en materia de precios de la bolsa. Hay un mejor ánimo y la economía está recuperándose. Estamos viendo un mayor crecimiento y eso se va a sostener durante los próximos meses, aunque hay que entender de que nuestro crecimiento potencial es más limitado que en el pasado.
El precio del cobre, a su vez, ha dado señales de estar iniciando un nuevo superciclo…
Estamos viendo mayores expectativas de demanda asociadas a la electromovilidad, energías verdes, semiconductores. Es un componente de demanda distinta a la del ciclo anterior, el que estaba más concentrado en temas de infraestructura. Eso ha generado este buen ánimo en los mercados, junto con una oferta que no está creciendo de manera muy importante. Es una muy buena noticia. Estos precios que están siendo más altos de lo que se proyectaba, lo que tiene un impacto favorable en el estado de ánimo de la economía.
¿Cuál es su pronóstico de crecimiento para este y el próximo año en Chile?
Para este año nosotros estamos proyectando un crecimiento de 2,6% y para el próximo año una expansión en torno al 2%. Para este año hay un efecto importante asociado a la minería.
Se están proyectando precios del cobre más altos por varios años más. ¿Cómo influirá eso en el desempeño de la economía chilena en el mediano plazo?
Nuestra mirada hoy es que Chile va a estar creciendo en torno al 2% hacia adelante. Es cierto que un precio del cobre más alto genera un mejor ánimo y podría empujar hacia arriba esa línea, pero mientras no resolvamos el tema de la “permisología”, mientras no tengamos mayores incentivos a la inversión, eso no va a cambiar de manera significativa. Este año la inversión va a caer, el próximo año va a tener alguna recuperación, pero es necesario hacer más que eso para subir nuestro crecimiento a largo plazo hacia niveles más cercanos al 3%. Si queremos aspirar a tasas de crecimiento en torno al 3%, es necesario ser mucho más jugados en reformas que contribuyan a estimular la inversión productiva. Las reformas y avances para enfrentar las limitaciones estructurales requieren de fundamentos técnicos, dejando fuera las ideologías.