Más allá del rezago que muestra el empleo, la economía chilena ha dado claras evidencias de recuperación en lo que va de 2021. Y prueba de ello han sido los últimos dos Imacec que dieron cuenta de alzas históricas en la actividad, luego de un 2020 en el que el PIB sufrió su mayor contracción desde la crisis de 1982.
Pero este mejor ambiente no sólo se expresa en números, en datos, sino también en la sensación de las personas y empresas, la cual está muy ligada al paulatino desconfinamiento tras meses de cuarentena y el lento regreso a la normalidad.
En ese contexto, el Banco Central publicó este miércoles el Informe de Percepción de Negocios (IPN) correspondiente a agosto, el cual recoge las opiniones de la administración de unas 500 empresas a lo largo del país.
¿Cuáles son los resultados? Bueno, que efectivamente hay un avance de la actividad, llegando incluso a niveles prepandemia, así como también positivas perspectivas para lo que resta del año.
El informe revela que aumentó la proporción de empresas que señala que en los últimos doce meses el desempeño de sus negocios mejoró y, en algunos casos, incluso se superaron las expectativas.
Los entrevistados asocian estos resultados a la mayor liquidez de los hogares y a la gradual reapertura de la economía tras los confinamientos de marzo y abril.
“Así, varias empresas dan cuenta de un importante flujo de caja, lo que en algunos casos implicó que ya se recuperaron o se esté próximo a alcanzar los niveles de actividad prepandemia. De hecho, entre las empresas encuestadas alrededor del 23% declara haber alcanzado un nivel de desempeño similar al que anotaban previo a la pandemia”, sostiene el IPN.
Lo que inquieta
De acuerdo al sondeo, hay optimismo en el futuro cercano, toda vez que un 57% espera que dentro de un año el desempeño de su negocio será mejor que el actual. Las buenas expectativas, sostiene el informe, se condicen tanto con el avance de gran parte del país hacia fases menos restrictivas del Plan Paso a Paso, como con las modificaciones a dicho plan que comenzaron a operar a mediados de julio.
Sin embargo, las administraciones de las empresas también identifican incertidumbre y, a diferencia de los sondeos anteriores, se observa que los riesgos en torno a la evolución de la pandemia han perdido relevancia. Ahora asoma con más intensidad la preocupación por la situación política, la evolución de las manifestaciones sociales, así como el aumento de costos y la disponibilidad de los insumos que utiliza la empresa.
“Respecto del tema político, las preocupaciones se dividen entre quienes manifiestan su inquietud por el desarrollo de la discusión constitucional -y su posible efecto en el desarrollo de determinados negocios- y entre quienes las centran en los resultados de la elección presidencial”, dice el IPN.
Al mismo tiempo, varios de los entrevistados también expresan sus dudas sobre cuán sostenible será el actual dinamismo de la demanda una vez que se extingan las medidas de apoyo a los ingresos, lo que los hace prever que el crecimiento de sus negocios será exiguo en el 2022.
De acuerdo al informe, los factores de incertidumbre están teniendo impactos importantes en las decisiones de inversión de las empresas. “De hecho, más del 80% de las empresas encuestadas señala que estos factores están afectándolas negativamente”, sostiene.
Puestos de trabajo
La reactivación de la economía no está en duda. Sin embargo, la recuperación de los puestos de trabajo perdidos aún no se logra (todavía falta un millón de empleos) y este informe no entrega demasiadas luces sobre una pronta mejora del mercado laboral.
Es más, advierte respecto de elementos contrapuestos en la contratación de trabajadores.
“Por un lado, está contenida por la incertidumbre que varias empresas señalan les provoca la serie de cambios que podrían darse en las condiciones laborales, o por lo sostenible que pueda ser la mejora de la actividad. Por otro, las empresas que tienen vacantes disponibles informan de una elevada e inusual dificultad para llenarlas, especialmente en algunos segmentos”.
El IPN también da cuenta de esta suerte de paradoja que existe en el mercado laboral, en la que pese a que los datos muestran altos niveles de desempleo, las empresas sencillamente están encontrando dificultades para contratar. Y esto es algo que preocupa a las administraciones.
El sondeo revela que cerca de la mitad de las empresas encuestadas ha estado en búsqueda de personal durante este año. De ellas, el 80% relata dificultades para cubrir las vacantes y solo el 30% finalmente logró contratar a alguien con las competencias que buscaba y bajo las condiciones inicialmente ofertadas, dice el IPN.
El resto, señala que debió contratar a alguien de un perfil distinto al buscado o definitivamente no logró cubrir la vacante. Las dificultades se mencionan más frecuentemente para trabajadores menos calificados o en rangos salariales más bajos. De hecho, la encuesta apunta a que la dificultad para contratar personas sin educación superior sobrepasa el 60% de los casos.