Vicepresidente de Salmones Camanchaca: "Las transacciones ocurridas este año muestran la confianza de los inversionistas en Chile"
Para Ricardo García, este 2018 ha sido el año del salmón, no solo por la respuesta de los inversionistas, sino también por los mejores números que están acompañando al sector. En pesca, el también gerente general de Pesquera Camanchaca afirma que los industriales tomarán todas las medidas necesarias para defender sus derechos, frente al avance en el Congreso de la ley corta que quita el beneficio de la renovación de las licencias transables.
El año de la industria salmonera. Así califica Ricardo García, vicepresidente de Salmones Camanchaca y gerente general de Compañía Pesquera Camanchaca, este 2018.
Es que este ejercicio la industria fue protagonista de operaciones millonarias, como la compra de AquaChile por parte de Agrosuper y la venta de parte de Salmones Australis a la china Joyvio. Ambas operaciones remecieron al mercado dado su alto valor, con cifras que superaron los US$ 800 millones cada una y ratificaron el mejor desempeño de la industria salmonera.
Y este 2018 también fue un buen año para Camanchaca. La compañía fue pionera y en febrero colocó en la Bolsa chilena y también en la de Oslo el 30% de Salmones Camanchaca, operación que hoy ya tiene frutos positivos, pues el valor de la compañía ha subido más de 80%.
¿Les sorprendió la buena recepción que tuvieron en Noruega?
-Los resultados han excedido lo que pensábamos, en el sentido de que la recepción de los inversionistas globales, pero principalmente europeos, ha sido mejor de lo esperado y eso se ha visto no solo en la valorización que ha tenido la compañía, que ha subido más de 80% desde que se colocó en la Bolsa, sino también en la receptividad del interés en Europa o Estados Unidos.
La capitalización que hizo Salmones Camanchaca y el capital que recibió la matriz -Compañía Pesquera Camanchaca- dejaron a la compañía muy bien capitalizada y hemos podido desplegar nuestro plan de inversiones para el bienio 2018-2019, el que excede los US$ 60 millones.
Ustedes realizaron la operación en Noruega con una visión del negocio, pero por los cambios que ha tenido la industria en los últimos meses, ¿es necesario reforzar esa estrategia?
-Habíamos previsto un año con precios relativamente estables, como ha terminado siendo este año. Estamos con costos tanto en Salmones Camanchaca como en Chile bajo control y, por lo tanto, con márgenes adecuados, y en ese sentido, los resultados de las compañías están siendo los que los analistas esperaban.
El mercado de capitales nos ha sorprendido: el buen desempeño de las acciones y en particular de Camanchaca habla del apetito que tiene el sector para los inversionistas.
Estamos viendo un crecimiento de las cosechas en Chile que es consistente con lo que esperábamos e incluso un poco mejor, producto que las condiciones sanitarias chilenas han estado mejor de lo previsto.
Y la autoridad ha mostrado una actitud muy proactiva en la búsqueda de un crecimiento sustentable de la actividad en Chile y muy proactiva en hacer los ajustes normativos que permiten, finalmente, limitar los crecimientos. En ese sentido, ha habido una favorable respuesta en el mercado de capitales y lo hemos detectado en los inversionistas.
¿Qué lecciones saca de las operaciones que este año se han materializado en la industria?
-Las transacciones que Chile ha tenido este año confirman que el salmón, como producto y proteína para la alimentación humana, tiene un gran atractivo para la población mundial.
Eso ha ido avanzando en el tiempo y ha ido tomando un momentum en el mundo. Así hemos visto, en los últimos 10 años, fuertes crecimientos en Brasil y en Estados Unidos.
También en algunos países importantes, como Alemania, y en países emergentes, como México, Rusia y China. Y China es un país que desestabiliza.
Cuando compra genera efectos en sus mercados y el efecto de esta transacción de Australis es que va a confirmar que para los chinos esta es una proteína ganadora y que su país va a seguir aumentando significativamente el consumo, por lo tanto, acá había una oportunidad de poder participar en la producción de esa proteína.
¿Chile vuelve a estar en el radar?
- Confirma que Chile tiene ventajas competitivas innegables en la producción de esta tecnología. Eso ha sido reconocido por Agrosuper y por los chinos. Estas transacciones importantes durante el año muestran la confianza de los inversionistas y de las empresas productoras de proteína en Chile, como el segundo país productor de salmón.
Y con ellas, Chile mostró que tiene un orden institucional de la industria salmonera que le da estabilidad, porque durante el año 2018 finalmente decantó una regulación que, si bien es cierto, no es perfecta, logró lo que se proponía: limitar, contener y hacer sustentable el crecimiento, sin romper con principios generales filosóficos. Por todo esto, me parece que este año ha sido el año del salmón.
