El lunes 26 de abril, la gestora de inversiones Sartor develó el misterio. Ese día, casi 50 días después de anunciar un pacto con Carlos Heller para comprar el 63% de Azul Azul y tomar con ello el control de la sociedad anónima, Sartor oficializó la Oferta Pública de Adquisición de Acciones (OPA). Publicó un aviso, un prospecto y un comunicado. El comprador de Azul Azul será el fondo de inversión privado Tactical Sport, que gastará US$ 15,5 millones por el 63% de las acciones de la concesionaria.

El comunicado que anunció la operación detalló quiénes pusieron el dinero. “Los actuales y únicos aportantes del Fondo son Asesorías e Inversiones Sartor S.A. (90%) e Inversiones Antumalal (10%). En el caso de la primera, los principales beneficiarios son, de manera indirecta, Pedro Pablo Larraín, Óscar Ebel, Inversiones Atlas SpA, Alfredo Harz, Carlos Larraín, Rodrigo Bustamante y Miguel León; mientras que en el de la segunda es el ingeniero Michael Clark”, describía el texto oficial. El prospecto de la OPA detalla que los mayores accionistas de Sartor son Pedro Pablo Larraín y Óscar Ebel, cada uno con el 26,7% de la propiedad, e Inversiones Atlas, con el 17%. Alfredo Harz y Carlos Larraín tienen 11,5% cada uno y Rodrigo Bustamante y Miguel León poco más del 3%.

El comunicado es preciso en una cosa: aquellos son los “actuales” aportantes. Pero no serán los definitivos. El reglamento interno del fondo Tactical Sport -constituido el 2 de marzo de este año- establece que Sartor deberá disminuir su presencia al cabo de un año. Dice el artículo 7 del texto: “Después de un año contado desde la creación del fondo, y mientras se encuentre vigente, ni la administradora ni sus personas relacionadas podrán poseer, en conjunto, cuotas que representen más del 20% del patrimonio del fondo”.

Así las cosas, Sartor y sus socios deberán bajar desde el actual 90% al 20% de las cuotas del fondo antes de marzo del próximo año. Y ya no serán los mayores aportantes. Para esa fecha, el fondo Tactical Sport deberá tener a lo menos ocho aportantes y ninguno podrá tener más del 20% de las cuotas pagadas. Esa restricción no aplicará si entre sus aportantes hay uno o más inversionistas institucionales que tengan, a lo menos, un 50% de las cuotas en las que se divide el fondo.

La definición, dicen abogados que conocen la estructura de los fondos de inversión privado (FIP), es habitual en estos procesos. Para poder optar a los beneficios tributarios, la administradora de los FIP no puede tener más de un 20%. Si aquello no ocurre al cabo de un año y Sartor no se diluye, el fondo no desaparece, sino que se transforma en una sociedad anónima, dicen juristas consultados.

Pero aunque cambie la disposición del capital en el fondo, no cambiará la gestión: la administradora del fondo y, entonces, la dirección de Azul Azul, seguirá en manos de Sartor, una administradora constituida hace casi una década, en 2012.Las reglas del fondo no solo obligan a que Sartor diluya su participación y agregue a inversionistas. También tiene un sentido de negocios, al incorporar más recursos para sus proyectos futuros. Y Sartor ya está mirando más allá de Azul Azul. Específicamente, a Brasil y sus equipos.

Negociaciones en Brasil

El fondo Tactical Sport tendrá una duración de 10 años, prorrogables por períodos sucesivos de dos años. Su objetivo será invertir en entidades deportivas de Chile y el extranjero, y para ese fin deberá destinar al menos el 60% del activo total del fondo, dice el reglamento, formalizado en una notaría de Santiago y al que accedió Pulso.

Según personas que conocen los últimos movimientos de Sartor, la administradora está en avanzadas negociaciones para la adquisición de un club de fútbol en Brasil, conversaciones que se aceleraron en las últimas semanas, mientras se diseñaba la OPA que lanzaron esta semana por Azul Azul. Sartor está mirando en específico clubes de primera división o que hayan descendido recientemente, haciendo con ello más atractivo su valorización futura. En 2020, en el torneo brasileño bajaron de categoría dos gigantes: Vasco da Gama y Botafogo. Para acometer ese enorme desafío, Sartor ya ha recogido el interés de personas de alto patrimonio e incluso de inversionistas institucionales por incorporarse a Tactical Sport. Con ello, además, cumplirían dos de sus propósitos: diluirse como aportantes, reduciendo su propio riesgo y cumpliendo con la normativa de los fondos de inversión, y ampliar rápidamente su cartera de inversiones, uno de los objetivos de su diseño original.

