La Superintendencia de Medio Ambiente formuló ocho cargos a la Termoeléctrica Guacolda, ubicada en la Región de Atacama, por la afectación de especies marinas y por el incumplimiento a la normativa de Riles. La empresa arriesga una multa por sobre los $15.198 millones.

El procedimiento sancionatorio se originó debido a tres incidentes ambientales registrados en la operación de la termoeléctrica, incumplimientos a diversas resoluciones de Calificación Ambiental que regulan el proyecto y la fiscalización ambiental sobre el tratamiento de Riles, según detalló el regulador en un comunicado.

La SMA indicó que el primer incidente de la empresa fue fiscalizado en abril de este año por el SAG de Atacama. En ese momento se constató la muerte de 90 aves cormorán Guanay, cuyos restos estaban en los pozos de aducción del proyecto. Además, se encontraron 15 ejemplares vivos junto a un chungungo, que pudieron ser devueltos a su hábitat.

En el segundo incidente, ocurrido también en abril, se informó de la muerte de 20 aves muertas por pozo. En tanto, en el tercer incidente, que tuvo lugar en junio pasado, se informó de la muerte de otros tres ejemplares de cormorán Guanay. Ambos incidentes fueron comunicados por la empresa en el Sistema de Seguimiento Ambiental (SSA) de la SMA y al equipo SAG regional.

Tras estos episodios, el regulador ordenó a la empresa titular del proyecto adoptar Medidas Urgentes y Transitorias (MUT) para evitar otros incidentes de iguales características.

Tras estos antecedentes, la SMA realizó 8 imputaciones en la operación de la central termoeléctrica, tres de estos calificados como graves y cinco calificados como leves.

Las tres primeras imputaciones se sustentan en el uso de una mayor cantidad de aditivo químico autorizado para el tratamiento de agua de mar, en las plantas desalinizadoras del proyecto; por no instalar mantaletas en el sector de la zona de descarga de carbón; y por el incumplimiento de medidas de control de impactos en unidades de captación de agua de mar.

En cuanto a las cinco imputaciones leve, destaca la no ejecución de acciones necesarias por parte de la empresa para para hacerse cargo de los impactos no previstos, por el ingreso de ejemplares de cormorán y chungungo en los pozos del sistema de ingreso de agua de mar.

“Este procedimiento sancionatorio se sustenta en las actividades de fiscalización y análisis que realizaron los equipos de la Superintendencia. Además, en que la empresa no ha reportado de manera oportuna los monitoreos respecto del manejo de RILes exigidos en sus permisos ambientales, y en los efectos no previstos en la evaluación ambiental del proyecto, generando como resultado, la muerte de aves y especies que se encuentran en peligro y en categoría de casi amenazadas”, dijo el jefe de la Oficina Regional SMA de Atacama, Felipe Sánchez.

La Superintendenta del Medio Ambiente, Marie Claude Plumer, sostuvo que “la formulación de cargos es el inicio del procedimiento sancionatorio y que la Superintendencia realiza un esfuerzo permanente por garantizar el cumplimiento de la normativa ambiental, ya que esto influye directamente en la calidad de vida de las personas y en la protección del medioambiente”.

En mayo la SMA había ordenado un plan de contingencia a la termoeléctrica por la muerte de aves marinas. Si bien el proyecto cuenta con seis Resoluciones de Calificación Ambiental (RCA), la fiscalización en terreno de la SMA constató que en la evaluación ambiental no se proyectaron efectos en la avifauna.

Guacolda es un complejo carbonífero, el más grande del país. Está compuesto por cinco unidades con una capacidad instalada de 764 MW. Nació en 1995 y ha ido sumando unidades desde ese entonces. La propiedad también ha ido cambiando de manos en sus años de operación.

Declaración de Guacolda

Mediante una declaración pública, la termoeléctrica aseguró que en los últimos meses, “hemos vivido una emergencia zoosanitaria generada por la influenza aviar, lo que ha generado una mortandad de miles de aves a lo largo del país”.

“Lamentamos el incidente que involucró a aves cormoranes en nuestras instalaciones, situación extraordinaria, imprevista y que nunca había ocurrido en los más de 31 años en los que Guacolda ha operado en la zona”, agregó.

La termoeléctrica añadió que ha entregado “toda la información requerida a la autoridad fiscalizadora y hemos tomado todas las acciones correspondientes, tanto urgentes, transitorias y permanentes, para abordar esta situación inesperada y evitar que vuelva a suceder, lo cual fue comunicado oportunamente a la SMA”.

Respecto de los otros cargos que formuló la autoridad fiscalizadora, señalaron que seguirán aportando los antecedentes necesarios y que tomarán las acciones que correspondan en este contexto.