¿Cuál es el efecto de estos cambios en la estrategia de crecimiento de las compañías?
-En el mundo, la competencia es con los noruegos, con los canadienses y, sin duda, con los chilenos. Y ahora vamos a tener un productor local que será el segundo productor del mundo, lejos aún del primero, pero muy cerca del tercero, que es noruego, y vamos a seguir compitiendo en el mundo.
En ese sentido, no veo un impacto significativo en los mercados, pero sí tiene ventajas, porque uno de los problemas de la salmonicultura son las externalidades negativas que la producción o el cultivo de salmones genera sobre los demás partícipes de la industria.
¿Genera incertidumbre la performance sanitaria que pueda tener la competidora local más grande?
-Yo esperaría, por las razones comentadas, que el desempeño de un productor más grande sea mejor que el desempeño de un productor más chico, porque va a tener menos externalidades negativas.
¿Es necesario, entonces, que cambie su forma de operar?
-No. Creo que Agrosuper es un grupo muy conocido. Es el principal productor de proteína en Chile y tiene una historia larga. Todos hemos comido alguna vez un producto de Agrosuper y nos parece un productor respetable, que tiene una reputación y que va a tomar las medidas, ahora con mayor razón, para tener un buen desempeño sanitario.
Gremio dividido
La discusión este año se centró en el rol del gobierno. ¿Era necesario que el Ejecutivo limitara las siembras de las salmoneras?
-Sin duda, la última parte del año 2017 y este año estuvieron marcados por discusiones en torno a la efectividad y eficiencia de la manera cómo la salmonicultura chilena está regulada. Y en esto no es una sorpresa que haya habido diferencias en la visión de cómo enfrentarlo.
Pero, finalmente, el gobierno ha cumplido su rol: tiene la obligación de cuidar el patrimonio sanitario y ambiental, y entregar un marco normativo y una disciplina para que ese cuidado sea efectivo. Y al menos, al día de hoy, los resultados de esa acción del gobierno avalan una buena gestión tanto de esta administración como de la anterior.
¿Era necesario poner límites?
-Poner las reglas de manera que la iniciativa privada encauce su entusiasmo en avenidas sustentables y que no generen crisis ambientales o sanitarias. En eso, en mi opinión, la regulación ha sido efectiva.
Obviamente, cuando se entra al detalle, hay espacios de mayor eficiencia en la manera cómo se regula el sector y hay una buena disposición del gobierno actual de hacer algunas mejoras.
¿Más restrictivas?
-Hay una aspiración del gobierno y del sector de avanzar de una manera efectiva y eficiente en lo que se ha llamado relocalizaciones y fusiones. En Salmones Camanchaca lo vemos con buenos ojos y nos sumamos al gremio, donde este también ha sido un tema activo e importante, y como dicen los dichos, "el éxito está en los detalles".
En ese sentido, nosotros somos partidarios de avanzar en una relocalización y fusión de concesiones; somos conscientes de que hoy hay aproximadamente un 50% de las concesiones que no se está usando, que hay algunas que son muy pequeñas y que se podría ganar cierta eficiencia en la medida en que fueran más grandes, así como también hay algunas que están muy unidas unas a otras.
Pero esto tiene que ser, en opinión nuestra, bajo ciertos principios. Uno de ellos es que, efectivamente, se produzca un distanciamiento.
Un segundo punto es que sean sobre concesiones que efectivamente se hayan usado, porque puede haber concesiones que son una invención, porque tienen condiciones oceanográficas que son imposibles. Tiene que haber habido una historia de producción en algún momento que justifique la fusión.
¿Qué otra condición es necesaria?
-Un tercer elemento es que el proceso de fusión debe ser bajo el paraguas que hoy se conoce como el programa de reducción de siembras o PRS, el que debe extenderse durante algunos ciclos, demanera que no se logre, a través de la fusión y relocalización, un crecimiento que pueda no ser sustentable.
¿Ese criterio es compartido?
-Creo que ha habido diferencias en algunas empresas, porque quizás los cambios normativos y regulatorios que ocurrieron hace más de dos años en Chile encontraron a las empresas en distintas condiciones y a algunas que habían decidido utilizar muy poco sus activos, las encontraron con un factor de utilización bajo y, por ende, con dificultades para poder crecer todo lo que creían.
Pero esas circunstancias no son problema de la regulación chilena, sino que fueron decisiones que cada uno tomó. Pero creo que en este tema de fusiones y relocalizaciones hay mucho menos diferencias. Y que se enmarquen en el PRS es más compartido.