Incluso, revelan fuentes con conocimiento de la operación, Sartor ha mirado y explorado opciones también en Perú.

El reglamento del fondo determina que a la primera emisión de cuotas podrán agregarse nuevas emisiones que acuerde una asamblea extraordinaria de aportantes. Con ello, el fondo podría recaudar más recursos que los US$ 15 millones que gastará en comprar Azul Azul y que ya acreditó en un banco local. Pero además los administradores podrán emplear otra fuente de financiamiento: el artículo 23 establece que el fondo podrá endeudarse para elevar su liquidez o “aprovechar oportunidades puntuales de inversión” por hasta un 60% de los activos de Tactical Sport.

El modelo de negocios que pretende implementar Tactical Sport, y la administradora Sartor, replica de alguna manera la estrategia de grupos de inversionistas que en el mundo poseen clubes deportivos en varios países. El mayor ejemplo, a una escala planetaria, es City Football Group, que controla una decena de clubes, entre ellos el Manchester City, en la Premier League; el New York City, en Estados Unidos; Yokohama Marinos, en Japón, o Montevideo City Torque, en Uruguay. Fundado en 2013, CFG es controlado por Abu Dhabi United Group, el que a su vez está dirigido por el jeque Mansour bin Zayed al-Nahyan, miembro de la familia real gobernante del emirato de Abu Dhabi.

Azul Azul

La administradora Sartor será la que representará al fondo en las juntas de accionistas de Azul Azul. Pero ello ocurrirá recién cuando finalice la OPA, el 26 de mayo. Ese día termina la Oferta Pública y recién ahí los nuevos dueños podrán tomar control del directorio de 11 integrantes.

Azul Azul es la sociedad dueña del club deportivo y tiene un contrato a 30 años con la Universidad de Chile, desde 2007, para el uso de la marca y el nombre. En Azul Azul, los accionistas regulares tienen las acciones serie B y eligen nueve directores. La serie A tiene una sola acción. Y la tiene la Universidad de Chile, que nombra a dos directores: el ingeniero civil Andrés Weintraub y la abogada Carolina Coppo.

Hasta ahora, Carlos Heller nombra a siete directores: José Luis Navarrete, Gonzalo Rojas, Mario Conca, Sergio Vargas, Rodrigo Goldberg, Arturo Miranda y su presidente, Cristián Aubert. Solo este último sería mantenido por los nuevos dueños y, de hecho, su llegada, hace un año, tenía la misión, según varias fuentes, de gestionar la compraventa hoy en desarrollo. El precio a pagar, los US$ 15,5 millones, fueron pactados como un todo por el paquete de Heller, y de ello derivó el precio final por acción de $ 387,97. Si otros accionistas minoritarios deciden vender en la OPA, Tactical Sport comprará los títulos a prorrata de la participación de cada socio. Y Heller podría quedarse con un puñado de acciones aún.

Quien no pretende vender sus acciones es Daniel Shapira, el que a través de Inmobiliaria DSE Limitada tiene el 21,44% de las acciones de Azul Azul.

Como todos los fondos de inversión, Tactical Sport tendrá un comité de vigilancia compuesto por tres personas electas por los aportantes, quienes durarán un año en sus cargos y no podrán estar relacionados a la administradora. Sin embargo, la administradora, que hoy es el aportante principal, nominó a un comité de vigilancia provisorio hasta que la asamblea de aportantes designe uno definitivo.

El comité de vigilancia estará formado por ahora por Pedro Pablo Larraín, el socio principal de Sartor y gestor del negocio en Azul Azul; el abogado Álvaro Rosenblut, socio del bufete Albagli Zaliasnik, quien asesoró a Sartor en sus negociaciones con Inversiones Alpes Limitada, de Carlos Heller; y Martín Awad Cherit, exgerente general de TVN y exgerente general del Canal del Fútbol, lo que le permitió conocer el detalle la industria y los empresarios del sector.

Todos los años, antes del fin de mayo, habrá una asamblea ordinaria de aportantes, y deberá distribuir a sus partícipes al menos el 30% de sus beneficios netos percibidos por el fondo durante cada ejercicio.