¿Ahora sí se logró la armonía entre las industrias del sector?
-Ha habido armonía siempre, porque los intereses de todos -o casi todos- han sido buscar un crecimiento sustentable y un ordenamiento que permita que Chile pueda ser el segundo productor mundial de salmón, que conviva armoniosa y responsablemente con el medioambiente, y que sea un producto sanitariamente estable.
En definitiva, que el país sea capaz de darle seguridad al mundo que va a poder contar con salmón todas las semanas durante todo el año. En ese sentido, ha habido siempre armonía.
Sí ha habido algunas diferencias en la manera de implementar algunas cosas, y como este ha sido un gremio numeroso, siempre esos puntos de vista pueden generar algunas diferencias.
Tales diferencias se hicieron notar en las conversaciones que tuvieron con el gobierno. ¿Eso demoró la toma de decisiones?
-El gobierno ha actuado de la manera correcta, escuchando a las empresas, y una vez que las empresas han aportado, tomando las decisiones que tiene que tomar y donde, probablemente, no deja contento a todo el mundo, pero esa es la labor del gobierno. Y como digo, los resultados, hasta ahora, avalan que esas acciones que han tomado este gobierno y el anterior van en la dirección correcta.
"No tiene sentido el linchamiento mediático en contra del sector pesquero"
¿Por qué se demoraron en sacar la voz y actuaron solo a través de un inserto firmado por todas las compañías?
-Porque el proyecto de ley corta y las iniciativas parlamentarias que están dando vueltas tienen pocos meses.
Al consultar, varios ejecutivos querían esperar a que terminara el caso Corpesca para comenzar a sacar la voz. ¿Eso fue así?
-A mí me parece que son dos cosas diferentes. La situación del caso Corpesca es una situación judicial que tiene su proceso, y si hubo irregularidades, los que las cometieron tienen que recibir su sanción, pero eso no tiene que ver con la institucionalidad que gobierna a un sector de la economía.
¿No está relacionado que no los escuchen con la reputación que tiene el sector?
-Si uno mira la historia, siempre ha habido episodios en los países que causan conmoción, algunos relacionados con los gobiernos, otros relacionados con las empresas y otros relacionados con otras instituciones, como la Iglesia y las Fuerzas Armadas.
Yo no conozco ningún político que esté proponiendo que no haya más carabineros en Chile, no he escuchado a nadie que diga que se cierren las empresas mineras porque hubo problemas con una minera (San Esteban), ni que se cierren las tiendas grandes porque hubo problemas con el caso La Polar.
La sociedad se conmociona bajo un hecho particular, pero no necesariamente la sociedad extermina a todo un sector. Acá creo que si alguien cometió una ilegalidad hay que dejar que los tribunales funcionen, y cuando lleguen a una conclusión definitiva, habrá que aplicar las sanciones que correspondan.
Pero no me parece que implique que todo un sector de la economía deba ser dañado ni perjudicado como si fuera una suerte de linchamiento, eso no me parece propio de un país civilizado y democrático.
No tiene sentido el linchamiento mediático en contra del sector pesquero, que perjudica no solo al sector, sino al país, y entender que estas iniciativas legales son como consecuencia de eso me parece conceptualmente equivocado.
¿Y con esta arremetida (inserto), han visto cambios?, porque ya perdieron las licencias de pesca renovables.
-El proyecto de ley corta es el pago que el gobierno está haciendo por los votos que consiguió de un senador; un buen negocio electoral y un mal negocio para el país.
En base a la Ley de Pesca de 2013, amplísimamente discutida y debatida, y votada a favor por más de 90 parlamentarios, más de 20 en exceso de lo necesario, el Estado de Chile ofreció un canje voluntario de permisos indefinidos por licencias renovables, una propuesta voluntaria que los pescadores industriales aceptaron de buena fe y que ahora ven vulnerado.
Los permisos indefinidos o las licencias renovables son el mecanismo de acceso a la pesca utilizados por todos los países pesqueros del mundo desarrollado, y si este proyecto es aprobado, Chile se aleja totalmente de las buenas políticas públicas de la Ocde.
Lo anterior es malo para la sustentabilidad de las pesquerías, malo para la libre competencia y la competitividad del sector, y pésimo para la economía de Chile, pues sienta un horrible precedente.
¿Qué harán ahora?
-Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para defender nuestros intereses. Esa es nuestra labor y obligación, no podría ser de otra manera. Cómo podríamos dejar de hacer lo que podemos hacer por gusto.
Tenemos que hacer todo lo que podamos hacer y habrá que enfrentarse con quien corresponda enfrentarse. Uno tiene la obligación de defender sus intereses.
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